Mariano Rajoy y Albert Rivera, en la reunión que mantuvieron el pasado agosto
Mariano Rajoy y Albert Rivera, en la reunión que mantuvieron el pasado agosto - Óscar del Pozo

La Moncloa teme una pinza PSOE-Ciudadanos para debilitar a Rajoy

El Gobierno prevé un curso duro por la «deriva populista» de Sánchez y reprocha a Rivera que quiera desgastar al PP para ocupar su espacio político

Madrid Actualizado: Guardar
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Ha bastado poco más de un mes para que en La Moncloa hayan asumido que poco pueden esperar del PSOE de Pedro Sánchez, más allá de su apoyo frente al desafío independentista. El Gobierno ha tomado buena nota de «los primeros síntomas de la deriva populista» del principal partido de la oposición, y teme que esa radicalización se confirme en un otoño que prevé muy caliente. El equipo de Rajoy cree que será entonces cuando el PSOE reactive las derogaciones de sus principales reformas e impulse iniciativas dirigidas exclusivamente a desgastar al Gobierno, y no descarta que pueda contar para ello con Ciudadanos, con el único objetivo de debilitar políticamente al presidente.

En La Moncloa ven al nuevo PSOE «menos europeísta y más plurinacional», más propenso «a volver a jugar a la política del selfie de Podemos» y con gestos populistas, como su bandazo sobre el Tratado de Libre Comercio con Canadá (CETA), sus fotos de complicidad con Iglesias y su negativa tajante a dialogar siquiera sobre el techo de gasto.

«No se puede ser equidistante entre más Europa o más populismo, entre más Europa o más Marine Le Pen, entre más Europa o más Pablo Iglesias», advirtió la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en el Congreso. Junto a ello, en el entorno de Rajoy preocupa que el PSOE se presente como menos constitucionalista, con una propuesta sobre un «Estado plurinacional» que ha dejado muchas preguntas sin resolver: ¿cuáles son las naciones y sus competencias? ¿Hay una soberanía y muchas naciones?

El presidente del Gobierno prefiere quedarse con la llamada que le hizo Sánchez el 29 de mayo, en la que le expresó su respaldo para impedir un referéndum de autodeterminación en Cataluña y subrayó su defensa de la unidad de España y la soberanía nacional. El Gobierno «agradeció» esa llamada, pero la inquietud por la deriva socialista existe.

Estrategia de la oposición

Lo que quedó claro en la moción de censura que presentó Podemos es que no hay una alternativa en el Congreso para «echar» al PP. A falta de esa mayoría, la oposición ha centrado sus esfuerzos en desgastar al Gobierno de Rajoy. La Moncloa cree que «todos» los partidos han entrado en esa estrategia, incluido el socio que sigue considerando preferente, Ciudadanos.

El mejor ejemplo lo encontró en la Comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP, que se abrió hace una semana con la comparecencia de Luis Bárcenas. «Cada vez que aparece Bárcenas nos hace daño, claro que sí. Y los partidos de la oposición lo saben, están en desgastar al Gobierno, cuanto más mejor. Ciudadanos también, porque quiere ocupar nuestro espacio político y le interesa un Gobierno débil y desgastado», explica un ministro.

Rajoy cuenta con ese intento de desgaste continuo, incluso por parte de sus socios. Pero fija su atención en lo que considera «lo importante», que es la aprobación de los Presupuestos, y, ahora de forma más inmediata, el techo de gasto de 2018. «Eso es lo que nos da estabilidad, y eso es lo fundamental. El resto solo es ruido, estrategias parlamentarias que entendemos», comenta alguien muy próximo al presidente. Para aprobar «lo importante», los Presupuestos y el techo de gasto, el Gobierno cuenta con Cs y el PNV.

En Varsovia, el presidente del Gobierno dio por sentado que el PSOE ni está ni se le espera ya en un acuerdo sobre el techo de gasto, que el Consejo de Ministros aprobará hoy y que debe contar con el visto bueno del Pleno del Congreso el próximo 12 de julio. «No tienen ninguna intención de negociar», advirtió Rajoy, quien lamentó que en apenas seis meses haya cambiado radicalmente la posición del PSOE, ya que a finales del año pasado llegó a un acuerdo con el Gobierno para aprobar el techo de gasto de 2017.

Respecto a Ciudadanos, y la condición que ha puesto el partido de Rivera de aprobar una rebaja fiscal, el Gobierno no descarta hacer un «gesto», una rebaja muy concreta o ayudas puntuales, quizás dirigidas a las familias, pero después de la reforma fiscal de 2015 cree que no es el momento de llevar a cabo una nueva, al menos hasta 2019.

Reprobaciones, comisiones y derogaciones

El desgaste al Gobierno pasa por tres vías: las reprobaciones a miembros del Ejecutivo, las comisiones de investigación centradas en la actuación del PP y las derogaciones de las grandes reformas de la primera legislatura de Rajoy. La Moncloa prevé que será a la vuelta del verano cuando se produzca una ofensiva parlamentaria para intentar derogar reformas como la del mercado laboral o la de seguridad ciudadana.

De momento, el problema que tiene la oposición es que hay un gran acuerdo en criticar esas reformas, pero también un enorme desacuerdo en saber qué se quiere hacer en su lugar. A esa baza se agarra el Gobierno, que observa con atención la actitud de Ciudadanos, pues sus votos unidos a los del PSOE y Podemos en asuntos concretos permitirían tumbar cualquier iniciativa.

Si el PSOE cambió de opinión sobre el CETA apenas en 24 horas, los movimientos y giros de Sánchez en el futuro son difíciles de prever en La Moncloa. El Gobierno ve totalmente «imprevisible» la posibilidad de que los socialistas impulsen una moción de censura en los próximos meses. En los despachos y pasillos monclovitas no se atreven a hacer un pronóstico, pero sí creen que «Pedro Sánchez tomará decisiones como esa de la moción de censura por puro impulso y según sople el viento».

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