España-EE.UU.Unas relaciones erosionadas desde la guerra de Irak

El actual Gobierno dedicó buena parte de su esfuerzo en política exterior en tratar de recomponer una relación con Estados Unidos que se vio sensiblemente dañada por la retirada de las tropas de Irak ordenada por José Luis Rodríguez Zapatero.

El anterior jefe del Ejecutivo, a quien George Bush nunca quiso recibir en la Casa Blanca, trató de enmedar su error inicial aprovechando la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca y, sobre todo, al final de su segunda legislatura, aceptando que la base de Rota acogiera el escudo antimisiles de la Alianza Atlántica.

Sin embargo, las heridas tardaron en sanar. Fueron precisos muchos contactos a distintos niveles para que Washington volviera a sentir que España es un aliado fiable.

La prueba más clara la dio el Gobierno de Rajoy aceptando la petición estdounidense de que sus marines pudieran usar la base de Morón de la Frontera para instalar allí la sede permanente de su mando miliatr para África.

Todo ello facilitó la firma del Tercer Protocolo de Enmienda del Convenio Defensivo entre los dos países, por el que, además de los hasta 4.250 efectivos de personal militar de EE.UU. y 1.000 de personal civil autorizados a desplegarse en la Base de Rota, junto a los cuatro destructores, se eleva hast a2.200 el número máximo de militares en la base de Morón.

En contrapartida, Washington, tras unas largas negociaciones, terminó suscribiendo un acuerdo para la retirada de Palomares de la tierra contaminada que aún permanece allí desde que hace cincuenta años se produjo el accidente de unos aviones norteamericanos que dejaron caer unas bombas termonucleares. El acuerdo se firmó en octubre durante la visita del secretario de Estado, John Kerry, que también había sido pospuesta en varias ocasiones.