Manuel Marín - Propuestas de ABC para la campaña del 20-D

Ideas para el debate ante un nuevo tiempo de pactos

Los cambios sociales y la llegada de nuevos actores a la política marcarán la campaña

Manuel Marín
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Concluyó una legislatura paradójica y contradictoria. El desencanto social con el bipartidismo gracias a la refundación del centrismo y el populismo extremo contrastan con la evidencia de una recuperación que no vende en las urnas. Hoy, el reclamo de la macroeconomía no parece tan mediático y convincente como el triunfo escénico de la efebocracia y sus discursos virginales, diseñados para una sociedad digital enseñada en el hartazgo de lo antiguo. Pero hablar no es lo mismo que gestionar. Mariano Rajoy ha vivido cuatro años en la paradoja de un creciente descrédito de su imagen política pese a la eficacia de su Gobierno contra el rescate. Elogiado fuera de España, ningún líder extranjero se explica por qué aquí se discute al PP, ni por qué ha perdido más de dos millones en votantes en cuatro años.

Sin embargo, el dato es objetivo.

¿Las razones? No es rentable descuidar la «política» cercana para dar preferencia o exclusividad a una «gestión» sorda y tecnocrática, por imprescindible que fuera para lograr números negros. Los impuestos y los recortes queman. Y probablemente Rajoy nunca pensó que la prioridad de enfriar la prima de riesgo supusiera generar la sensación de que el resto -Cataluña, la réplica a la corrupción o la indignación social- era secundario. Nunca creyó que sus tiempos de reacción irritaran tanto… incluso en su propio partido. Rajoy optó por una lejanía institucional de frialdad apática, e infravaloró el liderazgo de los platós y la empatía facilona de las revoluciones guionizadas con redes sociales y demagogia. Desatendió su rol como referente de la derecha en España y recuperarlo es una cuesta arriba.

La nueva legislatura está en marcha y será distinta en cualquier caso. Mucho. Tanto si gobierna Rajoy como si lo hacen Pedro Sánchez, Albert Rivera o Pablo Iglesias. Surge un 2016 de incógnitas y alianzas condicionantes. Necesariamente, España vivirá de pactos continuados sin mayorías absolutas para impulsar una regeneración pública frente a los abusos del poder y los cohechos masivos que colapsan los Juzgados. Y deberá garantizar la convivencia y la unidad territorial frente al pulso secesionista catalán. Sin nuevas transiciones, sin reformas constitucionales de tintes federales y riesgos inciertos, sin incurrir en revisionismos desfasados. En definitiva, sin arrasar con el pasado sencillamente porque es innecesario. Corregir los vicios de una democracia para redescubrirla no es destruirla ni refundarla.

ABC propone desde hoy, y hasta el sábado 28 de noviembre, una amplia agenda de análisis e iniciativas que configurarán el guión programático de todos los partidos. Van a proliferar los compromisos partidistas contra una corrupción endémica y la lentitud de la Justicia, y a favor de un rearme moral y anímico basado en el crecimiento y la búsqueda de 20 millones de empleos en España como objetivo. Los tiempos obligarán a rubricar pactos para incrementar la proyección exterior, y racionalizar una política de inmigración caótica en Europa, donde España debe ganar peso institucional para ser más decisiva.

La orientación del gasto social en el Estado del bienestar, la educación, la sanidad o la cultura no merecen sectarismo programático ni sumisión ideológica. Solo acuerdos de Estado realistas que impidan tomar a nuestros niños y jóvenes como rehenes de un cambio de leyes sistemático y nocivo para su formación. La religión como extensión de la libertad en democracia, el deporte limpio y competitivo convertido en seña de una identidad nacional sin complejos, el problema demográfico de una España envejecida, la consolidación como potencia turística e industrial, los símbolos de la nación... La campaña será compleja y el resultado de las urnas, bastante incierto. Pero en las propuestas, los valores y los principios, más que en los liderazgos, radican los éxitos de una democracia. Más aún, en tiempo de pactos.

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