«Policías y guardias civiles son víctimas del odio inoculado en Cataluña por Puigdemont»

Zoido analiza con ABC la situación creada por el referéndum secesionista y la respuesta de su Departamento

Juan Ignacio Zoido, ministro de Interior durante la entrevista con ABC Isabel Permuy / Vea cómo Zoido ha felicitado personalmente a un Guardia Civil que veló por la seguridad de un niño el 1-O
Pablo Muñoz

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El ministro del Interior defiende el trabajo «profesional y proporcionado» de la Policía y la Guardia Civil en Cataluña y garantiza que se mantendrá hasta que sea necesario.

—Pasada prácticamente ya una semana desde el referéndum secesionista, ¿en qué situación están allí las Fuerzas de Seguridad?

—El despliegue en cuanto a número es prácticamente el que existía el 1 de octubre, aunque es cierto que para entonces había un tipo de dispositivo y ahora ha variado. Ahora se realizan otros cometidos diferentes. Fueron para prestar el auxilio que fuera necesario a los Mossos d’Esquadra en materia de seguridad, pero también para asumir el cometido que le había atribuido la autoridad judicial, que era el impedimento de la celebración del referéndum ilegal. Además, se va a mantener todo el tiempo que sea necesario, hasta que toda la situación de crispación haya desaparecido, estén garantizados los derechos de todos y se haya dado respuesta a todos los requerimientos de la autoridad judicial y fiscal.

—Ayer, el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, pedía perdón por algunas de las actuaciones de la Policía y la Guardia Civil. ¿Está de acuerdo con él?

—Hubo un dispositivo serio, riguroso, en el que habían venido trabajando los profesionales de la Policía y de la Guardia Civil muho tiempo, hubo una coordinación con la autoridad judicial y fiscal con los Mossos y por tanto fue un despliegue adecuado y proporcional a lo que se trataba de evitar. Si bien es cierto que cuando llegó la hora de la verdad tuvieron que asumir más carga de trabajo del que habían deseado porque quizá no se cumplieron los objetivos que tenían marcados otros Cuerpos de seguridad. Pero las actuaciones de Policía y Guardia Civil fueron muy profesionales, muy proporcionadas y en todo caso el único objetivo que tenían sus actuaciones eran cumplir con las decisiones y los mandatos de la autoridad judicial. Jamás se pretendió ni cerrar, ni conseguir que abandonaran la zona todas las personas presentes en un colegio, solo incautar la documentación, las urnas y llevarse todos los elementos informáticos que hubiera en los colegios. También quiero destacar los trabajos previos que hizo la Guardia Civil, muy especialmente la intervención del CTTI, del «call center» que iba a utilizar la Generalitat y de las aplicaciones informáticas cuando las autoridades catalanas decidieron que habría censo universal; es decir, que cada uno pudiera votar en el colegio que quisiera. Así se logró convertir un referéndum ilegal en un auténtico paripé, hasta el punto de que todas las actuaciones de las Fuerzas de Seguridad han determinado que la Junta Electoral Central haya certificado que no hubo tal referéndum.

—¿Se ha sentido defraudado por el papel de los Mossos?

—Como ministro del Interior no quiero ser imprudente, pero sin duda la coordinación podía haber sido mejor y la implicación mayor. Habida cuenta de que estábamos cumpliendo los requerimientos de la autoridad judicial, será ésta la que tenga que decidir quién ha cumplido y quién no sus órdenes y exigirá responsabilidades a aquellos que no lo hayan hecho.

—¿El Gobierno ha dado a la Policía y a la Guardia Civil todo el respaldo que se merecen esos Cuerpos?

—Los policías nacionales y guardias civiles que están ahora mismo en el dispositivo de Cataluña están dando un ejemplo tremendo. En ningún momento se pueden sentir solos; he estado con ellos en muchos momentos y voy a seguir haciéndolo. Ha estado el secretario de Estado, han estado los directores generales de los Cuerpos y siempre se lo he dicho: desde el presidente del Gobierno, a todo el gabinete y todo el pueblo español están dándoles todo su apoyo, porque además de estar haciéndolo muy bien para salvaguardar los derechos y las libertades de todos, están siendo muchos de ellos víctimas del odio que está inculcando a la propia sociedad Puigdemont y todo su equipo de Gobierno. Y no lo vamos a consentir. Ya les he garantizado en nombre del Gobierno de España que vamos a proteger hasta sus últimas consecuencias los derechos y la dignidad de todos los policías y guardias civiles que están ahora mismo en Cataluña, como lo haremos con todos los funcionarios y también y ciudadanos que viviendo en Cataluña no comparten el sentimiento independentista, que por otro lado es la gran mayoría.

–¿Le preocupa la investigación abierta por un juez de Barcelona sobre la actuación de Policía y Guardia Civil?

–En absoluto, porque han sido absolutamente proporcionadas. He visionado estos días muchas imágenes de no solo policías de otros países sino también de los Mossos, y se ve que en ocasiones hay que emplear algo de fuerza para vencer la negativa contumaz y organizada de un grupo de personas que quieren impedir la aplicación de la ley. Eso nunca puede ser un delito.

–¿Cree que la Generalitat está perdiendo el control de la calle, tomada por los más radicales?

–La Generalitat hace tiempo que empezó a tomar unos derroteros sobre los que hace tiempo estamos alertando. Esa voluntad deliberada de no cumplir las normas; de no sentirse vinculados por las decisiones judiciales ni cumplir el contenido de las mismas; no asumir por tanto la división de poderes; vulnerar todos los dictámenes de sus propios servicios consultivos, y que incluso no hayan permitido que dentro del Parlamento de Cataluña se respetaran el derecho de todos los grupos, acaba necesariamente en cosas como ésta. Hay un clima de crispación social y de odio hacia los demás que creo que sus únicos responsables se llaman Puigdemont y quienes con él forman el gobierno secesionista de la Generalitat. Aquellos que conducen a la sociedad catalana al abismo deben recuperar la sensatez. Que vuelvan al estado de derecho, que admitan que hay una división de poderes y que las normas están para cumplirse. Dentro de de ese marco se puede discutir de todo; fuera de eso, de nada porque es volver al totalitarismo.

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