Imagen del despacho de Gordó
Imagen del despacho de Gordó - ABC

Gordó, el «mueble» roto del soberanismo

El exconsejero de Justicia ha sido relegado a un despacho sin ventana y en el Parlamento catalán ha pasado a sentarse junto a los diputados del PP

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El desafío soberanista quema etapas a velocidad de vértigo. La deriva independentista es tal que el monstruo ha cobrado vida propia y nadie está libre de caer en sus fauces. El mejor ejemplo es el del padre de la criatura, Artur Mas, que inhabilitado y apartado ya no tiene quien le escriba. El último caso en pasar de la cima de poder al trastero de los objetos inútiles es Germà Gordó, el exconsejero de Justicia imputado por el cobro de las comisiones del 3%, el antaño todopoderoso «amigo de Mas». Al trastero en sentido literal: quien hace tan solo un año coqueteó seriamente con dirigir el nuevo PDECat ha sido degradado a un despacho sin ventilación y sin vistas a la calle que hasta su llegada ejercía esa función -tan necesaria- de acoger el mobiliario averiado.

Nada más ser imputado en el caso del 3% Gordó se dio de baja como militante del PDECat, pero se resistió a abandonar su escaño. Esta decisión propició sonoras críticas de sus excompañeros en JxS (PDECat y ERC), pues su salida hace más precaria todavía la frágil mayoría independentista en el Parlament. Ansiosos porque Gordó entregara su acta de diputado, la dirección del PDECat apeló con nulo éxito a la «generosidad personal y política» que requiere «el momento político trascendental». Pero el imputado Gordó ha decidido seguir en el Parlament, fuera del grupo parlamentario de JxS y en calidad de diputado no adscrito. Es decir, mantiene sueldo y aforamiento, pero su capacidad de actuación queda absolutamente limitada. La vendetta se consuma en forma de destierro al lugar más desagradable para un independentista: junto a los diputados del PP. «Vade retro», pensará Gordó.

Gordó ha sido desterrado junto a los diputados del PP en el Parlamento catalán

Esta maniobra sólo es interpretable en clave de «humillación»: la mesa está mirando a la pared, el despacho carece de ventanas (sí hay cristales, pero a la altura del techo), y cuando acuda hasta allí Gordó podrá saludar a los diputados del PP, a su gente de prensa y también a las secretarias, pues la puerta de acceso se encuentra justo al lado del pull donde se sientan estas últimas.

Pero hay otro argumento que apuntala la teoría de que JxS está buscando marginarle. Según ha podido saber ABC, cuando el Grupo Popular ha solicitado que ese cuartucho fuese habilitado para utilizarlo como sala de reuniones, siempre se han encontrado con una negativa. El argumento siempre ha sido que no cumplía las condiciones mínimas de salubridad para un centro de trabajo.

Efectivamente, en toda oficina, también en el Parlament, los muebles estropeados tienden a amontonarse en cuartuchos oscuros y desordenados ajenos a las medidas de salubridad exigibles para los trabajadores. Allí acumulan polvo a la espera de un destino mejor, de una segunda oportunidad. Quizá el en otro tiempo todopoderoso amigo de Artur Mas confía en que la vida política le dé una segunda oportunidad. A tenor de su situación procesal en el caso del 3%, y sobre todo a las maneras de sus excompañeros, todo parece indicar que no.

Ver los comentarios