Manuel Marín

Llega el «pacto del tractor»

El PNV no asumirá la responsabilidad de hundir la legislatura, pero aprovechará la coyuntura

Manuel Marín
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Aún es pronto para admitirlo públicamente, pero en el PP nadie confía en que el PSOE se avenga a pactar los presupuestos generales del Estado. A partir del Comité Federal socialista del próximo sábado, las familias de este socialismo fracturado renunciarán al perfil institucional que la gestora adoptó para permitir la investidura de Mariano Rajoy y la aprobación del techo de gasto. Los presupuestos son palabras mayores y el estado de embotamiento orgánico del PSOE se evolucionará conforme se acerque la fecha de su congreso re-fundacional hacia una progresiva radicalización contra el PP. En el mensaje de los candidatos que decidan presentarse ya no podrá figurar guiño alguno a la derecha, y en el PP lo saben a conciencia. No habrá más treguas obligadas por las circunstancias, más abstenciones técnicas ni más generosidad táctica, sencillamente porque el PSOE ha cumplido con su cupo de responsabilidad institucional y se juega a la ruleta su existencia.

Y como en política la ingenuidad cotiza aún menos que el buenismo, el PP carecerá de otra salida que acentuar el cortejo pre-primaveral del PNV para sellar lo que algunos empiezan a llamar el «Pacto del Tractor». Aquello de «si bien me quieres, Mariano, menos leña y más grano», que exigió Aitor Esteban a Rajoy en el debate de investidura, y que el presidente replicó con humor gallego provocando la sonrisa -inédita en un nacionalista- del portavoz vasco: «Si quieres grano, Aitor, te prestaré mi tractor». El tractor está en marcha porque uno quiere y el otro se deja querer, más allá de que los cánones de la política al uso, el do ut des de toda la vida, manden marear la perdiz como una cansina liturgia antes de cazarla.

Nadie en el PP, ni en el PSOE, ni siquiera en Ciudadanos tras su balsámica renuncia a cualquier remilgo de pactar nada con nacionalistas, ve peligrar el primer año de legislatura. Un fracaso en los Presupuestos obligaría a Rajoy a convocar elecciones, y nadie está hoy en esas honduras. Es tiempo de congresos, de cálculo de daños y de reparaciones: un cónclave reconstituyente y trufado de pellizcos de monja en el caso del PP, refundacional y convaleciente en el del PSOE, de autocrítica fingida en Ciudadanos, y a dentelladas de rottweiler en Podemos. El PNV no asumirá la responsabilidad de hundir la legislatura prematuramente, pero aprovechará la coyuntura para llenar alforjas. El ruido ronco del tractor ya se oye camino de Bilbao.

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