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Pablo Iglesias junto al resto de dirigentes de Podemos - EFE

Iglesias consuma un giro radical ante un PSOE «en descomposición»

Podemos se conjura para ocupar el espacio político del PSOE como oposición al PP

Madrid Actualizado: Guardar
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Pareciese como si nada hubiese pasado. Como si la suma con Izquierda Unida no hubiese costado un millón de votos el 26 de junio respecto a diciembre. Como si no hubiese existido confrontación sobre cómo pactar con el PSOE. La catarsis socialista ha permitido a Podemos tapar su crisis, y no solo eso, sino proyectar que las diferencias entre Iglesias y Errejón no eran más que «un debate de altura» en contraposición a las imágenes «bochornosas»-como las cailificó ayer Iglesias- del Comité Federal del PSOE el pasado sábado. «La vida va resolviendo por si sola muchas contradicciones», reconocía un destacado dirigente del partido.

La situación del PSOE ha permitido a Iglesias dar la vuelta a la situación respecto a su relación con el PSOE y el rechazo al pacto que suscribieron con Ciudadanos.

Pese a que se cuestionó esa decisión y la forma de relacionarse con Sánchez, Pablo Iglesias señaló en el Consejo Ciudadano celebrado ayer que han llegado a la conclusión de que «acertamos». Compartió su postura Íñigo Errejón: «Creo que hicimos bien. El tiempo nos ha dado la razón». Hacía tiempo que no se veían valoraciones de Iglesias y Errejón tan similares, más allá de los matíces,. Ayer pareció escenificarse una tregua en las diferencias internas en pos de un objetivo común: ser la única alternativa al PP.

Un PSOE «desnortado»

Lo expresó claramente el portavoz de En Comú Podem, Xavier Doménech, invitado al Consejo de ayer: «Entramos en un nuevo ciclo, se nos abre él espacio político de una forma enorme. El PSOE, por mucho que lo diga, no es la alternativa al PP». Abundó en lo mismo el secretario de Organización, Pablo Echenique: «una fuerza que se va a abstener va a tener muy difícil explicar que son oposición». Otro miembro de la dirección aseguraba que el PSOE «ha quedado desautorizado», y lo definía como «fuerza declinante». Mucho más cauto, Errejón planteó que «ser la oposición no te lo regalan», pero que el nuevo escenario hace que «estemos en condiciones de serlo».

Antes que ellos Iglesias describió al PSOE como «un partido desnortado y en descomposición». El líder de Podemos definió como «imágenes patéticas» lo que sucedió en la calle Ferraz la pasada semana porque «discutían de algo que no es político» y eso pone de manifiesto «la decadencia de un proyecto político». Ese nuevo reparto de posiciones tiene «muchas implicaciones estratégicas», que enlazan con el debate sobre cómo debe ser la presencia institucional del partido. «Se tiene que notar que nosotros somos otra cosa» en contraposición al «espectáculo bochornoso de hace una semana». Un miembro de la dirección explicaba que el debate es «hacer compatible oposición política y oposición parlamentaria» y que el reto es «no perder la calle». Por su parte, Echenique reconoció que «no hemos dedicado todo el tiempo que teníamos que haber dedicado a la calle».

La calle y las instituciones

Iglesias dejó claro que su apuesta es fortalecer el trabajo en la calle. Lo que una persona de su confianza definió como «la necesidad de ser fiables para los sectores sociales más amenazados». Y que otro dirigente explicó como «arar, sembrar, regar y cuidar el campo popular». El secretario general considera «complementario» el trabajo en las luchas sociales y en las instituciones, pero valoró que el trabajo institucional es realmente efectivo «cuando se gobierna». Y no en su posición actual. Incluso calificó como «limitado» lo que se puede conseguir desde una comisión parlamentaria. Y lanzó un mandato a sus representantes públicos: «Faltan cargos públicos de Podemos en los conflictos sociales». El líder de Podemos planteó que «es fundamental estar dentro» de las instituciones pero que deben resistirse «a la lógica a la que nos empuja» porque «las instituciones se pueden convertir en una trituradora de la decencia».

Errejón tambieñn acepta esa compatibilidad, pero invierte sus prioridades. «Esta legislatura van a poder cambiarse cosas», señaló. Y considera imprescindible «levantar una agenda» con medidas concretas para «transformar el Estado». Podemos aprovechó ayer la crisis del PSOE para trasladar una imagen de unidad, sin renunciar a sus diferencias. «Solo lo que está muerto no tiene contradicciones», señalaba un miembro de la dirección.

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