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Francisco Corera, cabecilla de la trama Gürtel - EFE

Juicio del caso GürtelCorrea: «Quedaba con los políticos y les daba el sobre»

El líder de la trama Gürtel admite que pactó con Bárcenas amañar contratos y repartirse comisiones

Correa, ante el juez: «Génova era mi casa. Estaba más tiempo que en mi despacho»

Madrid Actualizado: Guardar
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El líder de la trama Gürtel, Francisco Correa, ha asegurado este jueves que la red corrupta que encabezó abonó parte de las campañas electorales del Partido Popular en Pozuelo de Alarcón y Majadahonda, hechos por los que la formación política es juzgada como responsable civil. La Fiscalía Anticorrupción considera a Correa el cabecilla de una extensa trama que pervirtió la función pública en administraciones del PP.

El acusado, que se ha remontado a lo orígenes de sus empresas, ha reconocido que pactó con el extesorero del PP Luis Bárcenas amañar los contratos públicos a favor de empresarios afines, que luego colaborarían con el partido, gracias a los contactos de ambos: los empresariales de Correa, los políticos del extesorero.

A cambio, ellos cobraban mordidas, que en parte iban a parar a Bárcenas para el PP, ha expresado Correa, quien ha asegurado que va a contar «toda la verdad».

Correa ha asumido en exclusiva el pago de las dádivas a los políticos corruptos. «La relación con los políticos la tenía solo yo: quedaba con ellos y les daba el sobre», ha expresado cuando la fiscal del caso le ha cuestionado cómo se abonaban los pagos en B a los cargos políticos. El cabecilla ha reconocido pagos al exdiputado de Madrid Alberto López Viejo o al exconcejal por Segovia Jesús Merino. «Existen muchos Franciscos Correas, pero a mí me cogieron y estoy en el banquillo».

La relación con el Partido Popular, para quien Correa ha trabajado «veinticinco horas al día», según sus propias palabras, comenzó en 1993 después de conocer a Bárcenas a través de un amigo en común. Antes sus empresas colaboraron con el director de comunicación del expresidente socialista Felipe González, Julio Feo. «Poco a poco Luis Bárcenas me dio juego. Empezamos a entrar. Éramos buenos profesionales», ha declarado el acusado, quien ha presumido de la eficiencia de sus empresas, que revolucionaron los costes de los mítines políticos. «A partir de ahí empezamos a trabajar muchísimo con el PP», ha explicado Correa, hasta el punto de señalar: «Génova era mi casa. Estaba más tiempo que en mi despacho».

Poca sintonía con Rajoy

«¿Cuándo cesó la relación con el PP?», ha cuestionado la fiscal, quien está apuntalando sus acusaciones con las confesiones del cabecilla de la trama. «Acabó en 2004-2005. Nosotros trabajamos con todo el equipo de José María Aznar y entonces nombran presidente del partido a Mariano Rajoy. Pablo Crespo no tenía una buena relación con Rajoy en Galicia y él era el director general de nuestras empresas. No había una química, en esa época nos fuimos a trabajar en Valencia con Francisco Camps», ha respondido Correa, quien ha reconocido que también influyeron los enfrentamientos con Bárcenas por su actitud hacia el grupo.

Correa también ha reconocido los sobornos y regalos al exalcalde de Pozuelo de Alarcón Jesús Sepúlveda: coches, viajes que realizaba su familia con nuestra agencia. «No nos costaba dinero mandar un payaso, unos globos, un castillo» para los cumpleaños de los hijos de Sepúlveda y la exministra de Sanidad Ana Mato, ha explicado. El capo de la trama ha encuadrado estos pagos en las prácticas habituales de las empresas del mundo privado. «Estoy hoy en día es cohecho».

El cabecilla de la trama corrupta ha tratado de exculpar a los tres empleados de sus empresas que se sientan en el banquillo de los acusados: José Luis Izquierdo, Javier Nombela e Isabel Jordán, piezas menores del entramado corrupto. «Son personas administrativas, que han hecho un trabajo como en cualquier otra empresa del país», ha insistido Correa, quien ha desligado sus irregularidades de sus compañías.

«No volví a declarar a Hacienda»

«Desde 1994 no volví a declarar a Hacienda», ha reconocido este jueves el cabecilla de la trama Gürtel Francisco Correa, quien está confesando las irregularidades que cometió la red corrupta con la intención de conseguir una rebaja de su pena de prisión si es condenado. Correa, quien ha declarado acompañado de un gran archivador azul plagado de documentos y notas, ha explicado que después de un incidente empresarial en 1994 ordenó crear un entramado empresarial opaco.

Correa encargó al acusado Luis De Miguel, considerado el arquitecto financiero de las empresas de Correa, elaborar un sistema de empresas en el extranjero, que fueron «legales, como dijo la Udef», según su versión. Una red de empresas que llegaron hasta paraísos fiscales con el objetivo de ocultar el nombre de Correa. «Le dije: quiero ser opaco. No quería aparecer como propietario». A De Miguel le sucedió Ramón Blanco Balín al frente de la estructura societaria de Correa.

En su confesión, Correa ha dejado claro que no considera ilegales muchas de las tretas que su grupo de empresas practicó para conseguir las adjudicaciones a toda costa. «Esto en el concepto administrativo está mal visto, pero para mí no. Usted me dirá que eso es prevaricación o no sé cómo se llama», ha afirmado, al ser preguntado sobre la tela de araña de compañías que conformó, siempre con otros nombres: muchas de estas firmas se presentaban a la vez al mismo concurso. En el mismo sentido, se ha mostrado sorprendido de que la Fiscalía califique de cohecho o sobornos los regalos que la trama realizaba a empresarios, funcionarios y políticos.

Pagó «dádivas» a políticos

Correa, quien pasó más de tres años en prisión preventiva y nunca colaboró con la justicia, ha respondido a la Fiscalía que va a reconocer los hechos de los que le acusan, pero que tratará de «esclarecer algunos que no se corresponden con la realidad». En la quinta sesión del juicio, el cabecilla ha reconocido que pagó «dádivas» a todos los políticos que le ha nombrado el Ministerio Público menos Ricardo Galeote.

Correa ya solicitó a la Audiencia Nacional que liberara el embargo sobre parte de sus cuentas en Suiza para abonar los 2,2 millones de euros de responsabilidad civil que la Fiscalía le exige para reparar el daño. Un cambio de actitud que continuó en las sesiones dedicadas a las cuestiones de forma previas a los interrogatorios: el cabecilla no cuestionó la investigación ni pidió anular el juicio, como solicitaron los demás acusados, como Pablo Crespo, o el propio Partido Popular.

Fuentes jurídicas informaron que el capo de la trama, a quienes sus conocidos llamaban «Don Vito», estaba dispuesto a reconocer el rosario de hechos delictivos que le atribuye la Fiscalía Anticorrupción y a devolver el dinero saqueado a las administraciones públicas. Correa armó un complejo entramado corrupto gracias a sus amistades con políticos del PP, quienes le ayudaron a beneficiarse de adjudicaciones.

La oferta de Correa, con la que buscaría que se le redujesen los años de prisión si es condenado, pasaba por un pacto en todas las piezas del caso Gürtel, causa judicial a la que precisamente su nombre en alemán. La Fiscalía Anticorrupción pide para él 125 años y un mes de prisión por ser el cabecilla de una red corrupta que pervirtió la función pública y saqueó las arcas de diversas administraciones gobernadas por el PP en los años previos a la crisis. La trama pagó sobornos y agasajó a funcionarios y políticos a cambio de adjudicaciones irregulares a sus empresas. Los beneficios se ocultaron a Hacienda.

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