Salvador Sostres

Soraya en Cataluña

Quien hoy parece conflictivo es el catalanismo, y se simpatiza todavía menos con su causa

Salvador Sostres
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Es notable el crédito internacional que Rajoy ha ganado abriendo la vía del diálogo. Si hasta ahora Europa decía que Cataluña era un asunto interno español, pero en privado le reprochaban al presidente que fuera inflexible y no dialogara, quien hoy parece conflictivo es el catalanismo, y se simpatiza todavía menos con su causa.

Igualmente, que el Parlament aprobara que la «Cataluña francesa» también tiene derecho a decidir, multiplicó el rechazo por «el proceso» de Francia y de las demás potencias con tensiones territoriales.

Las experiencias del Brexit y de Italia han hecho que Europa se haya dado cuenta de la perversión de los referendos, que sirven para excitar las bajas pasiones de la gente contra su gobierno. Si encima es ilegal, los pelos como escarpias.

Soraya se va a encontrar un independentismo más dividido que nunca. Los tres partidos saben que el referendo no va a celebrarse y que será inútil una pantomima como la del 9N. Convergència sabe que está en retroceso electoral y por eso Puigdemont le ha encargado a Junqueras organizarlo, para culparle de que no se haga.

Esquerra lo sabe, y sabe que ganará las elecciones, pero sin una mayoría soberanista para separarse de España, y por ello Junqueras no se esfuerza demasiado en contentar a la CUP y empatiza con Soraya, y está dispuesto a llegar a acuerdos; pero no quiere dar la impresión de que «traiciona» a los independentistas, y su escenario predilecto sería que la CUP no aprobara los presupuestos, ir a elecciones antes del plazo previsto para el referendo, ganarlas aunque sea sin mayoría independentista, y gobernar con apoyos externos y transversales, jurando que no renuncia a la independencia pero que mientras tanto tiene que pactar para servir a los catalanes.

Soraya también sabe que no hay quorum para reformar la Constitución, pero por fin el PP ha aprendido a surfear sobre la verdad, y a parecer dialogante, solícito y encantador, mientras de fondo todo ha podado y encauzado para que parezca la realidad cayendo por su propio peso.

Serán conversaciones sensacionales. Los independentistas tendrán que procurar que no les escape la verdad y Soraya que no se le escape la risa.

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