Díaz y Sánchez, en el cierre de la campaña del pasado 26-J en Sevilla
Díaz y Sánchez, en el cierre de la campaña del pasado 26-J en Sevilla - Raúl Doblado

Susana Díaz, marcada por el futuro de Pedro Sánchez

La presidenta lleva desde el 26-J afirmando que el lugar del PSOE nacional es la oposición

Sevilla Actualizado: Guardar
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Cada palabra, cada gesto o cada silencio de Susana Díaz se amplifica y se interpreta hasta sus últimas consecuencias en Andalucía y de Despeñaperros para arriba. Y no se trata de una construcción mediática sino de la repercusión nacional que tiene la presidenta andaluza, en quien una buena parte de los socialistas y de la sociedad española tiene puestos los ojos como sustituta de Pedro Sánchez.

Quiera la lideresa andaluza o no, su futuro político está ligado al de su líder federal, mucho más en este momento de incertidumbre, que lo es hasta para ella misma. Sus más íntimos colaboradores aseguran que ni siquiera ella tiene claro cómo va a terminar esta partida de ajedrez que parece estar en un callejón sin salida.

Pero una cosa es que la realidad vaya superando cada día los límites de lo previsible y otra muy distinta que Susana Díaz no tenga una estrategia elaborada, pensada y que esté tratando de llevarla a cabo. Muchos informes sobre su mesa y algunas opiniones de personas versadas le están marcando un camino que ella ya inició en la misma noche electoral del 26 de junio. Con el rostro serio y tratando de defender su parcela regional —era la primera vez que perdía unas elecciones— dejó claro entonces que el sitio del PSOE era la oposición, que es el lugar donde lo han puesto los ciudadanos.

Desde ese momento hasta ahora, Susana Díaz ha defendido siempre lo mismo aunque no siempre lo ha dicho públicamente. Es más, se ha guardado de hacerlo con una cuidada estrategia de medir los tiempos. No quiere convertirse en la voz crítica y en la que siempre está protestando porque es plenamente consciente de que demasiados ataques a Pedro Sánchez lo pueden convertir en un mártir a ojos de muchos de los militantes socialistas.

Rearmarse en la oposición

La lideresa andaluza no quiere unas terceras elecciones bajo ningún concepto. Su argumento es que perjudican a España, que es lo que a ella le preocupa, pero a nadie se le escapa que también mira por los intereses del PSOE, que está en caída libre en cuanto a votos. Y ese es precisamente el hilo argumental que la une a otros muchos barones críticos.

Susana Díaz, Fernández Vara, Lambán, Rubalcaba, Carme Chacón, Rodríguez Ibarra... y un largo etcétera de nombres autorizados del socialismo (además de los ejércitos con los que cuentan) son partidarios de replegarse y rearmarse en la oposición porque consideran que es el único camino que puede salvarles de la debacle total.

Pero Pedro Sánchez sabe, y todos los demás también, que ese será el final de su reinado. Un viejo socialista comentaba que la cuestión no es cuándo van a «matar» a Pedro Sánchez sino cómo van a hacerlo.

Tras las elecciones vascas y catalanas habrá un Comité Federal —que Ferraz pretende evitar pero que es irremediable— en el que se reavivará la guerra que ha saltado de las conspiraciones al foro público. Allí volverán a poner bridas a Pedro Sánchez pero no se espera que sea su salida definitiva. Habrá que esperar al Congreso al que ya ha anunciado que él se presentará. Otra cosa será si finalmente llega o no a hacerlo.

Un líder de consenso

Una de las opciones es que la propia Susana Díaz se vaya a Madrid pero parece que no es el momento. No va a perder su cargo institucional —que le da la relevancia de ser la presidenta de la comunidad autónoma más poblada de España— para irse a Madrid sin contar siquiera con un asiento en el Congreso. Y compatibilizar el liderazgo del PSOEcon la presidencia de la Junta de Andalucía es algo que ni se atreve a plantear.

Pero sí hay un socialista con sillón en la carrera de San Jerónimo, afín a todos los barones críticos y que podría liderar el PSOE con cierto consenso: Eduardo Madina, quien precisamente no es secretario federal por la oposición de Susana Díaz que prefirió a Pedro Sánchez. Pero eso son ahora tiempos pasados y la relación entre ambos se ha restablecido. La prueba es que Eduardo Madina ha ido de incógnito a San Telmo en varias ocasiones.

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