Sociedad

La dramática agonía de la Laguna de Gallocanta

El mayor humedal salino de la Península, en estado crítico por la sequía extrema

Agosto extremo en pleno enero. Escultura de una grulla ante el desnudo paisaje que debería estar lleno de agua F. Simón

R. P.

La Laguna de Gallocanta, el mayor humedal salino de la Península y considerado por los expertos como el mejor conservado de Europa, atraviesa meses de desolación por la sequía . La falta de agua ofrece una estampa dramática en un enclave de excepcional valor medioambiental, especialmente por su extraordinaria importancia como zona de nidificación o de paso de decenas de miles de aves cada año.

Es precisamente entre noviembre y febrero cuando Gallocanta, en condiciones normales, vive sus jornadas más espectaculares. Es por el tradicional trasiego masivo de grullas que recalan en este humedal en sus viajes migratorios . Pero la sequía rotunda que asfixia a esta reserva natural ha hecho que, en esta ocasión, los censos de aves anden bajo mínimos, tanto como el agua de la que depende la vida en este punto.

Donde debiera haber agua queda ahora una costra de tierra seca y de sal Fabián Simón

Declarada Humedal de Importancia Internacional y Reserva Natural , la Laguna de Gallocanta debería andar sobrada de agua en esta época del año. Sin embargo, ofrece una estampa propia de veranos tremendamente severos. En los momentos de máxima inundación, el nivel del agua en Gallocanta puede alcanzar una profundidad de más de dos metros. Ahora, sin embargo, la laguna se ha tornado en un enorme erial, seco y con una costra de sal por la evaporación, con un minúsculo reducto de agua en el que se agolpan las escasas poblaciones de aves que siguen aguantando en el enclave.

La laguna se ha tornado en desierto Fabián Simón

En los últimos meses de 2016 llegaron a contabilizarse en un día 29.000 grullas. Fue el récord de aquella temporada. Este año, sin embargo, el día que más grullas se han contado en Gallocanta han sido 9.345, lo que da idea del impacto que está teniendo la sequía en un humedal en el que se han llegado a detectar 220 especies de aves entre nidificantes, invernantes o de paso.

Aves agolpándose en el minúsculo reducto de agua que queda en Gallocanta F. S.

Situada a mil metros de altitud y a caballo entre las provincias de Teruel y de Zaragoza, la Laguna de Gallocanta lleva meses de asfixia por la extrema sequía. Afecta de lleno no solo a la fauna, sino también a la decisiva variedad vegetal de este paraje. De las extensas praderas subacuáticas de la laguna no quedan ahora más rastro que el de la costra seca. Además, la escasez de agua hace que las aves que recalan allí sean mucho más vulnerables frente a sus depredadores. Y, por si fuera poco, la sequía también azotó a las cosechas de cereal de los campos que rodean a este humedal y cuyos rastrojos sirven a las aves de preciado alimento que esta temporada anda igualmente escaso.

La Laguan de Gallocanta abarca miles de hectáreas. Exatamente, 1.924 de Reserva Natural, y otras 4.553 hectáreas de zona periférica de protección. La abundante masa de agua que debería cubrir el terreno en esta época del año ha dado paso a un paisaje semidesértico.

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