EL OASIS CATALÁN

Una ventana de oportunidad

La prisión de Oriol Junqueras, un consejero y dos activistas, ¿hará variar sustancialmente el resultado? Serias dudas

Oriol Junqueras REUTERS

MIQUEL PORTA PERALES

Aunque resulte extraño, el nacionalismo -por extensión, el independentismo- nunca ha sido la opción mayoritaria de los catalanes, salvo en dos ocasiones. Si exceptuamos 1980 -una sopa de letras de difícil interpretación-, en las diez elecciones restantes, el nacionalismo -CiU, ERC y la CUP- ha obtenido la mayoría absoluta en tres ocasiones. Por la mínima: 1984 (51%), 1992 (55%) y 1995 (54%). En las elecciones restantes se ha movido alrededor del 44%. Conviene destacar que en las elecciones celebradas durante el «proceso», el secesionismo tampoco fue la opción preferida por la mayoría: 2012 (48, 72%) y 2015 (47,80). Dos elecciones en las que el secesionismo pidió una «mayoría excepcional» (2012) o las consideró como «plebiscitarias» (2015). La mayoría excepcional no vino y el «plebiscito» se perdió. Pero, no se reconoció el fracaso y se persistió en la ficción.

A tenor de la encuesta del CIS, el secesionismo perderá también la supuesta «segunda vuelta del referéndum del 1-O» con un 44,4%. Uno de los peores datos de la serie que empieza en 1984. De dicha encuesta conviene destacar también la escala de preocupaciones: el desempleo (27, 6%), la independencia (14,6%), la falta de diálogo entre el Estado y la Generalitat (12,2%), la falta de autogobierno (11%), la aplicación del 155 (10,8%). Cinco años de «proceso» y los datos -tozudos- dicen lo que dicen. A ello añadan que el 48,9% cree que la situación está peor que hace dos años y el 40% que la economía también está peor que hace dos años.

La encuesta del CIS muestra que la correlación de fuerzas entre nacionalistas/secesionistas y constitucionalistas ha variado poco desde hace tres décadas. De hecho, un empate técnico: nacionalistas/ secesionistas 44,4% y constitucionalistas 44,3%. Un dato relevante: el secesionismo puede perder la mayoría en votos y escaños. Y, en consecuencia, puede perder el poder. Pero, para que el constitucionalismo llegue a la Generalitat, se necesitará la colaboración -activa o pasiva- de Catalunya en Comú Podem, ese mix equidistante, ambiguo y contradictorio formado por el colauismo y el podemismo catalán.

La prisión de Oriol Junqueras, un consejero y dos activistas, ¿hará variar sustancialmente el resultado? Serias dudas. Por tres razones: porque, el voto secesionista ya está movilizado; porque, lo que puede ocurrir es que parte del voto de Junts per Catalunya pase a ERC; porque, el voto constitucionalista -el voto de la reconciliación- aún puede movilizarse más como reacción a los efectos devastadores -recuerden los datos de la encuesta sobre la situación económica- del «proceso». Una ventana de oportunidad a la democracia, la concordia y el sentido común.

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