Una imagen de la manifestación convocada por Podemos
Una imagen de la manifestación convocada por Podemos - EFE

El pasado «partisano» de Podemos

«La última vez que te vi, me hacías un escrache», le llegó a espetar Rosa Díez a Pablo Iglesias

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«La última vez que te vi, me hacías un escrache», le decía el año pasado Rosa Díez, exdirigente de UPyD, al líder de Podemos, Pablo Iglesias, cuando este era aún aspirante a entrar en el Hemiciclo. Iglesias respondía que el debate «siempre es bueno», y ella contestaba: «En efecto. De eso se trataba. Yo intentaba debatir y tú impedírmelo».

Podemos ha pasado de estar en la calle a estar en las instituciones. Un cambio que el mismo Iglesias reconocía en Twitter que «no nos han sentado bien». «Me impresiona e incluso me acojona pasar de ser partisanos a ejército regular», decía este mismo verano. Formando parte de las instituciones es complicado mantener un discurso antisistema, pese a que Iglesias es partidario de recuperar el tono de sus inicios en la calle.

Ahora, y a raíz de la convocatoria de la Coordinadora 25-S para «rodear el Congreso» durante la investidura, se abre la escenificación de ese cambio. Mientras los ciudadanos protestan en la calle, los dirigentes de Podemos son «rodeados», pero sus miembros muestran su simpatía. «Es saludable que los ciudadanos ejerzan sus derechos civiles», dijo ayer Iglesias al respecto, en una respuesta similar a la que le dio a Díez hace un año. Sin embargo, y aunque ve «con simpatía esa concentración», reconoció que «no nos corresponde intervenir». Sí dijo que si puede «saludará» la movilización, pero que «el protagonismo es de la gente».

Así, el máximo dirigente del partido no estará, pero sí algunos de sus integrantes. «Los diputados no tienen restringidos sus derechos civiles», defendió Iglesias. Acudirá la formación gallega En Marea mientras que la secretaria de Análisis Político y Social de Podemos, Carolina Bescansa dijo que su formación estudiará cuantos dirigentes pueden estar en la manifestación.

Antecedentes

No es la primera vez que miembros de Podemos participan en este tipo de manifestaciones. Conocido es que la hoy alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, encabezó muchas de las acciones que hicieron célebres a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. El mismo día que la propia portavoz de la PAH cobró relevancia pública fue por llamar «criminal» al representante de la banca en el Congreso de los Diputados. En un momento de su comparecencia anunció que los diputados que votasen en contra de una iniciativa legislativa popular serían «públicamente señalados allí donde vayan» (escrache), como medida de presión social. La alcaldesa sigue reivindicando hoy estas protestas como «acciones pacíficas» y defendiendo su legalidad, pese a lo cual el Código Penal, en su artículo 498, dispone que «los que emplearen fuerza, violencia, intimidación o amenaza grave para impedir a un miembro del Congreso de los Diputados, del Senado o de una Asamblea Legislativa de Comunidad Autónoma asistir a sus reuniones, o, por los mismos medios, coartaren la libre manifestación de sus opiniones o la emisión de su voto, serán castigados con la pena de prisión de tres a cinco años».

También la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, defendía los escraches antes de estar en el cargo con estas palabras: «Son manifestaciones de la libertad de expresión y, por tanto, lícitos». Dentro de su equipo, el concejal Javier Barbero era todo un experto en estar al otro lado de la trinchera, allí donde se vociferaba contra la Policía, antes de entrar en política.

Por su parte, Iglesias, además de la protesta contra Rosa Díez en la universidad —en la que también participó su número dos, Íñigo Errejón—, llegó a reconocer que antes del 15-M había participado en algunas de las grandes manifestaciones de España. Fue él mismo, según reveló en su programa de televisión «Otra Vuelta de Tuerka», quien ideó el lema de la concentración ante la sede del PP en la calle Génova, el 13 de marzo del 2004. En plena jornada de reflexión de las elecciones generales de ese año, tres días después de los atentados del 11-M, cientos de ciudadanos recibieron un SMS: «¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!».

Vuelta a la calle

En las últimas semanas, Iglesias ha mostrado sus simpatías con otras protestas. Incluída la de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid que impidieron al expresidente del Gobierno, Felipe González, dar una conferencia. «Aunque puedo no compartir la forma, es un síntoma de salud democrática que los estudiantes tuvieran la suficiente memoria para decir que no es bonito que en un centro universitario intervenga quien saca pecho con el terrorismo de Estado. Creo que eso está bien», aclaró.

También han vuelto a la calle, participando en las manifestaciones contra el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones con Estados Unidos (TTIP) y al tratado de libre comercio con Canadá (CETA) o apoyando una huelga contra las reválidas. Sin embargo, en el último año desde que entró en el Parlamento, no se recuerdan grandes convocatorias como las «Marchas por el cambio» en las que los miembros de Podemos le contaban, supuestamente, los últimos minutos del tiempo de Mariano Rajoy. «Tic-tac».

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