Bauzá presentó su candidatura frente a la Catedral de Palma
Bauzá presentó su candidatura frente a la Catedral de Palma - EFE

José Ramón Bauzá, el «outsider»

El expresidente del Gobierno balear se postula para volver a liderar el PP en el Archipiélago, un año y medio después de su marcha, en una decisión que apenas cuenta hoy con apoyos en el seno de su partido

Palma de Mallorca Actualizado: Guardar
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El expresidente del Gobierno balear y hoy senador autonómico, José Ramón Bauzá, anunció el pasado sábado, por sorpresa, su deseo de volver a liderar el PP en el Archipiélago. «Tengo el apoyo de muchísimos presidentes autonómicos del PP, de muchísimas personas del PP a nivel nacional y eso es lo que me anima a dar este paso», afirmó ante los medios, en una rueda de prensa que no pudo convocar en la sede del partido en Palma y que celebró en las inmediaciones de la Catedral.

Bauzá se postuló para encabezar una candidatura única e integradora en el próximo congreso regional del PP de las Islas, que se celebrará a finales de marzo o principios de abril del próximo año.

«Todos juntos, sin prescindir de nadie», recalcó. En ese contexto, señaló que el verdadero objetivo de los populares ha de ser a partir de ahora «la victoria electoral y el Govern en 2019».

El anuncio de Bauzá fue recibido con frialdad o incluso con críticas más o menos veladas por parte de la actual dirección del partido en Baleares. Al parecer, ni el actual presidente interino de la formación, Miquel Vidal, ni el secretario general, Sebastià Sagreras, ni la mayoría de dirigentes regionales habían sido informados previamente por Bauzá de su intención de postularse para intentar dirigir de nuevo el partido.

Desde 2009

En declaraciones al canal autonómico IB3, Sagreras ha señalado este lunes, sin citar explícitamente a Bauzá, que «se equivoca quien no está en los procedimientos del partido y abre en estos momentos el debate del congreso regional». Sagreras también ha recalcado que ahora el PP «está centrado en el congreso nacional», que tendrá lugar en febrero del próximo año.

Hasta ahora, se daba casi por seguro que en el próximo congreso regional habría dos candidatos, el exconsejero de Agricultura Gabriel Company y el exconsejero de Turismo Jaime Martínez. El primero es un destacado integrante del sector regionalista del partido, mientras que el segundo había sido considerado siempre muy próximo a Bauzá. Un hándicap que tiene Martínez en estos momentos como posible aspirante es que desde el pasado mes de abril se encuentra investigado —imputado en la anterior terminología— en el caso Rocamar. En dicho caso se investiga el supuesto sobrecoste que habría pagado el Gobierno balear por la adquisición de un antiguo hotel ubicado en el municipio mallorquín de Sóller.

Company desconocía hasta el pasado sábado que el expresidente autonómico iba a volver a postularse, mientras que Martínez sí lo sabía, ya que fue informado un día antes por el propio Bauzá de sus intenciones. En cualquier caso, tanto el entorno de Martínez como el propio exconsejero recibieron con sumo desagrado esa noticia. Por su parte, Company pidió ayer domingo «tranquilidad» y «sentido común» en favor del PP y de Baleares.

Cabe recordar que Bauzá tomó las riendas de su partido por vez primera en 2009, tras la renuncia de Rosa Estaràs por motivos de salud, y que en 2010 fue el primer presidente del PP elegido en un congreso abierto. En aquella época, los populares se encontraban en la oposición en las principales instituciones de Baleares y sumidos además en una profunda crisis, por los casos de corrupción que empezaban a aflorar vinculados a la segunda legislatura de Jaume Matas como presidente autonómico, en el periodo 2003-2007.

Debacle de 2015

Por decisión personal de Bauzá, el PP se presentó sin un solo imputado en sus listas en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2011 —a diferencia del PSOE— y en dichos comicios consiguió los mejores resultados de su historia. Así, en el Parlamento regional obtuvo 35 diputados sobre un total de 59 escaños. Como nuevo presidente autonómico, Bauzá recibió una Comunidad en situación de «quiebra técnica», heredada del segundo Ejecutivo de centro—izquierda que había presidido el socialista Francesc Antich.

Con Bauzá al frente del Gobierno balear, los obligados ajustes y recortes en el gasto público no supusieron, sin embargo, una merma en los servicios educativos, sanitarios y sociales, que en algunos casos incluso vieron incrementadas sus partidas económicas. En ese contexto, en los inicios de la pasada legislatura Bauzá incluso llegó a ser considerado un referente político a nivel nacional, si bien a partir de 2013 empezó a sufrir un progresivo e imparable desgaste, sobre todo por algunas de sus polémicas decisiones en materia lingüística.

Su actuación más cuestionada en ese sentido fue la aprobación del decreto denominado Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL), que preveía la implantación progresiva de un modelo educativo trilingüe y suponía en la práctica el fin de la inmersión lingüística en catalán en los colegios. La respuesta de los docentes fue una huelga indefinida que se desarrolló entre el 16 de septiembre y el 4 de octubre de 2013. Además, el 29 de septiembre de aquel año tuvo lugar la manifestación más multitudinaria celebrada jamás en Palma, en la que más de 80.000 personas pidieron la retirada del TIL. Pese a todo, Bauzá optó por mantener ese proyecto.

Finalmente, las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2015 supusieron una auténtica debacle para el PP en Baleares. A pesar de seguir siendo el partido más votado en la mayoría de instituciones, en el Parlamento regional pasó de 35 a 20 diputados, sus peores resultados de la historia. Ello posibilitó la conformación de un nuevo Ejecutivo regional, presidido por la socialista Francina Armengol gracias al apoyo del PSOE, la coalición econacionalista MÉS y Podemos.

Críticas a la dirección

Bauzá fue elegido senador autonómico en julio de 2015, mes en el que además dimitió como presidente del PP balear, presionado por sus propios compañeros de partido. Desde entonces, Bauzá se había mantenido en un discreto segundo plano, excepto el pasado mes de marzo, cuando criticó a la dirección interina del PP balear en el marco de una entrevista concedida a la asociación «Floridablanca». Bauzá dijo entonces que «desgraciadamente» el partido no seguía su estela. «Veo que hay dudas, ambigüedad, no hay claridad en las ideas», recalcó. Esa valoración fue criticada con dureza en ese momento, por ejemplo por la portavoz del PP en la Cámara regional, Margalida Prohens.

Por lo que respecta a las reacciones producidas en el seno del tripartito balear tras el anuncio hecho el pasado sábado por Bauzá, Armengol ha señalado este lunes que le sorprenden «pocas cosas» de Bauzá si él piensa «que es la persona que puede volver a salvar al Partido Popular». Más crítico ha sido el diputado de MÉS Antoni Reus, quien ha afirmado que «sea quien sea el que dirija el PP, será perjudicial para Baleares».

Por su parte, el secretario general de Podemos en las Islas y diputado regional, Alberto Jarabo, ha definido al PP como un partido «un poco zombi», en referencia no sólo al anunciado regreso de Bauzá, sino también al hecho de que una exconsejera autonómica de Matas, Mabel Cabrer, volverá a ser diputada regional, en sustitución de la nueva delegada del Gobierno en Baleares, María Salom.

En la actualidad, el único apoyo relevante con el que parece contar Bauzá en el seno del PP balear es el del exconsejero de Turismo y antiguo rival Carlos Delgado. Por su parte, los más críticos con la decisión tomada ahora por Bauzá consideran que habría sido adoptada después de ver frustradas sus presuntas aspiraciones de formar parte del nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy. En cualquier caso, Bauzá ya no es ahora aquel líder que tanto ilusionaba a su partido y a decenas de miles de votantes y simpatizantes hace apenas un lustro, sino, en cierto modo, el nuevo «outsider» de la política balear.

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