Desafío independentista de la Generalitat

Una lección de tolerancia

Alumnos improvisan una concentración ante su instituto contra las presiones a hijos de guardias civiles por el 1-O

Instituto El Palau de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), cuyos alumnos se movilizaron para apotar a los hijos de guardias civiles acosados INÉS BAUCELLS

ANNA CABEZA

Movilización magistral. Sin ninguna postura sobre el 1-O, sin apenas banderas ni pancartas e impulsada por jóvenes por compañerismo, más de 200 alumnos de secundaria y Bachillerato se concentraron ayer a las puertas del IES El Palau de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), uno de los puntos de votación del pasado referéndum ilegal y que ayer se erigió como un epicentro de la denuncia del acoso que han sufrido algunos alumnos , simplemente por ser hijos de guardias civiles.

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La Benemérita tiene justo a cien metros del instituto, en una calle paralela, su mayor cuartel en Cataluña, en una zona residencial en la que el proceso independentista brilla por su ausencia -aunque es el tema de conversación en las terrazas y bares, apenas se ven banderas, pancartas o carteles reivindicativos- y en cuyas calles se respira, al menos hasta esta semana, un perfecto clima de convivencia. Muchos hijos de los agentes acuden precisamente a este centro educativo , de renombre por su línea progresista y conocido también por ser uno de los más grandes de Cataluña.

Lejos de su buena reputación, el centro se ha visto empañado después de que familias de sus alumnos hayan denunciado presiones a menores. El pasado lunes, un día después del referéndum ilegal, en la escuela se quiso seguir un paro de 15 minutos en señal de protesta por las actuaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil durante el 1-O, en un nuevo caso de politización de las aulas catalanas . Padres, algunos miembros de la Benemérita, denunciaron que algunos profesores incitaron a los jóvenes a posicionarse y pidieron que levantaran la mano quienes les parecía bien la intervención policial , situación que puso a decenas de alumnos en apuros.

Querella pendiente

El coordinador en Cataluña de la Asociación Española de la Guardia Civil, Bartolomé Barba, sostiene que, además, se impulsaron debates en el aula sobre la violencia policial e invitaron a condenar la actuación de los cuerpos de seguridad del Estado y que, por todo, ese día algunos niños «llegaron llorando a casa» . Los padres confirman a ABC que estudian denunciar el caso ante la Fiscalía de Menores por si se hubiese incurrido en un delito de acoso a menores o incluso de odio.

Después de días de tensión por los hechos, los alumnos improvisaron anteayer por la noche y vía Whatsapp una concentración silenciosa, sin apenas símbolos -tan solo un par de banderas españolas-, de una hora en la entrada del centro, todo ello para mostrar el respaldo a los compañeros que se sintieron intimidados y para pedir respeto para todas las opiniones políticas. «Actitud irresponsable, inmadura y fuera de lugar en un centro educativo de secundaria», decía el mensaje.

«Mejor no posicionarse»

«Nos avisaron a última hora por móvil, no sé quién lo inició», explicaron a ABC alumnas de Bachillerato al salir ayer de clase. «Yo soy hija de guardia civil» , aseguraba Elena -nombre ficticio-, que apuntó que las mayores presiones se han dado en la ESO. Ella considera «una falta de respeto que en clase ocurra esta presión» y aconseja que «lo mejor es no posicionarse». «No hay ningún tipo de ‘bullying’ en clase», replicaba ayer María -nombre ficticio- una amiga suya, que confesaba «ser independentista».

La protesta, además, llegó la misma mañana en la que el centro amaneció con pintadas de «Stop adoctrinamiento» y «Viva la Guardia Civil. Todo nuestro apoyo» , lemas que a primera hora de la tarde de ayer seguían reluciendo en la puerta de entrada del instituto. La movilización, que transcurrió sin ningún incidente, sorprendió a docentes, que intentaron convencer sin gran éxito a los alumnos para que entraran en clase.

La dirección del centro, que no ha querido hacer declaraciones al respecto, se limitó ayer a colgar un comunicado en su web en el que se aseguraba que el claustro de profesores «siempre ha velado por la perfecta convivencia de su comunidad educativa» y lamentaba que se haya cuestionado la práctica profesional de sus docentes. Desde el departamento de Enseñanza de la Generalitat se han interesado por el caso y ratifican que, según les han asegurado desde el centro, estas presiones no han existido.

Por su lado, el alcalde de Sant Andreu de la Barca, Enric Llorca (PSC), hizo ayer público un bando municipal para llamar al respeto, la tolerancia y el diálogo. «Sant Andreu de la Barca es una ciudad acogedora, tolerante, cívica, pacífica, respetuosa y amable , donde no sobra nadie y donde tienen cabida todas las ideologías», sentenció. El Ayuntamiento, que ha recibido varias denuncias al respecto -«ni una ni dos», inciden a ABC sin querer concretarlas-, ha solicitado un informe a los servicios territoriales de Enseñanza para saber qué ha pasado y, si se tercia, pedir explicaciones por ello.

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