El último aldabonazo del Rey en defensa del Estado de Derecho

Don Felipe remarcó en Barcelona que el juez es la «garantía» de que los políticos actúen bajo la ley

El Rey, ayer en Barcelona INÉS BAUCELLS

DANIEL TERCERO/JESÚS HIERRO/ANNA CABEZA

Respaldo público y apoyo total del Rey Felipe VI a las actuaciones del Poder Judicial español, en uno de los momentos de máxima tensión derivados de la decisión de un tribunal regional alemán que ha denegado la entrega de Carles Puigdemont a la Justicia española por el delito de rebelión. El Monarca defendió ayer en Barcelona que los jueces españoles son «independientes, inamovibles, responsables, sometidos únicamente al imperio de la ley» y «garantes de la legalidad de la acción de los poderes públicos».

Felipe VI presidió el acto de entrega de los despachos a la 67ª promoción de la Carrera Judicial, la última hornada salida de la Escuela Judicial, fija en Barcelona desde hace 21 años, y en cuyo evento coincidió con el ministro de Justicia, Rafael Catalá , el presidente del Tribunal Supremo (TS) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, y la directora de la Escuela Judicial, Gema Espinosa, que a su vez es la esposa del magistrado del TS que instruye la causa contra los cabecillas del «procés» ilegal secesionista, Pablo Llarena.

En este sentido, la presencia de Llarena en la platea del Auditorio, escenario del acto de entrega de los diplomas, causó cierto revuelo e interés entre los asistentes (gran parte de los miembros del CGPJ y los familiares de los nuevos 65 jueces que se distribuirán por toda España) y los medios de comunicación.

Así, no pasaron inadvertidas las escenas en las que Llarena intercambió comentarios con el máximo responsable de los Mossos d’Esquadra, Ferran López -que la Audiencia Nacional tendrá que decidir si lo incorpora en la causa que instruye Carmen Lamela-, ni el breve corrillo que Llarena y Don Felipe mantuvieron tras el acto, durante el tiempo del piscolabis.

Antes, durante su discurso, el Rey recordó que el Estado, en toda su amplitud, «debe siempre velar por el bien común de todos los ciudadanos», que el Poder Judicial, en concreto, debe mantener su independencia «conforme a los valores constitucionales de libertad, igualdad, justicia y pluralismo político» y reiteró, ante los nuevos magistrados, que desde hoy son «servidores públicos que salvaguardan y garantizan los derechos y libertades de todos los ciudadanos».

Las palabras de Felipe VI fueron respondidas con una unánime ovación de todo el auditorio, que por primera vez no contó con presencia de representantes políticos de ninguna de las tres administraciones públicas. Por decisión del CGPJ, se optó por no invitar a nadie del Gobierno, ni de la Generalitat, ni del Ayuntamiento. La presencia de Catalá fue protocolaria y como «ministro de jornada», por lo que tampoco hizo declaraciones a los medios ni intervino en el acto oficial.

El del Monarca no fue el único discurso que hizo hincapié en la independencia judicial. Tanto el presidente del CGPJ como la directora de la Escuela Judicial exaltaron la imparcialidad de los magistrados.

El presidente del Supremo

Lesmes, además, no evitó referencias al proceso independentista. Aunque sin mencionarlo de forma explícita, es evidente que tenía el conflicto catalán en mente cuando defendió que los jueces «están respondiendo con la necesaria firmeza a los desafíos que se nos están presentando en unos momentos especialmente convulsos y complicados». Puso a los magistrados que se encargan de estos procedimientos penales como ejemplo ante la nueva hornada de jueces . Los cubrió de elogios: «Están defendiendo el Estado de Derecho ante cualquier pretensión de menoscabarlo». Una advertencia evidente a los políticos independentistas.

También había expectación por la intervención de la directora de la Escuela Judicial. Pese a ser siempre correcta, protocolaria e institucional, Espinosa sabía que el de este año no era un discurso más y sería mirado con lupa. Más aún cuando el matrimonio recibió amenazas en las redes sociales después de que Llarena ordenase la detención del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Espinosa no se salió del guión, destacó la independencia judicial y alertó a los jueces que ahora se incorporan a la carrera de que no deben dejarse influir por «factores externos» y mantener la imparcialidad respecto al resto de poderes del Estado y no dejarse llevar por sus opiniones personales.

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