Salvador Sostres - TODO IRÁ BIEN

Vivir de pie

Salvador Sostres
Madrid Actualizado: Guardar
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Más allá de las personas concretas que han sido destrozadas por acusaciones que luego se han demostrado completamente falsas, está la pobrísima calidad del debate público español, propiciado por la izquierda y tolerado por la derecha, que en lugar de revolverse contra tanta infamia, fluye con ella abandonando a su suerte no sólo a los afectados por los distintos linchamientos, sino a la más delicada esencia de aquello en lo que se basa un Estado de derecho y la convivencia pacífica y ordenada.

No cabe duda de que Rita Barberá perjudica al Partido Popular permaneciendo en su escaño de senadora. Pero no cabe duda, tampoco, de que es atroz el contexto político y moral que entre todos hemos creado; un régimen macarra en que la insidia ha ocupado el lugar de la verdad, la justicia se ha vuelto justiciera y nuestra honorabilidad y nuestras vidas están a la merced de cínicos e hipócritas que han hecho del linchamiento su forma de relacionarse con los demás.

Los mismos socialistas que estos últimos días se han dedicado a vilipendiar a la señora Barberá, salieron ayer en famélica legión a defender a Chaves y a Griñán. El especial ensañamiento con que efectivamente se tratan los asuntos que afectan al Partido Popular añade un componente sectario al desolador panorama, pero no es lo más grave.

Lo terrible es que hoy en España sale gratis pisotear la dignidad de cualquiera con no más que infundios, rumores, medias verdades o mentiras completas. En nombre de una corrección política inventada por resentidos y perdedores, y demás gentuza que nunca está a la altura de lo que reclama, la presunción de inocencia ha sido escandalosamente sustituida por el kafkiano tormento de tener que demostrar que eres inocente, la más elementales garantías han sido desterradas, y jueces partidistas y envalentonados dictan sentencias más ajustadas a su ideología que a la Ley.

Hay algo peor que robar, y son las ejecuciones sumarias, aunque sean metafóricas. Y hay algo incluso peor que los linchamientos de los macarras con su totalitarismo desesperado, y es la dejación intelectual de los que, pudiendo rebelarse contra el atropello, sucumben a lo injusto y a lo miserable por miedo a perder votantes. O lectores.

El fascismo empieza siempre laminándote la dignidad hasta que todo el mundo asume que eres un despojo, lo más sucio, escoria. Entonces, ¿qué importa dejarte sin trabajo, robarte las propiedades, hacinarte en un campo de concentración o matarte, si a los ojos de tus verdugos ya no eres un hombre, sino una asquerosa y maloliente rata?

Vivimos tiempos oscuros y difíciles y no los sobreviviremos si no aprendemos a diferenciar lo que es fácil de lo que está bien. La primera higiene democrática es vivir de pie.

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