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En 1759, Fernando VI autorizó la construcción de la Fortaleza de San Fernando, en Honduras, que terminó en 1775 - ABC

Los 306 héroes canarios que fueron a la Costa de los Mosquitos en 1787

230 años de la expedición de isleños que salió de Canarias rumbo a Centroamérica para colaborar con la Corona

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Fue el 22 de mayo de 1787 cuando el barco La Sacra Familia capitaneado por Gabriel Serra fijó rumbo a la Costa de los Mosquitos, en Centroamérica, para llegar a Trujillo, que se encuentra en el norte de lo que hoy se conoce como Honduras.

Un total de 306 isleños de 60 familias canarias se enronlaron en esta aventura de forma voluntaria para cooperar con la Corona. La Corona pagaba en especies con materiales de labranza y deducción de impuestos generales en origen. De la presencia de este grupo de canarios dependía que ese suelo formara parte de España.

Juan Manuel Santana y José Santonio Sánchez, de la ULPGC, recuerdan que las primeras noticias que hay de la llegada de estos canarios es del 15 de julio de 1787.

Allí recibieron raciones de comida por un año, mantas, vestuario, animales, herramientas de labranza como arados, y fusiles.

Los héroes canarios cruzaron el Atlántico y formaron parte de los ambiciosos proyectos colonizadores de los Borbones, "que aspiraban a reforzar de esa manera unos territorios estratégicamente importantes pero a los que hasta entonces se había prestado escasa atención, favoreciéndose la presencia de otras naciones", apunta María Luisa Martínez de Salinas Alonso, profesora titular de Historia de América de la Universidad de Valladolid.

Para esta experta universitaria la expedición canaria, aunque "numéricamente modesta", contribuyó "eficazmente a sustentar los planes de reforma americana que imponía la compleja política internacional del siglo XVIII" y que puso de manifiesto la necesidad de "afianzar la soberanía hispana en zonas muy concretas, no solo ejerciendo una fuerte presión militar, sino sobre todo poblándolas con colonos" españoles que aseguraran con su presencia "la posesión de los territorios en conflicto e iniciaran la explotación de la tierra".

Los ingleses también optaban a controlar este territorio, "todavía sigue siendo un tema del que quedan muchas cosas por conocer". La presencia en esta zona era muy compleja porque, desde Jamaica, los ingleses estaban presionando y, de hecho, estaban fundando una serie de puntos con una economía basada redes de contrabando. Pero fue el 23 de enero de 1787 cuando España encarga un viaje desde las islas Canarias bajo el mando técnico del que fuera comandante general de Canarias, el marqués de Branciforte, y el juez de Indias del archipiélago, Bartolomé de Casabuena. Ellos dirigieron todo el aparato para que a los canarios no les faltara de nada.

Los canarios que se marcharon a la Costa de los Mosquitos tenían profesiones agricultores y oficios de mecánica. Era gente muy pobre que veían en la colaboración con la Corona una fórmula para generar ingresos en áreas como Río Tinto, Cabo de Gracias a Dios, Bluefields y la embocadura del Río San Juan. Una zona muy peligrosa porque los británicos tenían todo el suelo controlado.

El 21 de mayo de 1787 el buque partió desde Tenerife con sus 306 ocupantes conteniendo, entre otros productos, 20 barriles de carne de vaca salada de la tierra, seis cochinos, seis carneros, dos cabras de leche, tres terneras, 150 gallinas, 500 huevos, producción de 5 fanegadas de garbanzos, arroz, fideos, macarrones, sal, cabos de ajos, queso, pescado salado, vino, vinagre, azafrán, canela, higos pasados, producción de 60 fanegadas de papas, mantequilla, aceite, velas de sebo, arenques, producción de 12 fanegadas de cebada, aceitunas, cebollas, calabazas, 12 jamones y salchichones.

Pero los problemas de la tierra a la que iban los canarios y la coyuntura política internacional no generó el resultado deseado. La supervivencia resultó muy difícil para la mayor parte de los pobladores.

La expedición representa un buen ejemplo de la capacidad pobladora de las gentes del archipiélago, aunque las dificultades de la tierra a la que se dirigían los colonos y las propias circunstancias internacionales "mermaron el resultado de la empresa y la supervivencia resultó muy difícil para la mayor parte de los canarios", recuerda Martínez de Salinas Alonso .

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