Arrimadas y Riveras, ayer, en la Ejecutiva del partido
Arrimadas y Riveras, ayer, en la Ejecutiva del partido - EFE

PP y Ciudadanos chocan en Cataluña por el giro centrista de Arrimadas

Albiol y voces internas en Ciudadanos acusan al partido naranja de perder su ADN antinacionalista

Barcelona/ Madrid Actualizado: Guardar
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«Cuando comencé en política ya me avisaron de que vería cosas inverosímiles, pero no me imaginé que tanto». La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, ríe a carcajadas cuando se le pergunta si es «un submarino de CDC», una «infiltrada nacionalista» o incluso una «independentista camuflada», calificativos todos ellos que le han dedicado en las últimas semanas. El PP catalán y figuras notables como los fundadores de C’s (Espada, Boadella…), así como otras voces dentro del partido con menos apellido pero muy insistentes, cuestionan la estrategia de la formación en Cataluña.

Como un runrún que en parte se alimenta de la agitación precongresual, y de los reequilibrios pendientes en un partido ahora con una sobrerreprentación de los dirigentes catalanes, la tesis que pretende erosionar a Arrimadas sostiene que en su intento de crecer a costa de los desencantados de Unió, o incluso de la antigua CDC, C’s hace una oposición tibia, contemporizadora con el nacionalismo.

«Nadie que siga mi trayectoria, mis intervenciones o las iniciativas en el Parlament puede sostener sin sonrojarse que C’s está en esta línea, o que yo apoye la celebración de un referéndum», explica a ABC Arrimadas, quien dice mostrarse «muy tranquila» y decidida a «no perder más tiempo» con esto. El apoyo de la dirección, y en particular de Albert Rivera, es total, hasta el punto de que el partido no descarta reforzar a Arrimadas dándole más peso en la dirección nacional.

En Ciudadanos tienen claro cuál es la línea a adoptar. «Oposición rotunda al nacionalismo, como siempre, y oposición dura, pero constructiva en el resto de áreas», resume Arrimadas, que recuerda que su grupo, con 25 diputados, lo que está haciendo es «construir una alternativa de gobierno en Cataluña, y para eso tenemos que tocar todas las áreas».

Esta apertura del abanico, más allá del monotema antinacionalista que está en el origen del partido, es lo que ha generado las críticas, a las que se ha sumado con entusiasmo Xavier García Albiol, líder del PP en Cataluña, que parece querer asumir el rol de C’s en sus orígenes. Ya en el arranque de la legislatura, el líder popular acusaba en ABC a Ciudadanos de «renunciar al discurso en favor de la unidad de España», unas acusaciones que ahora personaliza en la figura de Arrimadas, a la que ha cuestionado por decir en una entrevista que ella participaría en un referéndum en Cataluña si este fuese legal y acordado con el Estado. «Es rídiculo, entiendo que el PPC y el señor Albiol puedan estar tocados por su situación irrelevante, pero acusarme de defender un referéndum no se sostiene», replica la aludida.

Giro del Gobierno

Desde el PP, por contra, se insiste en que Arrimadas ha hecho «gestos extraños» en los últimos meses. «Utilizar el término país cuando se habla de Cataluña, plantear el proceso soberanista como un problema político, asistir a una cena de la patronal nacionalista Cecot...», explica a este diario un miembro de la dirección popular en Cataluña, que reconoce no obstante que la apertura al centro, el intento de captar votos de la órbita de Unió, es algo que todos los partidos han intentado en mayor o menor medida. La contestación desde C’s es rotunda. «Nosotros no tenemos la mochila que tienen otros», apunta Arrimadas en alusión al historial de pactos entre el PP y el nacionalismo. «Sacar lo del Majestic no es justo, la situación no tiene nada que ver», contestan desde la dirección del PPC.

Paradójicamente, este toma y daca entre el PPC y C’s coincide con el movimiento del Gobierno para tratar de abrir vías de diálogo con la Generalitat, lo que de alguna manera pone en cuestión la «línea dura» que personaliza García Albiol, y refuerza otras estrategias y personalidades menos frentistas, como la del nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. La reunión ayer de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría con el líder del PSC, Miquel Iceta, y la propia Arrimadas apuntaría a esa dirección.

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