La oposición acusa al president de «jugar al despiste»

El PSC reclama elecciones para que los catalanes puedan votar «con garantías»

Puigdemont aplaude junto a Junqueras AFP

D. MORÁN

Independencia a plazos, juego al despiste o, directamente, ni declaración ni mucho menos suspensión. Los líderes de los partidos constitucionalistas en Cataluña, Ciudadanos, PPC y PSC, recibieron ayer con diferente diagnóstico, aunque sin moverse un milímetro del discurso que han mantenido en los últimos meses , el anuncio del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de dejar en suspenso los efectos de la declaración de independencia para abrir un proceso de diálogo.

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En sus turnos de réplica, los tres afearon al presidente catalán haber tensado la cuerda hasta el umbral de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), aunque fue la líder de Cs, Inés Arrimadas, la que cargó con mayor contundencia contra Puigdemont , acusándolo de poner «en riesgo la autonomía» catalana y al Parlament con su proceso hacia la independencia de Cataluña. Un proceso que, añadió Arrimadas, quiso culminar ayer con una «declaración de independencia a plazos».

«Una declaración de independencia suspendida, en diferido, sigue siendo una DUI a plazos», destacó la líder del partido naranja, para quien las palabras de Puigdemont son la constatación de la respuesta de Europa al proceso separatista . «Nadie en Europa apoya lo que acaba de hacer. Todo el mundo ha visto que esto no va de urnas, va de fronteras», aseguró.

Arrimadas también quiso destacar que en Cataluña la mayoría de catalanes se sienten catalanes, españoles y europeos y que si algo ha conseguido el independentismo catalán ha sido «que mucho españoles recuerden que viven en un gran país». «No sé cómo tiene de grande el corazón. En el nuestro caben las tres identidades y alguna más. No vamos a permitir que usted nos rompa el corazón», destacó.

Para el líder del PSC, Miquel Iceta, no se puede suspender una declaración de independencia que no se llegó a producir, por lo que urgió a Puigdemont a convocar elecciones para que los catalanes puedan votar «con garantías».

«En esta hora grave, le pido la responsabilidad de decir que este Parlament no ha declarado la independencia, que la Sindicatura electoral no ha proclamado resultados, que no estamos poniendo en marcha ni las previsiones de las leyes del Referéndum ni de Transitoriedad», destacó el líder socialista, quien recordó una vez más el atropello vivido en el Parlament los pasados días 6 y 7 de septiembre, cuando se aprobaron las llamadas leyes de ruptura, se «incumplió el reglamento, se pisaron los derechos de la oposición, se fulminó el Estatut y se vulneró la Constitución».

Durante su intervención, Iceta quiso subrayar en todo momento que los resultados del referéndum no podían avalar ninguna declaración de independencia ya que, apuntó, fue «un acto de votación sin garantías». «No se puede desprender ningún mandato del acto de votación organizado el 1-O», destacó antes de reprochar al presidente de la Generalitat que a sumiese «un mandato discutible» y propusiera «suspender una declaración no hecha» . «No se puede suspender una declaración que no se ha tomado», insistió. «La resolución del problema sólo pueden ser unas elecciones que permitan votar a todos con igualdad , con garantías y optar por proyectos políticos diferentes que puedan tener legitimidad democrática profunda de futuro», aventuró el líder del PSC, para quien los resultados del referéndum del 1-O solo representan a un 38% de población catalana. «Una minoría no se puede imponer a una mayoría», recordó en catalán, castellano, francés e inglés.

Por su parte, el líder del PP catalán, Xavier García Albiol, avisó a Puigdemont que, por más que «juegue al despiste», en ningún caso habrá independencia de Cataluña. « Ya no valen ambigüedades ni juegos de piruetas semánticas porque el Estado de derecho no va a permitir ningún estado independiente en forma de república ni por etapas ni en diferido», destacó Albiol, para quien Puigdemont fue lo suficientemente ambiguo como para que no quedase claro lo que quería decir.

En este sentido, el líder popular reclamó al presidente catalán que renuncie al «golpe de Estado que está perpetrando» y se siente a dialogar sobre propuestas legales y plausibles aunque, aclaró, el Estado nunca hablará de cómo romper la soberanía nacional ni de cómo separar Cataluña del resto de España. Máxime después de que la hoja de ruta independentista solo haya comportado inseguridad económica e institucional.

Desde Catalunya Sí Que Es Pot, su líder, Lluís Rabell, quiso reconocer la «valentía y coraje» de Puigdemont para abrazar la vía del diálogo e i nsistió una vez en la celebración de un referéndum acordado, con reconocimiento y con garantías, algo que, aseguró, no se produjo con el 1-O. Es por eso que Rabell, pese a reconocer que el 1-O supuso una gran movilización popular y una «demostración de fuerza del soberanismo», admitió también que no arrojó un resultado que pudiese avalar una declaración unilateral de independencia.

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