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Mariano Rajoy, recibe el abrazo de una mujer a su salida del Tanatorio Municipal de Valencia tras dar el pésame a la familia de la ex alcaldesa Rita Barberá - EFE

El funeral de Barberá evidencia la tensión en el seno del PP

La familia reprocha el «abandono que acabó» con la exalcaldesa, mientras el partido examina el trato que le dio

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El tanatorio municipal de Valencia se convirtió ayer jueves en un contenedor de emociones terriblemente difícil de gestionar para las dos familias de Rita Barberá, la suya propia y la política. La conmoción y el dolor por la muerte repentina de la mítica alcaldesa se mezclaron con un cruce de reproches y responsabilidades ante el triste final de quien fue destacada dirigente popular durante los mejores años del PP. La familia, consternada, aseguró que Barberá «ha muerto de pena, y la fundamental aportación la han tenido los suyos», dijo su cuñado y abogado en la Cadena Cope. Censuraba así la contundencia mostrada por el partido contra la senadora, que fue apartada por su imputación judicial. «Enterraron su presunción de inocencia», remató.

La petición de la familia de un funeral en la intimidad resultó imposible de cumplir y finalmente fue multitudinario. El presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal, acudieron en calidad de «amigos», profundamente consternados por la muerte de Rita Barberá, a la que, muy a su pesar, apartaron del partido. En contraste, nadie de la dirección regional del PP valenciano, muy crítica con la senadora, acudió.

Descenso a los infiernos

El duro final de Barberá ha provocado un descenso a los infiernos de los populares, con mala conciencia por haberla «abandonado», como reconocen muchos de sus compañeros, que llamaron a hacer una reflexión sobre el trato que se le otorgó. En Madrid, los vicesecretarios jóvenes, a los que se les recrimina su dureza con Barberá –«hay vida fuera de la política», le dijeron, instándole a dar un paso al lado cuando fue imputada– se sacudían ayer la acusación de «justicieros» y lamentaban su papel ingrato en esta triste función. «Nosotros sencillamente dijimos aquello para lo que nos puso el presidente. Íbamos todos alineados», afirmó anoche a ABC uno de los portavoces, recordando que Rajoy les encomendó la labor de mostrar públicamente el compromiso del partido por la regeneración. «Dijimos lo que dijimos por coherencia y porque era lo mejor para el partido, que estaba acosado mediáticamente y presionado por Ciudadanos en medio de una negociación por el Gobierno», apuntaló este alto cargo, afectado por los acontecimientos.

Mientras, el portavoz en el Congreso descargó toda la tensión hacia el exterior y acusó a la presión de los medios de comunicación y de la oposicion. Con la herida abierta por la muerte repentina de Barberá, Rafael Hernando aseguró que el partido la apartó «para protegerla», tras ser imputada por un presunto delito de blanqueo. Sin embargo, censuró, «siguió» siendo víctima de un «linchamiento» mediático. «La apartamos para protegerla, pero las hienas siguieron mordiéndola», dijo en RNE. Hernando acusó «especialmente» a las televisiones «Cuatro y La Sexta» por el «periodismo de acoso y escrache» que, a su juicio, se cernió en el último año sobre la exalcaldesa de Valencia. El dirigente popular negó que el PP tuviera mala conciencia por haber forzado a Barberá a darse de baja de militancia.

«Te han roto el corazón»

Los familiares de la senadora prácticamente no se habían despegado de los restos mortales desde que llegaron en la noche del miércoles procedentes del Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde se le practicó la autopsia que certificaba el infarto. Sus sobrinas fueron las encargadas de dedicarle las últimas palabras durante la misa. Su marginación final en el PP estuvo presente en el discurso de despedida. «Esto no tendría que haber pasado. Todos aquellos que te han abandonado o perseguido sin descanso han acabado contigo y te han roto el corazón», manifestó su sobrina. «No hay mayor prueba de tu grandeza que tus muestras de afecto», continuó, ya visiblemente emocionada, para remarcar que «aquí –en el tanatorio– con toda la gente que se ha reunido, se demuestra que somos muchos los que te queremos». Un largo aplauso arrancaba entre los asistentes tras estas palabras, que acompañaron con gritos de «Visca Rita» y «Visca l’alcaldesa de València». El cardenal Antonio Cañizares, que presidió el funeral, subrayó la »fe inquebrantable» de Barberá y su servicio. Ya con la misa finalizada, se procedió a la incineración de los restos mortales.

Además de su familia y de cientos de ciudadanos, asistieron personalidades de diversos ámbitos. Pero ninguno fue protagonista. Tampoco el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien se sentó como un invitado más en la cuarta fila de la capilla. Había anunciado su asistencia y acudió acompañado de su mujer y de la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal. «Estoy aquí como presidente del PP y como amigo. La conozco desde hace más de 30 años, hemos trabajado juntos en el partido y la ayudé en 1991 a negociar su llegada a la alcaldía. Fue un enorme honor ser amigo de Rita, una extraordinaria alcaldesa que cambió Valencia como en ningún otro lugar de España. Era una persona generosa, afable y luchadora que defendía con convicción aquello en lo que creía», afirmó el jefe del Ejecutivo a su llegada.

Pese a estas palabras, no pudo eludir un reproche de un amigo cercano de Barberá a las puertas del tanatorio: «Con todo lo que ella os ha dado, la habéis dejado caer. Esto pesará sobre tu conciencia», le espetó ante el silencio de todos los presentes.

El equipo de la exalcaldesa en el Ayuntamiento y los actuales concejales del PP –investigados por el mismo caso que Barberá– también acudieron. Otros de los asistentes fueron: la presidenta del Congreso, Ana Pastor; la diputada del PP Celia Villalobos; los exministros Ana Mato y José Manuel Soria; la senadora Susana Camarero y la presidenta del PP de Aragón, Luisa Fernanda Rudi. Del ámbito de la Comunidad Valenciana destacaron los expresidentes de la Generalitat José Luis Olivas y Francisco Camps –quien calificó a Barberá como «alcaldesa del pueblo»–; el exvicepresidente Victor Campos; el expresidente de las Cortes Juan Cotino; el exdelegado del Gobierno Serafín Castellano; y exconsellers como Alejandro Font de Mora, Belén Juste, Manuel Cervera y Manuel Llombart, y el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez.

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