Gabriel Rufián, en una de sus intervenciones en la tribuna del Congreso
Gabriel Rufián, en una de sus intervenciones en la tribuna del Congreso

Pastor reprende en privado a Rufián y le pide «respeto»

Quiere evitar que ERC y Podemos conviertan el Congreso en un espectáculo

Madrid Actualizado: Guardar
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La presidenta del Congreso, Ana Pastor, tiene por delante la que probablemente será una de las las legislaturas más difíciles de moderar desde que comenzó la democracia. El auge de partidos de ideas radicales y que cuestionan los protocolos parlamentarios, como Podemos y ERC, unido a la tensión política generada dentro y fuera del PSOE por la abrupta salida de su exsecretario general, y a la ajustada mayoría que apoya el Gobierno en la Cámara Baja permiten predecir una legislatura cuanto menos crispada.

El primer episodio se vivió en el hemiciclo durante el debate de investidura de Mariano Rajoy, con el portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, centrando su ataque sobre la bancada socialista a la que humilló por abstenerse y permitir el nuevo Gobierno popular.

La idiosincrasia de aquel discurso alumbró un nuevo modelo de debate parlamentario que, en un juego de palabras, los diputados conservadores y socialistas denominan «rufianismo». Esta semana el diputado de UPN, Carlos Salvador, se refirió a ella en la Comisión de Exteriores para calificar el boicot de la izquierda y los independentistas a que el exministro del Interior, Jorge Férnandez Díaz, ocupara la presidencia de este órgano. La diputada de ERC Anna Surra protestó al considerar «terrorismo verbal» la expresión, pero el presidente en funciones de la Comisión, Eduardo Madina, rechazó su objeción al considerar que «el rufianismo no es una escuela de pensamiento». La presidenta del Congreso no quiere que llegue a serlo. Su objetivo es es poner freno cuanto antes a esta deriva y evitar que el hemiciclo se convierta cada semana en una espectáculo donde la provocación sustituya al argumento como eje del debate parlamentario. Para ello, ha mantenido una conversación privada con Rufián en la que le ha reprendido de manera diplomática defendiendo que el respeto a todos los diputados debe guiar las intervenciones en la Cámara Baja.

Fuentes de ERC no han querido valorar este paso, pero sí señalan que Rufián tiene una opinión muy positiva de Pastor, y que el tono de sus intervenciones podría bajar. «Era la sesión de investidura y el rechazo a lo que estaba pasando era absoluto», justifican. «Los debates parlamentarios pueden ser menos broncos a partir de ahora», apuntan.

Pese a las críticas de algunos grupos respecto a su tibieza en la moderación, PSOE o Ciudadanos, Pastor está decidida a ajustarse al Reglamento del Congreso para moderar los debates de manera firme y diplomática. Una interpretación restrictiva del mismo, opinan en su entorno, contribuiría a prender la mecha de la tensión en lugar de apagarla, y favorecería precisamente a aquellos partidos que hacen de la polémica su estrategia parlamentaria.

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