Todo irá bien

Los mayores majaderos de la Tierra

El independentismo no ha logrado el apoyo ni de los mayores majaderos de la Tierra

Puigdemont posa el pasado septiembre junto a una delegación de países europeos enviados para seguir el 1-O EFE
Salvador Sostres

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El cónsul de Venezuela en Barcelona, tentado por la propaganda del proceso independentista, y con el ánimo de perjudicar al presidente Rajoy, se reunió antes del verano con Oriol Soler y Oriol Junqueras para prometerles que su país reconocería la eventual independencia de Cataluña. Oriol Soler es un supuesto empresario que siempre se ha valido de dinero público para montar sus tinglados editoriales y sus conspiraciones secesionistas. Pero el cónsul asistió con estupor a los días posteriores al 1 de octubre y ante tamaña demostración de incompetencia y de torpeza se desmarcó de cualquier reconocimiento o complicidad con los independentistas. Maduro decidió jugar a caballo ganador y aprovechar para hacerse el simpático con España.

Igualmente los independentistas creyeron que el Estado de Israel podría ayudarles y no fueran pocos los enviados que usaron para buscar este fundamental apoyo. Israel nunca ha tenido ningún interés en incomodar a España pero ha sido siempre sensible a que una determinada expresión del nacionalismo catalán toma como referencia la causa del pueblo judío.

Seguramente el independentismo no estuvo nunca cerca de un reconocimiento oficial pero sí de alguna demostración de simpatía, que en cualquier caso murió cuando la inteligencia israelí se dio cuenta de que la tradición pujolista -la más proisraelí- casi se había extinguido en el catalanismo político y que Esquerra y la CUP no sólo son propalestinos sino claramente antisionistas, con dejes de un antisemitismo preocupante y ofensivo.

Pero es que tampco Palestina ha querido dar la cara por la independencia de Cataluña, porque espera de España, algún día, algún tipo de reconocimiento que sería claramente incompatible con que los palestinos hubieran jugado a desestabilizar -sin ninguna necesidad- a nuestro país.

Bélgica, que en algunos momentos ha jugado un papel equívoco y hasta esquivo, está más comprometida que nunca con España sobre todo desde la reunión de la semana pasada en Gotemburgo entre su primer ministro y el presidente Rajoy. Como Venezuela, Bélgica ha entendido quién va a ganar esta partida; y como el resto de la Unión Europea -aunque un poco más tarde- se ha dado cuenta de que si coquetea con forajidos se le va a llenar el país de toda clase de malhechores y delincuentes con pretextos políticos, que es exactamente lo que ha hecho el señor Puigdemont dándose a la fuga.

En clave más doméstica, hemos visto cómo no sólo las más significativas empresas huyen de Catauña, sino que las que se han quedado evitan cualquier signo de afinidad con el independentismo. La familia Tous ha expulsado a Pilar Rahola y a la esposa de Artur Mas del patronato de su fundación.

En clave más lejana, pero exactamente por los mismos motivos, Puigdemont empieza a tener problemas económicos en Bruselas. Los diputados flamencos, pasada la novedad, se han cansado de tener cada día a cenar a un señor de Gerona y los empresarios catalanes tan supuestamente patriotas han dejado de mandarle dinero porque no quieren que se les relacione con quien por mucho que gane las elecciones -que ya veremos- acabará en la cárcel.

Por último, la operación Assange, otra idea de Oriol Soler, le ha salido también muy mal al independentismo, porque todo el mundo se ha dado cuenta de qué clase de tarados apoyan su causa; y también porque Ecuador le ha recomendado a Assange que deje de entrometerse en los asuntos internos de España si no quiere que le entreguen a la justicia estadounidense.

El independentismo no ha conseguido el reconocimiento ni de los mayores majaderos de la Tierra. De hecho, ni los propios independentistas se han reconocido a sí mismos y han renunciado a la vía unilateral -o sea, a la independencia- y hablan de bilateralidad y de soluciones acordadas como el mejor PNV de todos los tiempos, que es el presente.

Por lo tanto, es muy fácil la respuesta a la pregunta que muchos se hacen sobre qué hará el Gobierno si los independentistas vuelven a obtener la mayoría absoluta o alcanzan el 50% de los votos. Aunque es poco probable que suceda, de producirse, España, como cualquier país serio, defenderá su legalidad y su Estado de Derecho hasta las últimas consecuencias, que es defender su libertad y la de todos los españoles. Y ya hemos visto lo que hacen, y cómo, los gallitos que tanto le chulean al Estado cuando el Estado, con toda su maquinaria, comparece e impone su orden.

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