Vicario Setién, tras su llegada a España
Vicario Setién, tras su llegada a España - ABC
COLABORACIÓN ANTITERRORISTA

Vicario Setién: el rostro que refleja la derrota de ETA

Tras quince años en cárceles de Francia, está ya a disposición de la Justicia española uno de los carceleros que torturó a Delclaux y Aldaya. Le aguardan más años de prisión, sin haber logrado ninguna de las demandas de la banda

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Es la imagen misma de la desolación, captada por los agentes de la Policía Nacional que le han traído desde París a España para que siga cumpliendo cárcel por sus muchas fechorías. El pistolero Gregorio Vicario Setién ha pasado 30 de los 58 años de su existencia en ETA. Más de la mitad de su vida. Primero, en las duras condiciones de la clandestinidad. Después, sufriendo el rigor de las cárceles francesas. Llega a España vinculado aún a una banda ya derrotada, que ha provocado mucho dolor, pero no ha conseguido ninguna de sus reivindicaciones. El País Vasco forma parte de España y, además, su brazo político ha perdido poder tras someterse al veredicto de las urnas en las últimas consultas electorales.

Detenido en marzo de 2001 en Annonay, tras haber participado en el robo de 1600 kilos de explosivos y detonadores en un almacén situado cerca de Grenoble, ha cumplido en Francia 15 de los 18 años a los que le condenó el Tribunal Especial de lo Criminal de París. Ahora ha sido entregado definitivamente a España para ser juzgado por, entre otros, los delitos de asesinato, atentado terrorista, detención ilegal, falsificación, robo, pertenencia a banda armada y terrorismo.

A las órdenes del batasuno «Pipe»

Vicario Setién se formó como pistolero en el «comando Barcelona» que dirigía Felipe San Epifanio, «Pipe» poco después de haber formado parte de la mesa nacional de Herri Batasuna y de una red mafiosa que exigía el «impuesto revolucionario». Con este grupo terrorista participó en la colocación de un coche bomba en la Ciudad Condal, que pudo ser desactivado, y de un artefacto en un restaurante, en el Puerto Olímpico, que causó heridas a varias personas, entre ellas una mujer en avanzado estado de gestación, que perdió al bebé.

Además, está implicado en la colocación de otro coche bomba en la estación de Sants que provocó daños materiales; en el asesinato del coronel del Ejército Leopoldo García Campo y en un atentado contra el Gobierno Militar de Barcelona, que causó la muerte al transeúnte Vicente Beti Montesinos y heridas a otros seis civiles.

Intervino, también, en los secuestros de los empresarios vascos Cosme Delclaux y José María Aldaya, puestos en libertad tras pagar sus familiares un elevado rescate.

El frustrado alzamiento de ETA

ETA nació hace más de medio siglo para imponer un «estado vasco independiente y socialista» y expulsar al Ejército y a las Fuerzas de Seguridad del País Vasco, mediante una sublevación del pueblo alzado en armas. Después, rebajó sus exigencias y de proclamar en sus inicios que la independencia no se negociaba, si no que se imponía mediante una «victoria militar», pasó a proponer «mesas de diálogo», como la de Argel. Media siglo después, ni Vicario Setién ni sus compinches han logrado ni una sola de las demandas de la banda terrorista. Ni siquiera la amnistía. El pueblo vasco que ansiaba sublevar, le ha acabado por dar la espalda a medida que ha perdido capacidad operativa, después de años de complicidad, por miedo. El etarra Setién se pone ahora a disposición de la Justicia y cuando cumpla condena por sus fechorías, regresará a su Durango natal, con las manos aún manchadas de sangre, pero vacías.

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