Análisis

Tila también para el PSOE

El crecimiento exponencial de Albert Rivera está consiguiendo estancar al PSOE, más allá de debilitar severamente al PP

Manuel Marín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La pretensión de Pedro Sánchez de que Mariano Rajoy se someta «obligatoriamente» a una cuestión de confianza en el caso de no poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado es la enésima «boutade» del líder intermitente del PSOE. Sus medidas apariciones públicas están orientadas a obtener rédito del caos y de las incipientes movilizaciones ciudadanas bajo una atmósfera de permanente conflicto. Se trata de abonar con sobreactuación la idea de un fin de ciclo inexorable para Mariano Rajoy, combatir el hurto que Ciudadanos ha empezado a cometer también en el electorado socialista, y generar una percepción creciente de parálisis política, económica y social de España.

Sin embargo, el sometimiento del presidente del Gobierno a una cuestión de confianza es una decisión que depende en exclusiva de él mismo , y que no puede ser forzada ni por la oposición ni por las circunstancias. Rajoy tiene callo ya en las estrategias de arrinconamiento, y el PP algo sabe ya de los cordones sanitarios. La iniciativa que plantea Sánchez para tratar de poner al PSOE en el mapa y rescatarlo de una abulia de la que solo Ciudadanos saca tajada es irrelevante a muchos efectos. El principal, que a estas alturas Rajoy carece de la ingenuidad necesaria como para caer en trampas infantiles. Después, que Rajoy dispone de la herramienta de la prórroga de los Presupuestos vigentes para sobrevivir un año más de legislatura sin necesidad de someterse a cuestión de confianza alguna. Y, en tercer lugar, si lo que pretende Sánchez es forzar una votación que deslegitime a Rajoy, puede hacerlo planteando una moción de censura que parece descartada.

Sánchez tiene un dilema sustancial para determinar el futuro electoral del PSOE. Si gana votos huidos de Podemos para perderlos por su derecha hacia Ciudadanos, y a la vez pone el foco de la denuncia contra Rajoy sin siquiera gozar de los minutos de gloria que dan al líder de la oposición las sesiones de control en el Congreso, Sánchez padece un síndrome de «objetivo difuso» . Su opción de futuro para gobernar pasa por reeditar el fallido acuerdo suscrito en febrero de 2016 con Ciudadanos, pero el aparente crecimiento exponencial del partido de Albert Rivera solo está consiguiendo estancar al PSOE, más allá de debilitar severamente al PP. No sería descartable, si en las urnas se reprodujesen los resultados de muchos sondeos de hoy, que fuese Sánchez quien tuviese que verse en la tesitura de apoyar una investidura de Rivera. Los nervios no solo acampan en Génova. Ferraz empieza a hacer acopio de tila.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación