El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo - EFE

La Generalitat seguirá con su «acción exterior» pese a la suspensión del TC

El ministro Margallo recuerda que la política internacional solo la marca el Estado

Barcelona / Madrid Actualizado: Guardar
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La Generalitat de Cataluña no renunciará a la «acción exterior». Tanto el presidente autonómico, Carles Puigdemont, como el consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, aseguraron ayer que pese a la suspensión cautelar de la Consejería ordenada por el Tribunal Constitucional, los planes del Gobierno catalán no se detienen. «No tenga ninguna duda de que este Gobierno continuará haciendo acción exterior y que Romeva continuará siendo consejero», contestó Puigdemont a una interpelación del PPayer durante la sesión de control al Ejecutivo en el Parlamento catalán. En la misma línea se expresó el suspendido consejero de Exteriores, quien aseguró que «estamos donde estábamos y seguiremos adelante con toda tranquilidad (...) Cataluña ha hecho, hace y hará acción exterior porque es legítimo, necesario y legal, y esto seguirá pasando, tan fácil como esto».

Pese a la aparente rotundidad de ambos, ni uno ni otro hicieron explícita su intención de desobedecer al TC, tal y como desde la CUP les conminan. El partido antisistema apela en este sentido a la «declaración de ruptura» del 9-N –suspendida a la vez por el TC–, que de manera explícita señala que no se atenderán los requerimientos del alto tribunal, que califica de «ilegítimo».

Aunque el tono de las declaraciones haría pensar lo contrario, la Generalitat sigue adoptando cierta posición de cautela, practicando un equilibrismo legal que impida en última instancia la suspensión definitiva de la Consejería. En este sentido, Romeva no quiso adelantar cómo encajará el Gobierno de Puigdemont la suspensión cautelar cuando se le preguntó si eso podría pasar por un cambio de nombre. La posibilidad de rebajar el rango del departamento, pasando de consejería a secretaría, que es el que tenía en la anterior legislatura, no se contempla.

Cuestión de lenguaje

La aparente cautela con que se conduce la Generalitat pasa también por una cuestión de lenguaje, y así lo interpretó la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que hizo notar que Puigdemont en todo momento hablase de «acción exterior» –«que es una competencia estatutaria», recordó– y no de «política exterior» o de «asuntos exteriores», que es como se llama la Consejería. En la misma línea, el popular Xavier García Albiol reprochó a Puigdemont su tibieza, «por ignorancia o por cobardía», a la hora de aclarar si va a acatar la suspensión del TC.

A modo de anécdota, Puigdemont acabó parafraseando al jugador del Barça Gerard Piqué, cuando de manera sarcástica agradeció a los magistrados del TC que contribuyan según su criterio a aumentar el número de independentistas:«Gracias TC, contigo empezó todo».

Por otra parte, la acción del Gobierno volvió a hacer explícitas las diferencias de criterio dentro del socialismo. Así, mientras el PSOE anunció ayer que no retiraría el recurso en caso de que lleguen al Gobierno, el líder del PSC, Miquel Iceta, manifestó que ve legal la existencia de la Consejería. Las «competencias sobre Acción Exterior están perfectamente amparadas por el Estatuto», apuntó Iceta, que denunció el «nuevo error del PP», que «ante problemas políticos, solo sabe encontrar respuestas judiciales.

«El TC, corrompido»

En el Congreso de los Diputados, Joan Tardà aprovechó la presencia del ministro José Manuel García-Margallo para criticar al Gobierno y al Tribunal Constitucional: «No van a acallar ante el mundo la democracia catalana suspendiendo la Consejería de Exteriores a través de su Tribunal Constitucional, absolutamente corrompido. Es muy insensato lo que están haciendo». El portavoz de ERC aseguró que cuando se proclame «la república catalana» no va a «vagar por el espacio sideral, porque Europa siempre ha sumado».

«Ríase, que dentro de un tiempo quizás esa risa se le hiele un tanto», advirtió al ministro de Exteriores. Margallo aguantó el chaparrón de Tardà sin interrumpirle, y cuando acabaron los turnos de todos los portavoces para hablar del Consejo Europeo de Bruselas, contestó a ERC. Recordó primero que los derechos siempre se ejercen dentro de la ley y con los límites establecidos por la ley, y el derecho de autodeterminación no existe en la Constitución Española, ni en la mayoría de las escritas de todo el mundo. Etiopía, por ejemplo, es una excepción. «Un Estado que fuese independiente como consecuencia de un referéndum no amparado por la Constitución no tendría ni una posibilidad entre un millón de reconocimiento por parte de las Naciones Unidas», subrayó.

El ministro invitó a comer un día a Tardà para explicarle lo que su Ministerio hace por los catalanes fuera de España, si bien apuntó que si la Comunidad quiere hacer «acción exterior», bienvenida sea, pero siempre que sea para desarrollar sus competencias, y con sujeción a la política exterior, «cuya definición corresponde al Estado».

Tardà, que se definió como un «menchevique un tanto rústico, no tan ilustrado» como el ministro, señaló que el Gobierno cuenta con una ventaja, porque tiene un «brazo armado», el Tribunal Constitucional. A su juicio, hay dos formas de resolver los problemas de los Estados: de forma democrática o con violencia, un comentario que le afeó el portavoz del PP, José Ramón García Hernández: «Entiendo que fue un exceso verbal, porque democracia y violencia son incompatibles».

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