El matrimonio de los Pujol este miércoles antes de su declaración
El matrimonio de los Pujol este miércoles antes de su declaración - JAIME GARCÍA

La firma de Pujol delata que abrió en persona la cuenta en Andorra

El «expresident» de la Generalitat reconoce que su rúbrica era la única autorizada en una cuenta del país vecino, lo que desmiente sus explicaciones

Madrid Actualizado: Guardar
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Cataluña como escudo. Jordi Pujol reconoció ayer que no sacó a la luz el dinero que su familia ocultó en el extranjero por «miedo» a la bomba política que esa confesión suponía. El que fuera presidente de la Generalitat aseguró en la Audiencia Nacional que, incluso tras perder el mando del Gobierno catalán en el año 2003, no regularizó los fondos ante Hacienda por su importancia simbólica en el lugar donde mandó con mano de hierro durante más de dos décadas. «Soy consciente de lo que represento para Cataluña», concluyó, informaron a ABC fuentes jurídicas presentes en su declaración.

«Miedo». Esta emoción fue, según la versión del expolítico catalán, la razón que más influyó en la familia Pujol, que siempre trató de protegerse entre sí, a la hora de gestionar su patrimonio.

Jordi Pujol, que compareció durante más de tres horas y media, explicó que los fondos de Andorra son un legado de su padre Florenci, quien quería proteger a la mujer del «expresident», Marta Ferrusola, y a sus hijos por si a él le ocurría alguna desgracia por su actividad política.

El juez del caso, José de la Mata, ya ha dejado claro que no se cree esta tesis y ha calificado la explicación de un «mero relato» sin pruebas. Ayer, Jordi Pujol, que llegó a la Audiencia Nacional a las diez menos cuarto de la mañana, con traje y sin abrigo a pesar del frío madrileño, volvió a no aportar documentos que justifiquen esta versión. Aun así, la Fiscalía no solicitó ninguna medida cautelar para él –dados sus 85 años edad– y para su mujer, que se acogió a su derecho a no declarar.

Pujol se desentendió de la gestión del legado desde el comienzo, según su declaración como imputado por blanqueo ante el juez, porque no le parecía bien la decisión de su padre. Los fondos fueron controlados por el gestor Delfín Mateu hasta que el primogénito de la familia y supuesto repartidor de comisiones entre sus hermanos, Jordi Pujol Ferrusola, se colocó al frente en 1993. Él –el padre, el mito del nacionalismo catalán, el presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003– se «desvinculó» completamente de la gestión, alegó al juez, según informaron fuentes jurídicas presentes en la sala. El «expresident» defendió con rotundidad que nunca ha tenido cuentas bancarias en Andorra y se desligó de las actividades del primogénito, cercado por la Justicia por sus sospechosos negocios con empresarios, a los que ofrecía sus servicios.

Su confesión tardía, aquel folio y medio que leyó el 25 de julio de 2014 y con el que enterró su propio mito, fue una decisión propia, que se limitó a comunicar a la familia, al conocer que sus hijos pretendían regularizar los fondos. Esta versión del legado –él insistió en no hablar de herencia– es la misma que mantuvo en los juzgados de Barcelona, donde comenzó la causa, y a ella se agarra toda la familia.

El caso Banca Catalana

La Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado cuestionaron a Pujol, de una forma más o menos directa, si los fondos de Andorra no se corresponderían con las acciones de Banca Catalana que el antiguo líder de Convergencia alegó ceder a una fundación. El «expresident» fue investigado por haberse podido enriquecer a costa de esta entidad, un asunto archivado.

Pujol, que fue máximo accionista y miembro del consejo ejecutivo de Banca Catalana, argumentó que donó 200 millones de pesetas a la Fundación Catalana porque quiso deshacerse de lasparticipaciones al acceder a la presidencia de la Generalitat. Cuando el Ministerio Público insinuó que esos fondos podrían haber acabado en Andorra, Pujol fue contundente y más áspero en su respuesta: no, no y no.

La cuenta 63810

El juez, que lideró el interrogatorio y fue minucioso, también preguntó al expresidente de la Generalitat por una cuenta abierta en Andorra por su hijo primogénito, conocido como «Junior» en el año 2000, con fondos supuestamente suyos. Dicha cuenta, la 63810 de Banca Reig, sería la prueba que involucra a Pujol padre en los negocios sospechosos de la familia, que se dedicó a obtener ganancias gracias a su ascendencia para luego blanquearlas en el extranjero. El juez considera que «Junior» era el recaudador de unas comisiones –cobradas a cambio de otorgar obra pública– que luego repartía entre sus hermanos y su madre.

La información recibida desde Andorra ha desvelado que Pujol Ferrusola reconoció al abrir la cuenta que los fondos eran de su padre, una situación que el «expresident» confirmó en un manuscrito enviado al banco al año siguiente, en el 2001, cuando aún presidía el Gobierno de Cataluña. Dicha cuenta contó, al menos, con 1,84 millones de euros, pues fue abierta con tal cantidad en pesetas: 307 millones.

Ayer, Pujol padre defendió que ese dinero era de su hijo. Justificó el escrito que envió a la entidad reconociéndose como el propietario en su intención de prevenir que la exmujer de «Junior», Mercè Gironés, se quedara con los fondos en una hipotética separación, que terminó llegando. Aunque no se enorgullece de ello, lo hizo «por su hijo», declaró en la sala. También explicó que esa decisión mantenía vivo el espíritu del legado de su padre, al evitar que los fondos heredados salieran del círculo familiar, cuyo bienestar debían garantizar. La familia.

A pesar de esa explicación, el antiguo líder y fundador de Convergència reconoció su autoría en la «única firma autorizada» en la cuenta 63810, lo que desmentiría su alegación de que nunca ha estado en un banco en Andorra. Según informaron fuentes jurídicas, el reconocimiento de dicha firma significaría que Pujol padre acudió en persona a abrir dicha cuenta, pues es la única manera de hacerlo. Él relató que sólo ha viajado a Andorra por ocio y negó haber acompañado a su mujer a una entidad bancaria allí, aunque conocía que tenía cuentas. Esa firma podría echar por tierra los argumentos a los que se ha aferrado.

La Fiscalía, que considera que el clan Pujol actuó como una «organización» que se repartió roles –aún no le ha añadido el apellido de «criminal»–, duda de la tesis del legado del «expresident», que no pudo obtener tales ingresos por razón de su cargo público. Pujol, que declaró sonriente, en castellano a pesar de tener un traductor de catalán a su disposición, deja paso a «Junior», quien vuelve a comparecer hoy ante el juez por sus negocios.

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