La purga de diputados sanchistas ahonda la división en el PSOE

El PSOE parece condenado a una división latente que hace imposible un congreso de reconciliación hoy por hoy; veremos dentro de seis meses. De poco sirve que el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, diga: «a la gente le importa un carajo» quien presida una comisión, sea portavoz o deje de serlo.

Las heridas de la defenestración de Pedro Sánchez siguen frescas y en esta guerra de guerrillas que libran sus deudos con Susana Díaz y la gestora, con las federaciones divididas y un Sánchez sin descartar todavía que dispute las primarias, cualquier alteración en el equilibrio de fuerzas se analiza con lupa.

Y si esa alteración es el cambio de nada menos que 30 portavocías de Congreso y Senado por parte de la gestora y la «marginación grave de Baleares», según denunció ayer el PSIB, el más afectado -Sofía Hernanz y Pere Joan Pons, sus diputados, han perdido los cargos-, la trifulca está servida.

La purga va más allá de quienes votaron «no» en la investidura de Mariano Rajoy y provocó ayer una onda expansiva en forma de malestar de los afectados.

Adriana Lastra es una destacada diputada sanchista que acabó absteniendose «por imperativo», pero de nada le ha servido. En la remodelación que se aprobó anteayer en Ferraz, tanto ella como la también miembro de la Ejecutiva de Pedro Sánchez, María Luisa Carcedo, muy enfrentadas ambas en Asturias al presidente de la gestora salen de sus puestos.

«Javier Fernández siempre dice que en política lo que parece es y lo que parece es que hay una especie de revancha contra diputados por defender un planteamiento político», dijo ayer la exportavoz en la Comisión de Administraciones Públicas.

Por su parte, la aragonesa Susana Sumelzo asegura que se enteró por televisión de que dejaba de ser portavoz en la Comisión de Administraciones Públicas. «No es la mejor forma de pasar página», señaló.

Tapias: «Abuso de autoridad»

Pero lo más comentado ayer en el sanchismo era el «ensañamiento» con el que fuera portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Óscar López, a quien le han quitado también como portavoz en la comisión de Educación de la Cámara Alta.

Para varios de los consultados por ABC «eso es un síntoma de debilidad» de la gestora y «de quien está detrás», en alusión a Susana Díaz. No se han atrevido a quitar a Margarita Robles como presidenta de la Comisión de Justicia por miedo a que el PP les «devolviera» el boicot a Fernández Díaz, y se han «cebado» con el resto, dicen. La presidenta de la Junta de Andalucía prefiere no interferir en lo que está bien hecho, dijo.

El exportavoz de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias cree que la gestora «se está excediendo en sus funciones» al relevar a diputados de sus portavocías en comisiones del Congreso, con lo que si ya tuvo un «déficit de legitimidad en origen» ahora le añade «abuso de autoridad».

Miquel Iceta, primer secretario del PSC sostiene que el PSOE «sale perdiendo» al apartar a Meritxell Batet de la dirección del grupo en el Congreso, pero espera que sea «temporal» y que suponga el «punto final del episodio» de las sanciones.

No obstante, Iceta celebra que diputados del PSC en comisiones mantengan sus portavocías y apuesta porque la crisis entre PSOE y PSC «acabará bien», porque, para «coser», ambas partes tienen «aguja, hilo y ganas».

El presidente valenciano, Ximo Puig, comentó que, hasta que haya un «congreso democrático» del PSOE, en el que se elegirá a una nueva dirección, es la gestora la que tiene que conducir el partido. Y Eduardo Madina defendió que si los socialistas son capaces esta vez de «resolver bien» su congreso, pueden ganar las próximas elecciones, incluso pactar con Podemos, pero «desde una posición de fuerza, no subalterna».