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El populismo de Trump conquista la Casa BlancaMiércoles, 9 de noviembre de 2016 a las 09:51:01

LA NOTICIA

EE.UU. compra la aventura de Trump

Lo que parecía imposible se ha convertido en realidad. Donald John Trump, el polémico millonario que irrumpió el verano de 2015 para dar colorido a la carrera electoral, había venido para quedarse, aunque sólo lo supiera él. El candidato divertido y fanfarrón pero seguro de sí mismo, llegado para desafiar al sistema, al establishment y a los medios de comunicación, finalmente ha podido con todos. Como en una prueba de obstáculos, el aspirante increíble, motivo de chanzas y de un rechazo aparentemente mayoritario por sus continuas imprecaciones y desprecio a las mujeres, después de derrotar a 16 oponentes republicanos, ha terminado desarbolando a Hillary Clinton, a la lógica, a las encuestas y a la multitud de pronosticadores que le cerraban el paso con proclamada determinación. Con un discurso simple pero efectivo, Donald Trump alcanza la Casa Blanca gracias a un «movimiento», en denominación propia del millonario, que ha crecido con consistencia desde que el veterano exvicepresidente Dick Cheney pregonara que el magnate había tocado «una fibra sensible en Estados Unidos». La alta movilización hispana no fue suficiente, ni siquiera en Florida, donde el voto anticipado auguraba una notable resistencia a quien había insultado a los inmigrantes latinos y había empuñado como bandera la deportación masiva y la construcción de un muro en la frontera con México. Tampoco acompañó a Clinton una masiva participación del votante afroamericano. A falta del análisis en profundidad que llegará los próximos días, la victoria de Trump en Carolina del Norte y los aldabonazos en Ohio y en los estados del sur sugieren que Hillary Clinton no ha logrado entusiasmar a los afroamericanos, ni de lejos, en la misma medida que lo había hecho el presidente saliente, Barack Obama, en sus dos victorias electorales, en 2008 y 2012. El asalto del victorioso millonario a otros estados tradicionalmente demócratas, desde el llamado “blue wall” (muro azul), con Pensilvania como gran empalizada, hasta los estados de los lagos, Michigan y Wisconsin, confirmó que el mensaje de apoyo a los trabajadores como supuestas víctimas de los grandes acuerdos comerciales, el proteccionismo de nuevo cuño anunciado por su nuevo líder carismático, ha terminado de conquistar al votante demócrata. La debacle azul no tiene precedentes desde la era Reagan. Quizá por eso, Clinton decidió dar la espalda a sus seguidores y no dar la cara tras la derrota. Se limitó a telefonear a Trump para darle la enhorabuena y delegar en su jefe de campaña las únicas palabras que desde el partido demócrata se pronunciaron en la noche electoral. Mientras, el candidato electo ha prometido que será un presidente «para todos», con un discurso en el que ha abogado por «reconstruir» el país y «renovar» el sueño americano.

REPERCUSIÓN

Las bolsas han recibido con pesimismo el triunfo de Trump. El Ibex 35 abrió la sesión de este miércoles con un fuerte descenso, cercano al 4%, aunque en los siguientes minutos moderós su caida. El resto de índices europeos también sufrían notables descensos: Londres abría perdiendo un 2,12%, París un 2,86%, Fráncfort un 2,9% y Milán más de un 3%. En Asia, la Bolsa de Tokio se hundió mucho más y perdió más de un 5% pese a que comenzó la jornada con subidas cuando la victoria de Hillary Clinton era más probable. Pero la sacudida más fuerte por la victoria de Trump se ha vivido en México. Su moneda, el peso, se ha devaluado hasta mínimos históricos al situarse cerca de las 21 unidades respecto al dólar en el mercado interbancario. Rajoy, ha felicitado a Donald Trump por su victoria en las elecciones y le ha manifestado su interés por seguir trabajando para reforzar las relaciones con el país norteamericano, al que considera un «socio indispensable». La victoria de Trump pone en vilo a las empresas españolas, ya que EE.UU. es el principal mercado para España fuera de la UE y representa un alto porcentaje de la facturación de muchas empresas del Ibex. Las promesas proteccionistas del candidato republicano, sin embargo, han disparado todas sus alarmas.

LA OPINIÓN DE ABC

El triunfo de la apuesta populista

El triunfo de Donald Trump no es fruto de ninguna casualidad, sino de una preocupante corriente mayoritaria en la ciudadanía norteamericana hastiada de la política convencional, despreciativa con sus líderes de siempre, y entregada a un discurso populista y endogámico que puede sumir a Estados Unidos en una profunda crisis de valores en cuestión de meses. Antes de alcanzar la Casa Blanca, Trump, un multimillonario surgido para la política a golpes de talonario y simple popularidad televisiva, provocó una severa fractura en el Partido Republicano y ha dejado tras de sí a dieciséis candidatos convencionales. No ha sido un candidato meramente coyuntural o de impactos mediáticos limitados. Su liderazgo ha crecido exponencialmente hasta el punto de reponerse a sus propios errores, su permanente crisis de reputación y su discurso cuasi-racista, y superar unos sondeos que hace apenas dos semanas le situaban hasta quince puntos por debajo de Hillary Clinton. Es un dato objetivo que la polémica figura de Trump ha calado en una mayoría de los ciudadanos estadounidenses con el mandato de dar un vuelco a la concepción tradicional de la política. Consideran, en definitiva, que Trump encarna la solución a muchos de sus males, especialmente derivados de la merma de poder adquisitivo, de la falta de protección de sus empleos y de la progresiva pérdida de influencia de Estados Unidos como el motor político y económico indiscutible del planeta. Es sencillo: frente a la imagen de corrupción y opacidad del “stablishment” que representaba Hillary Clinton, los americanos han confiado en un populista de discurso extremo y directo que huye de los convencionalismos, pero que ha sabido transmitir con un éxito sorprendente –y para muchos inexplicable- la idea de un patriotismo sentimental y económico ajeno a lo políticamente correcto como solución a los problemas de los ciudadanos. Incluso, aunque esa solución pase por la humillación y la ridiculización del contrario. Ahora, como presidente, Trump debe dejar de ser sinónimo de regresión, conflictividad, desprecio y autoritarismo

Florida, la clave; Wisconsin, la sorpresa

DAVID IGLESIAS (GAD3) Por DAVID IGLESIAS (GAD3)

No era el resultado más probable, pero estaba sobre la mesa. De hecho, las últimas encuestas preveían un empate, incluso una ligera ventaja de Donald Trump. Se anticipaba una noche electoral muy reñida, y así fue. Finalmente, el candidato republicano logró un resultado mejor del esperado, que fue el que le permitió llevarse los estados clave que estaban al filo de la navaja. Principalmente, Carolina del Norte y Pensilvania. Y, sobre todo, Florida, que una vez más volvió a ser clave. Esta mejoría general se tradujo también en un resultado más favorable en aquellos estados que ya se preveía que votarían por Trump, como Ohio y Iowa. La sorpresa más llamativa se produjo en Wisconsin. Un estado que cuenta con un número importante de votantes blancos con menor nivel de estudios, los más castigados por la crisis y los que más han conectado con el discurso de Trump. Se esperaba que el neoyorquino lograra grandes niveles de apoyo en este colectivo, y los resultados lo confirman. Algo similar ha sucedido con Michigan, donde los sondeos vaticinaban un resultado más incierto. En cualquier caso, resultado inesperado también. Hay mucho que analizar en los próximos días y semanas.