La juez de Algeciras: «La zona se ha convertido en el Nápoles de la era de Falcone, un nuevo territorio ETA»

La jueza que envió a prisión a los detenidos por agredir a guardias civiles en Algeciras asegura que los narcotraficantes buscan crear «una ciudad sin ley»

Un grupo de guardias civiles en una imagen de archivo JUAN CARLOS SOLER

S.E.

La jueza que envió a prisión a los ocho detenidos por agredir a guardias civiles en Algeciras (Cádiz) opina que el Campo de Gibraltar es una zona «denostada» por los políticos que ha sido dominada por las mafias de la droga y supone «el nuevo territorio ETA», aunque estos terroristas lo que quieren es dinero .

La titular del Juzgado de Instrucción 1 de Algeciras, Belén Barranco Arévalo, argumenta así el envío a prisión de los ocho arrestados por los sucesos del pasado día 12, cuando un grupo de personas que asistía a una comunión agredió a nueve agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) que estaban fuera de servicio y salían de comer de un restaurante de esa localidad.

En el auto de prisión, la juez argumenta que los detenidos «lo que pretendían en su fuero más interno era convertir la zona donde se celebraba la comunión en su territorio, haciéndola suya en una suerte de ' ciudad sin ley ' o más bien haciendo que impere la ley del más fuerte o la ley de la violencia».

Asegura que «esto no es ni más ni menos que lo que sucede día sí y día no en este punto del mapa geográfico, el sur del sur de España», y precisa que Campo de Gibraltar es una zona «olvidada y denostada por los responsables políticos que han conformado y siguen conformando los poderes ejecutivos nacional y autonómico», y «ninguneada» de la que «se han adueñado las mafias del narcotráfico junto a todos sus súbditos y acólitos económicos».

«Por ello se ha convertido en el Nápoles que imperaba en la era de Falcone , de la 'cosa nostra', se ha convertido en el nuevo territorio ETA», añade, precisando que «solo que ahora el grupo terrorista no persigue un ideal político, sino algo mucho más simple y pueril: el libre tráfico de drogas y el disfrute de los placeres que otorga el alto poder adquisitivo que se consigue con esta actividad».

Ahonda la magistrada en que los detenidos actuaron así con un grupo de elite de la Guardia Civil y en cómo puede afectar esa actitud a la libertad de movimientos de agentes, asegurando que no se trata, como argumentaron los arrestados, de una simple «pelea de borrachos».

El auto de prisión relata cómo uno de los acusados, el padre de una niña que hacía la comunión, ve a los agentes cerca y les grita: « No pasáis por aquí porque no me sale de los cojones », tras lo que él y un sobrino suyo comienzan a lanzar cristales a los agentes y se les suman varios allegados que protagonizan contra los agentes «una lluvia de adoquines, vasos de cristal, palos e incluso la base de un macetero de metal».

Los guardias se identifican desde el primer momento y levantan las manos, soportando frases como la dicha por la única mujer detenida, que gritó « matadlos , que se us (sic) vayáis de aquí, que no os queremos», hasta que uno de ellos dispara al aire tres veces para disuadir a los atacantes.

Por todo ellos el auto, fechado el pasado jueves, ordena prisión comunicada y sin fianza para los ocho arrestados por los delitos de atentado contra agente de la autoridad y de desórdenes públicos.

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