Ana Pastor, en el centro, junto a la secretaria de la Mesa (dcha), Alicia Sánchez-Camacho, y la vicepresidenta tercera (izq) Rosa Romero
Ana Pastor, en el centro, junto a la secretaria de la Mesa (dcha), Alicia Sánchez-Camacho, y la vicepresidenta tercera (izq) Rosa Romero - EFE

Rajoy estrena en solitario el pleno de investidura, y la oposición hablará al día siguiente

Ana Pastor copia el modelo de investidura de Pedro Sánchez en marzo, que el PP criticó, pero ahora los populares dicen que «no fue tan mal la otra vez»

MADRID Actualizado: Guardar
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La presidenta del Congreso, Ana Pastor, sorprendió a todos anunciando ayer, tras la reunión de la Mesa de la Cámara, que el debate de investidura que comienza el martes no seguiría el modelo «clásico» sino que reproduciría el que ya utilizó Pedro Sánchez para su propia investidura fallida en marzo, y que fue entonces ampliamente criticado por el PP.

Tras analizar «pros y contras», explicó la presidenta, había tomado esta determinación haciendo uso de una facultad que es exclusiva de su cargo y en la que no tiene que consultar a la Mesa. «Tomé la decisión de que la sesión comenzara a las 16.00 de la tarde pensando en que cada grupo pueda tener tiempo para analizar las propuestasa».

Paradójicamente, la propia Pastor planteaba el pasado lunes, sólo cuatro días antes, ante varios periodistas en el patio del Congreso su predisposición a que se volviera al modelo tradicional de investidura, con el discurso del candidato y los de los principales partidos de oposición en la misma jornada.

Esta es la principal diferencia entre ambas fórmulas: en la clásica, la jornada empieza por la mañana con las palabras del candidato a presidente, y se continúa por la tarde con las respuestas de la oposición, que siguen el día siguiente en orden de representación de los grupos y finalizan al día siguiente, dando paso a la primera votación. Sin embargo, en la fórmula empleada por Sánchez en marzo, y que ahora repetirá Rajoy, el candidato pronuncia su discurso de investidura el martes por la tarde, y con eso se cierra la sesión. Sólo al día siguiente se producen las intervenciones del resto de grupos y la primera votación.

«Desenfoca el debate»

La presidenta Pastor no dio ninguna explicación al resto de grupos de porqué había elegido este modelo, y se atuvo a su exclusiva competencia sobre el asunto. Los otros partidos respetaron su decisión pero criticaron la falta de argumentaciones. La vicepresidenta segunda, la socialista Micaela Navarro, se mostró «sorprendida» por su decisión, y la vicepresidenta cuarta del Congreso, Gloria Elizo (Podemos), lamentó que el horario elegido «desenfoca» lo que debería ser un «debate parlamentario rico». Por su parte, en el PP dijeron respetar una decisión que «no hemos tomado nosotros», y se limitaron a señalar que este formato «no fue tan mal la otra vez».

De acuerdo con la disposición finalmente adoptada por Ana Pastor, el candidato habla el primer día -el martes por la tarde, a partir de las 16.00 horas- sin límite de tiempo. Le responden el miércoles, a partir de las 9 de la mañana, el resto de portavoces parlamentarios por orden decreciente según su representación. Tienen cada uno 30 minutos, y luego hay diez de réplica. El candidato puede contestar todos al final o no por uno, y acostumbra a cerrar este turno.

Votación nocturna

Con este formato, Rajoy no tiene que compartir protagonismo ese día en periódicos, radios y televisiones con Pedro Sanchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Todos ellos hablarán la siguiente jornada, la del miércoles, compartiendo espacio mediático entre ellos y con la auténtica noticia el día: la primera votación de investidura, que se producirá cuando finalicen las intervenciones políticas. Esto podría prolongar la sesión hasta la última hora de ese día. Y desde ese momento, a las 48 horas tendría que producirse la segunda votación, la que no precisa más que de una mayoría simple para salir adelante. Si la primera votación se produce a las 9, 10 u 11 de la noche, la segunda será a la misma hora, pero del viernes.

Este «modelo Sánchez» fue muy criticado por el PP cuando lo adoptó el entonces presidente del Congreso, el socialista Patxi López. En aquella ocasión, el portavoz del grupo popular, Rafael Hernando, habló de «monólogo» de Sánchez, y envió una carta al presidente del Congreso en la que le criticaba que la decisión se remontaba a «30 años antes» y alteraba una costumbre asentada en las posteriores legislaturas «cuya ruptura resulta sorprendente y arbitraria».

También criticaba en esa misiva que la primera jornada tuviera apenas dos horas de duración y la segunda fuera a prolongarse durante más de 15. Acusó a la Presidencia del Congreso de moverse guiada por «intereses partidistas» y llegó a presentar una queja formal porque consideraba que se daba un trato de favor al candidato socialista. Incluso amenazó con llevar el asunto al Tribunal Constitucional si la votación se retrasaba tanto que superaba la media noche del día en que se cumplían las 48 horas señaladas por la ley.

Normalizar la actividad

En este sentido, desde Ciudadanos su diputado Ignacio Prendes, vicepresidente primero del Congreso, pidió «sensatez» para no tener que votar de nuevo «a horas intempestivas» como ocurrió en la investidura fallida de Pedro Sánchez, el pasado mes de marzo, cuando la votación comenzó pasadas las nueve de la noche.

Por otra parte, la presidenta del Congreso se comprometió ante el resto de grupos a que la Cámara recupere su actividad normal a partir de septiembre. Tras recordar que el mes de agosto es «inhábil», y ante las peticiones de formaciones políticas como Ciudadanos o PSOE, Pastor señaló que las iniciativas que han presentado los diferentes partidos comenzarán a calificarse el próximo mes.

Los socialistas han presentado ya más de mil preguntas y tres mil iniciativas; desean que «haya gobierno, pero si no es así, el Parlamento no se puede parar ni quedar en suspenso», recordó. La misma petición que le hizo desde C’s Prendes: «Esta Cámara no va a estar en funciones, aunque el Gobierno lo esté».

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