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Francisco Marhuenda, director de «La Razón» - ERNESTO AGUDO

Operación LezoMarhuenda: «Ya nos hemos inventado una cosa muy buena para darle una leche»

El director de «La Razón» y el presidente del periódico, Mauricio Casals, maniobraron para frenar a Cifuentes

Madrid Actualizado: Guardar
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La operación contra la trama corrupta supuestamente liderada por Ignacio González tiene, además, una sorprendente rama mediática. Entre la veintena de investigados en esta causa se encuentran el presidente y el director de «La Razón», Mauricio Casals y Francisco Marhuenda, respectivamente. Además, entre los detenidos está el consejero delegado de la editora del rotativo madrileño, Edmundo Rodríguez Sobrino, considerado el hombre de González en Iberoamérica y muy próximo además a Casals, como lo demuestra el cargo que ocupa en el diario. Esa cercanía y la protección que le brindaban la han podido confirmar los investigadores en las escuchas, según ha podido saber ABC.

Mauricio Casals y Francisco Marhuenda, que este jueves declaran como investigados ante el juez Eloy Velasco por coacciones, obstrucción a la Justicia y pertenencia a organización criminal, habrían utilizado el medio que dirigen para presionar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a la que se refererían en determinados círculos con apelativos de dudoso gusto, cuando no claramente ofensivos, tras reunirse con ella y no acceder esta a sus pretensiones.

Como se sabe, la presidenta regional aportó a finales de junio del año pasado a la Fiscalía General del Estado documentación del Canal de Isabel II que ha sido clave en las pesquisas. Casals y Marhuenda no querían que saliera a luz. Las intervenciones telefónicas dejan constancia de las maniobras para frenar esa actuación bajo la amenaza de orquestar una feroz campaña mediática contra Cifuentes. La pretensión -que no cuajó- era que dicha campaña se extendiera a otros medios del grupo que integra Atresmedia, cuyos responsables no accedieron a dichas coacciones, ante lo que el director de «La Razón» muestra su contrariedad, pero busca alternativas. «Ya nos hemos inventado una cosa muy buena para darle una leche».

Marhuenda en una grabación le dice al consejero Rodríguez, a quien Cifuentes destituyó del Canal, lo siguiente: «Le hemos dicho que eres un soldado nuestro, que eres intocable para nosotros y ella por las malas tiene mucho que perder. En una guerra no puede ganar». Se acababan de reunir con la presidenta.

Existen, por tanto, «datos objetivos» de esas coacciones, por las que fueran preguntadas ayer por el juez Eloy Velasco tanto Cifuentes como su directora de gabinete, Marisa González, en sus comparecencias como testigos, así como el número dos y consejero de Presidencia, Ángel Martín. Los investigadores les mostraron las escuchas en las que los investigados exponen sus arteras maniobras. No obstante, ninguno presentó denuncia por estos hechos. «Esta ya está enterada», se jacta Marhuenda en otra grabación.

Grupo Atresmedia

El diario presidido por Casals y dirigido por Marhuenda pertenece al grupo de comunicación Atresmedia, del que forman parte Antena 3, La Sexta y Onda Cero. Su máximo accionista es Planeta, cuyo presidente, Josep Crehueras, declaró ayer como testigo.

Casals y Marhuenda trataban de proteger de forma clara al consejero delegado de la editora del rotativo, Audiovisual Española 2000. Se trata del ahora detenido Edmundo Rodríguez Sobrino, que tiene el 23,9 por ciento de las acciones a través de otra sociedad. Este empresario ocupa ese cargo en «La Razón» desde 1999 y entre 2006 y 2016 lo compatibilizó con la presidencia de una de las filiales del Canal, Interamericana de Aguas y Servicios SA (Innasa), con sede en Colombia. Es significativo que el rotativo se benefició de más publicidad de esta empresa pública que otros de mayor tirada.

Su nombre ya había aparecido en dos ocasiones. La primera, en 2008, cuando fue grabado con Ignacio González en Cartagena de Indias en lo que parecía una operación de espionaje. Se les veía con unas bolsas que alimentaron la imaginación de muchos. Para entonces ya estaba al frente de Innasa. Y la segunda vez fue por aparecer en los conocidos como «papeles de Panamá». Le costó su puesto en el Canal.

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