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Pedro Sánchez - IGNACIO GIL

El PSOE se refleja en el espejo de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez revalidará en el 39 Congreso Federal su liderazgo en un PSOE a su imagen y semejanza

Madrid Actualizado: Guardar
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Desde antes de que Pedro Sánchez ganará las primarias, cada uno de sus movimientos han sido un paso tras otro para reforzar su perfil como el líder indiscutible que necesita el PSOE, y así marcar distancia con la abstención que posibilito el Gobierno a Mariano Rajoy. Su primer acto de campaña en el Círculo de Bellas Artes, donde estaba la mujer que será la nueva presidenta del partido, Cristina Narbona; los apoyos que iba sumando en cada ciudad, sin que tuviera que ir en su Peugot 4007; su llegada a Ferraz flanqueado por quién será su núcleo duro, José Luis Ábalos como secretario de Organización, y Adriana Lastra, vicesecretaria general, hasta cada uno de los nombramientos de su Ejecutiva.

El 39º Congreso Federal no representa la vuelta del hijo prodigo, sino el regreso del lobo solitario a la manada, reforzando su liderazgo en un PSOE a su imagen y semejanza.

«Ese es el mandato que ha recibido. La clave de su victoria ha sido apostar por ser la alternativa al Partido Popular más a la izquierda. La política del PSOE será la que él marque. La primera piedra es el Congreso de este fin de semana, sin correr ni improvisar», asegura Miquel Iceta, secretario del PSC, fiel a Sánchez aunque adquiriera un compromiso de neutralidad durante las primarias.

«No es el PSOE. Será el PSOE de Pedro. Un partido peronista, donde estará rodeado de sus leales alabarderos. No habrá integración –opina un diputado crítico del resucitado secretario general–. En el Congreso se blindará, sin organismos de control ni de intermediación, con una relación directa con las bases. Si se diera un batacazo electoral, sólo se podrá consultar en un referéndum si deja el poder».

José Blanco, quien presidió la mesa del Comité Federal el día de su caída, es más optimista. «El PSOE va a superar un proceso interno demasiado largo. En ese sentido será un Congreso de cohesión y fortaleza para ganar el futuro. Hemos demostrado ser un partido tremendamente democrático. Los militantes han hablado y Pedro ha conseguido una enorme legitimidad. Tiene una gran responsabilidad en articular un proyecto que vuelva a ser ganador. Para ganar fuera hay que sumar dentro».

Uno de los diputados que siempre estuvo a su lado, Odón Elorza, cree que «es fundamental ser coherente con el proyecto presentado en primarias, que se ampliará durante el Congreso con textos de otras ponencias. Pedro deberá buscar ese compromiso y construir una conexión que había desaparecido en los últimos años. Tiene que haber cabida a otras opciones políticas. Pluralidad».

No se trata entonces de coser, como diría Susana Díaz, sino de dar unos hilvanes incorporando a Patxi López en la secretaría de Política Federal y Guillermo Fernández Vara, presidiendo el Consejo de Política Federal. Un pequeño pespunte, para que no se diga, según los críticos. «Ha elegido a Fernández Vara por su prestigio», reconoce un susanista. «Ni va directamente a la Ejecutiva. Ha roto con todos los barones. Desde Ximo, Lambán, el presidente de la gestora, Susana, incluso se movió para que Podemos rompiera con Emiliano García-Page».

Para Iceta, es un avance para evitar desangrarse con sus propias espinas. «Es un gesto de gran importancia política. Del Congreso tiene que salir un PSOE cohesionado, pero quién gestionará los tiempos será Pedro». Como recuerda Blanco, «Guillermo es alguien con el que se identifica una gran mayoría de socialistas».

Moción de censura frustrada

Sánchez ha sido hábil sorteando una moción de censura concebida para arrinconar al PSOE a la derecha y que fue por unos días moneda de cambio. Se mantuvo en silencio, dando a su hombre de confianza el peso de su decisión de abstenerse. «Las mociones no se pueden improvisar. Era oportunista y pensando en un PSOE dividido, centrado en sus primarias, en el momento más inoportuno», cavila Elorza.

El tono melifluo de Iglesias, tendiendo la mano al Partido Socialista, habrá revuelto las tripas al igual que recordar el pasado «manchado de cal viva». De un extremo al otro. Como lo describía Sánchez en una columna para El Mundo: «Un ejercicio de expectativas frustradas para los millones de ciudadanos que demandan un cambio».

«Si lees entrelíneas –explica el diputado vasco– la prioridad no es presentar otra moción, sino avanzar en la cohesión interna, diseñar los próximos congresos territoriales y, a partir de junio, construir una alternativa a la derecha de la mano de la sociedad, para que en unas nuevas generales haya un programa electoral».

Incubar en los meses de verano una nueva moción retomando la «sonrisa del destino» de Pablo Iglesias, retratado en el Congreso de quiénes son los únicos apoyos que atesora, no sería la prioridad del nuevo secretario general. Iceta piensa que «la construcción de una alternativa no es para la semana que viene. Esto no es un Juego de Tronos, no se puede disparar a todo. Para que una moción funcione tienes que acordar un programa, tener un buen candidato y ser alternativa. Esas condiciones no se han dado».

«Este Gobierno tiene muchas razones para ser censurado –reflexiona Blanco–, pero entenderás que la estrategia política no se cuenta, se hace. Sería absurdo decir lo que se hará dentro de seis meses. Tendremos una hoja de ruta».

La moción de censura también ha resaltado la incompatibilidad entre Albert Rivera y el que se sintió por dos días candidato a la presidencia del Gobierno. No sólo fueron garrotazos, sino el reflejo de la imposibilidad de llegar a un acuerdo para «echar a Rajoy», la primera medida que lanzó el líder del «no es no» en el debate de las primarias. Y será el principal argumento de su rival a la izquierda para exigirle una moción en septiembre. Su aliento empañará el cristal en el que se mira. Por qué la estrategia de Iglesias es arrebatarle el espejo para preguntarle, no si es el más guapo, sino quién es verdaderamente el líder de la izquierda de este reino.

«Ni nos obsesiona ni pensamos en Pablo Iglesias, sino en rematar muy bien los dos años que tenemos por delante. No buscamos caminar de la mano con Podemos. Sabemos cuál es su juego, lo que quiere y busca», afirma quién dirigirá el área de Transparencia y Democracia Participativa.

Como una venganza a su no investidura, Sánchez está pensando más en preparar la siguiente cita electoral ahora que el PSOE se puede presentar como el verdadero voto útil contra el PP de Mariano Rajoy. Uno de sus focos serán los tres millones de votos que los socialistas han perdido, que se ilusionaron con el proyecto de Iglesias y pueden sentirse huérfanos desde que Iñigo Errejón es un cero a la izquierda en Podemos.

Para ello, Iceta insiste en la misma receta que el reelegido. «Diálogo, pacto y negociación», teniendo muy en cuenta lo qué ocurre en Cataluña. «El acercamiento a ERC es imposible. Ni acompañarles ni acercarnos mientras se mantengan en una propuesta unilateral e ilegal. Cuando fracase el referéndum, habrá que crear una mesa de diálogo para salir de este callejón sin salida». Y buscar una Tercera vía (Catarata), cimentando «puentes para el acuerdo», como propone en su libro.

«Construiremos nuestra alternativa con un proyecto autónomo, buscando los aliados oportunos cuando haya elecciones. Una fórmula es la portuguesa, que gobierna en solitario con apoyos programáticos. Lo más seguro es que no vamos a plantear un Gobierno transversal que siga vetándose uno al otro», adelanta Elorza.

Este domingo 18 de junio, cuando Pedro Sánchez sea por segunda vez investido secretario general, el PSOE será el espejo donde también se refleje sus ambiciones personales, porque estar a la altura es caminar rumbo a La Moncloa. Ese es el verdadero objetivo que arranca en el 39º Congreso Federal.

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