Moncloa recuerda a Rivera que el 155 se levanta si hay gobierno catalán y Sánchez le acusa de dar bandazos

«Para cambiar un país, hay que conocerlo», advierten fuentes del Ejecutivo

El discurso del presidente de Ciudadanos levanta ampollas en todo el arco parlamentario

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, conversa en su escaño con el ministro de Justicia, Rafael Catalá EFE
Ana I. Sánchez

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La exigencia lanzada este jueves por el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, de mantener la aplicación del artículo 155 en Cataluña si el nuevo gobierno de esta comunidad no declara asumir el mandato de la Constitució n ha levantado ampollas en el Gobierno pero también en todos los demás grupos del arco parlamentario.

La vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría , se ha detenido con gesto muy grave para hablar con la Prensa a su llegada al Pleno y advertir de que «cualquier modificación de ese artículo (155) tiene que nacer de un consenso muy amplio y basarse en circunstancias concretas».

La número dos del Gobierno ha recordado que la aplicación de este precepto constitucional se llevó a cabo «con un consenso importante y previas conversaciones con los grupos» , después de que una comunidad autónoma se hubiera «saltado la legalidad, la Constitución y los derechos de los ciudadanos». El texto aprobado por el PP, PSOE y Ciudadanos establece que «las medidas contenidas en este Acuerdo se mantendrán vigentes y serán de aplicación hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalitat, resultante de la celebración de las correspondientes elecciones al Parlamento de Cataluña».

«Pediría a todos los grupos que trabajemos con lealtad» ha continuado la vicepresidenta antes de recordar que la crisis catalana es un tema «muy serio para la estabilidad de nuestro país y hay que hacer las cosas muy bien». Sáenz de Santamaría ha subrayado también que la secretaría de Estado para las Administraciones Territoriales ha suministrado «mucha información» sobre el proceso catalán a Ciudadanos y PSOE y está a su disposición para seguir haciéndolo. «No siempre tiene que ser Rajoy el que está llamando a los demás y estos escuchando. Si de verdad querían más información que hubieran llamado», subrayan fuentes populares en la misma línea. «Para cambiar un país hay que conocerlo», remataban fuentes de La Moncloa.

En el PSOE las posiciones de Albert Rivera se han recibido de forma muy crítica. Erosionando todavía más la relación de los socilistas y Ciudadanos. El secrertario general de los socialistas, Pedro Sánchez, en una declaraciones en Soria hacía suya la valoración que Rajoy le dedicó ayer a Rivera, y la desarrollaba un paso más: «No necesitamos ni aprovechateguis ni amarraateguis sino sentido común».

El líder socialista ha vuelto a insistir que su partido es leal «con el Estado» pero no con un Gobierno con el que tiene «muchas diferencias». Aunque en las filas socialists hay mucha discrepancia con la estrategia del Gobierno, especialmente en lo que se refiere al proceso de detención de Puigdemont y cómo han sucedido los acontecimientos posteriores, se comparte con el Gobierno el deseo de que haya Govern en Cataluña y se levante el 155, sin anticipar respuestas futuras. Y le ha pedido a Rivera «que tiene que ser de fiar y no dar bandazos».

Aún más crítico ha sido el portavoz del PDECat, Carles Campuzano, para quien Rivera se ha convertido ya en «uno de los problemas que tiene España para resolver la cuestión catalana». El político independentista ha insistido en que el conflicto exige política y capacidad de dialogar. «Hoy Albert Rivera es un problema para España en la medida de que su discurso refuerza esa idea autoritaria y represiva más propia de un país como Turquía que de un país democráticamente avanzado», ha abundado. En esta línea se ha preduntado si en España se puede defender por la vía democrática la aspiración de Cataluña a la independencia. «En países democráticos sí. Quizás Rivera aspira a convertir a España en un país como Turquía», se ha contestado. Para el portavoz de ERC, Joan Tardà , el anuncio de Rivera solo pretende «atemorizar a los catalanes para que en 20 años no lo vuelvan a intentar».

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