El sector turístico confía en que la imagen de país seguro evite una caída de visitantes

Los hoteles reconocen marchas puntuales, pero prevén mantener la alta ocupación

Turistas y barceloneses paseando ayer por las Ramblas INES BAUCELLS

E. Armora/M. Cuesta/M. Veloso

España es el tercer destino mundial preferido por los turistas. El año pasado recibió la cifra récord de 75,6 millones de viajeros y en 2017 se prevé superar los 80. Ese crecimiento no se explica solo por la competitividad del sector, sino también por la llegada de viajeros que han desechado viajar a países del Mediterráneo afectados por el terrorismo y la inestabilidad política y que ven en España un destino seguro. ¿Pueden los atentados de Barcelona dar al traste con esa tendencia? El sector confía en que esa imagen de seguridad prevalezca y la llegada de viajeros no caiga.

«Esperamos que no ponga en tela de juicio que España es un país seguro, porque lo es. Sería muy ingrato no reconocer el esfuerzo de las Fuerzas de Seguridad en su capacidad de respuesta ante el ataque y la importante labor previa», dice el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda. «Vivimos en ciudades seguras», añade el presidente de la patronal de agencias de viajes (CEAV), Rafael Gallego, quien cree que el número de visitantes no se verá afectado a corto plazo ya que el turista que llega aquí es sobre todo europeo y el terrorismo es un riesgo con el que ha empezado a convivir.

Los hoteleros catalanes intentaban cuantificar ayer el impacto del atentado en el turismo de Barcelona. El presidente del Gremio de hoteleros de la ciudad, Jordi Clos, reconoció a ABC que «sí se han producido algunas marchas puntuales, aunque entra dentro de lo previsible», y matizó que «es muy pronto aún para hablar de cuántas personas anularán su estancia y hasta la próxima semana no podrán darse las primeras cifras oficiales». La Consejería catalana de Empresa, por su parte, descartó que se hayan registrado cancelaciones o «cambios de planes» de futuros visitantes de la Ciudad Condal.

Clos recordó que en otras ciudades como Londres o París, también castigadas por el terrorismo islamista, las consecuencias para el turismo tardaron semanas en concretarse. «En París hubo un 20% de anulaciones y en Londres un 15%. Aquí aún no lo sabemos», señaló. La capital gala perdió 1,5 millones de turistas en 2016 tras la cadena de atentados sufridos desde 2015, y el sector, según cifras recopiladas por la aseguradora AIG, vio reducida en casi un billón de euros su aportación al PIB de Francia, primer destino mundial y donde el turismo aporta el 8% de la economía nacional. En España supone el 11% del PIB, y Barcelona y Cataluña son su principal motor. Compañías del sector como Meliá, NH Hoteles, IAG y AENA registraron fuertes caídas en Bolsa en la jornada de ayer.

El precedente del 11-M

Lo que los expertos apuntan es que el impacto negativo, en caso de producirse, no será significativo y se limitará a la ciudad de Barcelona y durante un breve periodo. Así sucedió, por ejemplo, tras los atentados del 11-M, como evidencia una encuesta hecha entonces por Exceltur entre empresarios del sector, y que mostraba que la leve caída de llegadas y ventas se había concentrado casi en exclusiva y durante cuatro meses en Madrid.

El Gremio de Hoteles de Barcelona es consciente de que hay un sector del turismo muy sensibilizado con el tema del terrorismo, aunque, según afirma, «no son la mayoría». Los hoteleros confían por eso en mantener la alta ocupación prevista para la próxima semana, en la que se celebrará el Congreso Europeo de Cardiología. La Asociación de Turoperadores de Rusia (ATR) ratificó que sus ciudadanos, amantes de los destinos de sol y playa como la Costa Dorada de Tarragona, donde se ubica Cambrils, mantienen sus reservas.

La afectación en el comercio de la zona sí fue considerable este viernes en las Ramblas. «Hoy hay mucho menos negocio», explicaba un quiosquero del tramo alto de la avenida atacada. Lo mismo comentaba un lotero, que aunque descartaba que se palpara el miedo sí que reconocía «el poco ambiente que se respiraba en el barrio». Uno de los puntos comerciales neurálgicos de las Ramblas, el centenario Mercado de la Boquería, estuvo cerrado por dificultades en el abastecimiento de los productos frescos. Se prevé que hoy ya abra con total normalidad.

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