El oso, una amenaza añadida para la ganadería extensiva en el Pirineo aragonés
El oso, una amenaza añadida para la ganadería extensiva en el Pirineo aragonés
Sociedad

Denuncian otro ataque de un oso a un rebaño de ovejas del Pirineo aragonés

Los ganaderos advierten que la situación, entre los lobos y el oso, es insostenible y cargan contra el Gobierno aragonés

Zaragoza Actualizado: Guardar
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A la polémica por los reiterados ataques de lobos que se vienen produciendo en la zona este de Aragón durante los últimos meses, con cuantiosas pérdidas económicas, ahora un rebaño de ovejas del Pirineo aragonés ha sufrido también el ataque de un oso. La situación, según los ganaderos, es insostenible. Y acusan al Gobierno aragonés de inacción, al incumplir «sistemáticamente y desde hace varias legislaturas» sus promesas de apoyo a los ganaderos para resarcirles de los daños ocasionados por los ataques de depredadores. Dicen que ya sufrieron de lleno los recortes en la etapa de gobierno de Luisa Fernanda Rudi (PP) y que se mantiene la misma tendencia con el actual Ejecutivo regional del socialista Javier lambán.

Este último incidente con un oso se ha producido ahora en la zona de San Martín de Veri, en la comarca oscense de La Ribagorza, que limita con Cataluña.

Según ha explicado a ABC el secretario general del sindicato agrario Asaja en Aragón, Ángel Samper -quien también es ganadero-, este tipo de ataques de oso se vienen repitiendo desde hace varios años. Los achacan a una osa eslovena que fue introducida por las autoridades galas en el lado francés del Pirineo, pero que «se ha hospedado» en la vertiente española de esta cordillera.

«Es difícil dar una cifra exacta de los ataques de oso que sufren las cabañas ganaderas del Pirineo aragonés, pero podría estar entre los 15 y los 20 por temporada, entre la primavera y el otoño, que es cuando los rebaños suben a los pastos de las zonas altas de montaña», explica Ángel Samper.

El problema -denuncia- es que la Administración autonómica pone trabas para reconocer que los ataques son obra de un oso. «Se da el caso, con frecuencia, de que un agente de protección de la naturaleza del Gobierno aragonés que trabaja sobre el terreno da fe de que, efectivamente, el ataque ha sido obra de un oso y, luego, cuando toca buscar la ayuda económica para que la Administración resarza al ganadero por ese ataque, se acaba concluyendo el expediente asegurando que no hay certeza absoluta de que aquel incidente hubiera sido obra de un oso».

Ángel Samper no puede ocultar su irritación cuando recuerda la postura manifestada persistentemente desde hace semanas por la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno aragonés, que apuesta por « la convivencia» del lobo -y del oso- con la ganadería extensiva. «Eso es un disparate, especialmente con los lobos, porque es imposible la convivencia entre el ganado y unos animales que son depredadores y carnívoros». «El lobo es considerablemente más peligroso que el oso para el ganado», indica Samper, porque «el oso es omnívoro, pero el lobo es estrictamente carnívoro y, a diferencia de los osos, para los lobos la caza no solo es una forma de alimentarse sino también un juego instintivo».

«Que se lleven los lobos a Zaragoza, a ver qué tal»

«Si al Gobierno aragonés tanto le gusta la convivencia con el lobo, que se los lleven al Parque Grande de Zaragoza capital, a ver qué tal», indica con ironía el secretario general de Asaja. Y subraya: «Si no rectifican y mantienen esa tesis de la convivencia imposible entre el lobo y la ganadería extensiva, que emprendan un plan económico para desmantelar este sector ganadero, porque es imposible que subsista teniendo que soportar estas pérdidas en una actividad económica que está ya en situación crítica por sus rendimientos».

El ataque del oso que se ha producido en los últimos días parece ser la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los ganaderos de zonas afectadas por los ataques de fauna silvestre reintroducida en Aragón -el oso procede de introducciones realizadas en el lado francés del Pirineo, y el lobo ha llegado de ejemplares existentes en Cataluña-.

Todo esto, además, tras años en los que las prometidas ayudas para resarcir a los ganaderos no han hecho más que reducirse hasta su práctica desaparición. «El Gobierno aragonés pretende que confiemos en ellos cuando nos anuncia un plan de ayudas para esa pretendida 'convivencia' con el lobo. Pero es imposible esa confianza, porque estamos hartos de promesas incumplidas. ¿Cómo nos van a pedir que nos creamos estas ayudas para el lobo, cuando nos han retirado las que había para los ataques de oso?», se queja el secretario regional de Asaja en Aragón.

Explica que, con el paso de los años, se han reducido hasta la nada las ayudas para que los ganaderos del Pirineo contrataran pastores con los que cuidar sus rebaños frente al ataque del oso. «En 2014 y 2015 aún hubo algunas pequeñas ayudas, mínimas e insuficientes, pero es que ahora ya no hay ninguna», se queja Samper.

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