Ocio y cultura

La Cartuja de las Fuentes: oasis de historia y arte en el desierto de los Monegros

Salvado de la ruina por la Diputación de Huesca, el monumental monasterio ha resucitado como potente enclave turístico

La riqueza decorativa y arquitectónica del barroco sobresalen en esta Cartuja en tierras oscenses

ABC

Amanecía el siglo XVI cuando los Condes de Sástago fundaban la primera Cartuja de las erigidas en el Reino de Aragón. Como lugar de emplazamiento, los condes escogieron una antigua ermita dedicada a la Virgen de las Fuentes, en la que se hallaban los restos de un hijo fallecido. Corría el año de 1507 en los Monegros , muy cerca de la actual Lanaja y la esterilidad de la tierra y a la aridez del clima obligaron a sus moradores a abandonar este primer asentamiento, para instalarse en las proximidades de Zaragoza.

Años más tarde, en 1589, la Orden Cartuja tuvo que regresar al monasterio para poder recibir una herencia que estaba ligada a la fundación. Estos recursos económicos permitieron emprender la construcción de un nuevo conjunto monástico situado en un llano cercano al antiguo establecimiento. Las obras de la nueva cartuja se prolongaron durante buena parte del siglo XVIII , siendo la etapa de mayor actividad constructiva la que va entre los años de 1745 y 1777.

Ya entrado el siglo XIX, la Cartuja padeció el azote de la Guerra de la Independencia y, poco después, los decretos desamortizadores de Juan Álvarez de Mendizábal pusieron término definitivo a la vida monástica. A partir de ese momento, los usos indebidos, el abandono y, en definitiva, la desconsideración de su valor histórico y riqueza artística ocasionaron graves daños al monumento, deterioro que ha continuado hasta que la Diputación Provincial de Huesca, en junio de 2015, lo adquirió con el fin de recuperarlo para uso y disfrute de todos los ciudadanos.

Adquisición y recuperación

En total, la DPH ha consignado un presupuesto de más de 1,2 millones de euros para rescatar y sacar del olvido este importante patrimonio de la provincia altaoragonesa . A su adquisición se destinaron 262.000 euros y los primeros trabajos han estado centrados en la rehabilitación y sustitución parcial de las cubiertas -más de 800 metros cuadrados- de cara a frenar las filtraciones de agua y para lo que ha sido necesario retejar y consolidar las cubiertas del cuerpo de iglesia y sus capillas laterales.

Asimismo se ha intervenido sobre el cimborrio del crucero, el transepto y cabecera de la iglesia, la capilla del Santísimo y su cimborrio. De forma simultánea se han efectuado las obras de recuperación del chapitel de la torre de la iglesia, por el peligro que presentaba para la integridad del conjunto edificado y para la seguridad de las personas en sus inmediaciones. Finalmente hay que añadir los primeros trabajos de mejora en los accesos, limpieza, desbroce, reparación de puertas y la traída de agua y conexión eléctrica.

Gracias a esta primera fase de actuación es posible, en la actualidad, disfrutar la sobria y austera arquitectura cartuja que, sin embargo, esconde ricos lugares como la Iglesia, la sacristía, el claustrillo, las capillas o el gran claustro central o cementerio delimitado por los restos de las antiguas celdas. También destacan edificios singulales como el bloque de portería-hospedería o el inmueble identificado en jerga cartujana como «Obediencias».

Ricos murales tras una arquitectura sobria

La segunda fase planificada por la Diputación Provincial de Huesca responde a la necesidad de recuperar los elementos clasicistas del barroco tardío y, sobre todo, la profusa decoración mural llevada a cabo entre 1770 y 1780 por el artista cartujo zaragozano fray Manuel Bayeu, a la sazón cuñado de Francisco de Goya .

En total, 238.000 euros para continuar con la rehabilitación en 1.300 metros cuadrados de las cubiertas. Concretamente los que afectan a espacios con pinturas y que se encuentran en peor estado. El trabajo, como ya ha ocurrido en la primera fase, es muy artesanal. Así, se desmontaron a mano las cubiertas -de teja árabe- para reponer la estructura. La idea de partida es recuperar el 75% para volver a utilizarlas, tras su limpieza, con aporte de cerámica similar a la actual.

El buen trabajo efectuado en esta fase – ya finalizado en junio pasado- ha evitado la pérdida de más de 250 composiciones de pintura al fresco , aplicada en brillantes colores, que cubren virtualmente todos los paramentos, bóvedas y cúpulas de la iglesia, las capillas, el claustro menor, la sacristía y la sala capitular. Estos frescos retratan –según la idea de Fray Manuel Bayeu- episodios evangélicos de Jesús y María, santos, apóstoles, dogmas y misterios de la fe, y diversas alegorías de virtudes morales y religiosas.

Cubiertas recompuestas al completo

Tras la actuación urgente, basada en la rehabilitación del chapitel y la cubierta, con el fin de frenar cuanto antes el deterioro de las pinturas de Bayeu, ha tenido lugar una tercera fase que ha contado con un presupuesto de 350.000 euros y que ha permitido finalizar las actuaciones en las cubiertas. Las labores de reparación comprenden las zonas del atrio, la galería noroeste, la sacristía archivo, la galería central, las galerías del claustro, el patio exterior y el cobertizo. Se ha actuado también en los vanos de iluminación conformados con piezas de alabastro y se ha llevado a cabo la limpieza de las zonas afectadas por hundimientos en la zona del claustro y patios interiores.

DPH. Del pasado para el futuro

Guerras, desamortización, inclemencias climatológicas y despoblación han arañado unos muros, sencillos en la mayor parte de las dependencias, pero que guardaban una iglesia, una sacristía y un claustro dignos del barroco más moderado y clasicista. Dejar que cinco nuevos siglos cabalguen sobre su dolida silueta sepultaría definitivamente una página de nuestra historia y nos alejaría, un poco más, de lo que un día fuimos.

Además de un nuevo punto de sujeción al que pueden asirse los habitantes de esta zona de los Monegros, la Diputación Provincial quiso que las reivindicaciones que se venían realizando, y que alertaban del mal estado del monasterio, no cayeran en saco roto. No se podía admitir que un Bien de Interés Cultural, referente del patrimonio altoaragonés como es la Cartuja de las Fuentes, se perdiera y cayera en el abandono por la inacción y desinterés de las Administraciones.

Estas fueron las razones que llevaron a la Diputación Provincial de Huesca a firmar, en acto público el 2 de junio de 2015, la adquisición de la Cartuja de las Fuentes.

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