Noche de pánico en Murcia con 3 asaltos a chalés y una violación

La Policía busca a una banda muy violenta de encapuchados que hablan con acento árabe

En este chalé de Las Torres de Cotillas se produjo el último asalto de los ladrones, en pleno día Guillermo Carrión

R. Hernández/A. Negre

Fueron apenas unos minutos, pero se le hicieron eternos. «Íbamos a cenar y, cuando entré en la cocina, me los encontré de golpe. Se habían metido por allí». Esta vecina de la tranquila urbanización Montepríncipe, en Molina de Segura (Murcia) –que prefiere mantener el anonimato por temor–, y su hija, de 28 años, se vieron sorprendidas en la madrugada del lunes por cuatro encapuchados que asaltaron su vivienda en plena noche y llegaron a agredirlas y amenazarlas con un cuchillo. «Cuando te pasa algo así, tu cerebro no procesa» , explicó con un miedo que aún no la ha abandonado. «Va a cámara lenta».

Estas dos mujeres, que se encontraban solas en casa en el momento del violento asalto, son solo dos de las víctimas que está dejando tras de sí una banda que ha sembrado el terror en Molina y sus urbanizaciones. La Policía Nacional, que ya ha iniciado una investigación para tratar de dar con los delincuentes, sospecha que el mismo grupo está detrás de otros dos robos que se produjeron, esa misma madrugada, apenas a unos kilómetros de distancia: uno en Montepríncipe y otro en la cercana urbanización de Altorreal, en el residencial Miragolf. En este caso, los cuatro integrantes del violento grupo –podría existir un quinto miembro que aguardaba en el automóvil– ascendieron un escalón más en su violencia y llegaron a agredir sexualmente a la propietaria de un chalé delante de su marido.

Recorrido aterrador

Las víctimas de estos robos no han podido ofrecer una descripción física de los asaltantes, dado que iban encapuchados, pero, según precisaron fuentes cercanas al caso, sí coinciden al señalar que los ladrones, por su acento, podrían ser árabes.

El grupo comenzó su aterrador recorrido de esa noche por la vivienda de esta vecina de Montepríncipe. Un chalé, nada pretencioso, que sin embargo la banda no debió de elegir de manera casual. El domicilio se encuentra ubicado en una pequeña urbanización que cuenta con vigilancia privada y con un único camino de entrada y salida que obliga a pasar delante de una garita. Está situado, sin embargo, en uno de los extremos, separado de la carretera de Altorreal por una pequeña montaña de tierra. Los ladrones se adentraron en la vivienda en torno a las diez y media de la noche, cuando algunos de los dueños de casas cercanas aún no habían regresado de las vacaciones.

Sorprendieron a la dueña de la casa y a su hija cuando iban a cenar. «Traté de gritar para avisar a mi hija, pero me taparon la boca con la mano», recuerda la víctima, con unas heridas evidentes en el labio que denotan la agresividad de los asaltantes. «Forcejeé y traté de morderle, pero me desencajó la mandíbula». La violencia de la banda no acabó ahí. «Cogieron un cuchillo de la cocina y amenazaron a mi hija», explica. «Nos pedían dinero, joyas y droga». Esta última solicitud sorprendió a la moradora, que no tiene contacto alguno con el consumo ni tráfico de estupefacientes. Los encapuchados huyeron del chalé con dinero y joyas y las dos mujeres pudieron salir corriendo a pedir auxilio. «Tocamos todos los timbres de la calle», recuerda. «Llegaba un vecino en el coche con su familia y le pedimos que llamara a la Policía» .

Especialistas de la Policía Científica y otros miembros del Cuerpo trabajaron en esta casa y en el resto de viviendas asaltadas para tratar de recabar cualquier pista que ayude a encontrar a los asaltantes.

En una hora

Tras este golpe, la banda se dirigió a otra vivienda de la urbanización Montepríncipe, donde llegaron en torno a las 23.30 horas. La familia no se percató de la presencia de los ladrones hasta que escuchó ruidos y, al asomarse a su parcela, pudo ver a los cuatro asaltantes que se marchaban de allí.

Lo peor estaba aún por llegar. El violento grupo se consiguió colar, ya de madrugada, en una vivienda de Altorreal, cerca de una de las vías principales de la urbanización. Las viviendas, en este punto, colindan con el campo de golf de Altorreal, una frontera que, al parecer, utilizaron para adentrarse en el interior del chalé.

El matrimonio denunció horas después en la Comisaría, cuando logró escapar, que los cuatro encapuchados habían estado varias horas dentro de la casa. Maniataron y propinaron al marido una brutal paliza y agredieron sexualmente a la mujer en su presencia. La víctima de la violación fue trasladada a un hospital donde la examinó un forense. La Policía ha obtenido muestras de ADN para cotejarlas con los bancos de datos policiales.

Los investigadores buscan grabaciones de cámaras de seguridad para obtener alguna pista. Un vigilante de la urbanización Montepríncipe encontró un joyero del que los agentes intentan extraer huellas dactilares para localizar a los integrantes de esta banda que, en una única madrugada, consiguió sembrar el miedo en Molina.

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