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Javier Fernández, presidente de la Comisión Gestora del PSOE - JAIME GARCÍA

La ruptura del Grupo Socialista amenaza su liderazgo opositor

El PSC, tras aprobar por unanimidad el desacato al Comité Federal, asume que la relación con el PSOE va a ser revisada

La Comisión Gestora lamenta la «ruptura unilateral» del socialismo catalán, dando por truncada la relación

MADRID / BARCELONA Actualizado: Guardar
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Máxima tensión en el PSOE. La gestora contiene la respiración porque sabe que la fuerte división en el Comité Federal se ha trasladado al grupo parlamentario y, al menos, 18 de sus 84 diputados han decidido o están pensando desobedecer la orden abstenerse para facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Si eso ocurre, que Pedro Sánchez se sienta reforzado como para disputar de nuevo la Secretaría General del PSOE a Susana Díaz será un problema menor; para Javier Fernández, el mayor y más inmediato será decidir si mantiene a los rebeldes en el Grupo Socialista o les expulsa, perdiendo así el liderazgo de la oposición en favor de Unidos Podemos.

Porque el grupo de que lidera Pablo Iglesias, segregados los cuatro parlamentarios de Compromís al inicio de esta legislatura, consta de 67 diputados, uno más que los 66 en que quedaría el hipotético Grupo Socialista tras la expulsión del PSC y Pedro Sánchez y los suyos.

Un auténtico sorpasso parlamentario que cambiaría el escalafón de grupos y los puestos que ocupan en el Hemiciclo. Iglesias acabaría sentado en el escaño que sucesivamente ocuparon Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Fernández: «Muy meditado»

Quizá por eso el presidente de la gestora, Javier Fernández, seguía resistiéndose ayer a hablar de sanciones y avanzaba de forma enigmática que «todo será muy meditado», dando a entender así que no se les expulsará por las consecuencias terribles que eso tendría para el PSOE. Y es que Ferraz ya da por seguro que el «no» de los siete diputados catalanes del PSC; de los dos de Baleares, Sofía Hernanz y Pere Joan Pons; de la «número dos» por Madrid fichada por Sánchez, Margarita Robles; de la aragonesa Susana Sumelzo y el exalcalde de San Sebastián Odón Elorza, porque lo han confirmado.

Pero es que, a esos doce, se han sumado en las últimas horas la que fue fichaje estrella de Sánchez para el 20-D, la excomandante Zaida Cantera, así como la diputada por Orense Rocío de Frutos. Y se lo estarían pensando la presidenta de la gestora del PSdeG, Pilar Cancela, la murciana María González Veracruz, la palentina Mar Luz Martínez Seijo, la burgalesa Esther Peña, la zamorana Maria del Mar Romingueras, y el diputado canario por Las Palmas, Sebastián Franquis.

La gestora, por su parte, cree que tanto la carta de los barones a Fernández, anteayer, como el «crecimiento» de diputados rebeldes forma parte de lo mismo: el intento de arropar a Pedro Sánchez en su reaparición pública en el Congreso, tras dimitir en el tumultuoso Comité Federal del uno de octubre; un pulso para lograr cuantos más «noes» mejor, en la esperanza de que Fernández, Díaz y los barones Fernández Vara y García-Page den su brazo a torcer y admitan que al final solo se abstengan once diputados en la segunda votación.

Pero Díaz y los barones no están dispuestos a ceder, precisamente porque saben que permitir que el Grupo Socialista siga en el «no» en segunda votación –salvo los once diputados que se abstendrían– daría una victoria simbólica muy importante a Sánchez que él podría usar como trampolín para disputar a la presidenta andaluza la Secretaría General del PSOE cuando sea el congreso extraordinario.

El PSOE lamenta la «ruptura unilateral» del PSC

En paralelo, y como era previsible, el Consejo Nacional del PSC ratificó anoche de manera unánime su desacato al a Comité Federal: 241 votos a favor y una única abstención. La decisión, como confirmó Miquel Iceta, primer secretario, generará «problemas» con el PSOE, una manera suave de anticipar que la relación entre ambos partidos va a ser revisada a la fuerza. Iceta, en una intervención grave, como la veintena de palabras que se dieron –todas conscientes de lo trascendente del momento, según explicaron varios de los presentes–, afirmó su voluntad de no romper: «Nuestra decisión puede tener consecuencias. Si las hay, espero que sepamos ponernos de acuerdo en cuáles deberían ser. Y espero que pase lo que pase sigamos compartiendo con el PSOE un proyecto federal para España».

Según apuntó el mismo Iceta, y es una impresión generalizada entre el partido, la primera de las consecuencias puede ser la revisión del protocolo de relación que mantienen ambas formaciones desde 1978, y la salida del PSC de los órganos de dirección del PSOE. Como explicaba a ABC un miembro de la dirección del PSC, el Consejo Nacional de anoche encamina al partido hacia una relación parecida a la de la CDU y la CSU en Alemania, aunque «no son pocas las voces en el PSOE –lamenta– que parece que están más por la ruptura que por rehacer la relación». Tanto en la intervención de Iceta como en la resolución aprobada el PSC señala que por coherencia el partido no puede apoyar a un PP al que responsabilizan de la falta de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno.

Tras la decisión del PSC, laComisión Gestora del PSOE emitió un comunicado lamentando la «ruptura unilateral» de la unidad de acción entre ambos partidos, dando por truncada la relación. La gestora conminó a los siete diputados del PSC en el Congreso a respetar la decisión del Comité Federal.

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