Esquerra enseña sus cartas y desdeña la investidura imposible de Puigdemont

ERC defiende al presidente «legítimo» pero Junqueras es su «plan b»

Gabriel Rufián, ayer, a las puertas del Tribunal Supremo EFE
Àlex Gubern

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Cartas arriba. La disputa entre Junts per Catalunya (PDECat) y Esquerra por hacerse con la presidencia de la Generalitat ya no es una guerra subterránea, con sordina, para no violentar la unidad soberanista. En juego está la hegemonía en el campo independentista, y los republicanos tienen claro que con Carles Puigdemont «exiliado» en Bruselas, o en la cárcel si se decide finalmente por regresar a España, la opción es Oriol Junqueras. Ayer, ante las puertas del Tribunal Supremo, donde el líder de ERC y su abogado trataron de que se levantase la orden de prisión preventiva sobre el primero, quedó claro que no hay confluencia posible.

El diputado republicano en el Congreso Gabriel Rufián sentenció que la opción no es Puigdemont, o al menos de manera realista. De puertas afuera se sostiene que el candidato es el expresidente cesado, pero como lleva días reclamando ERC al PDECat, primero debe explicar cómo piensa ser investido. Rufián apuntó que el objetivo de los grupos secesionistas es volver al escenario anterior a la aplicación del artículo 155, que calificó de golpe de Estado. Por ello, si no está el antiguo presidente depuesto, el líder que debe investir el Parlament es el antiguo vicepresidente, argumentó, por «puro sentido común» . Es decir, Junqueras.

Las palabras de Rufián coinciden con el sentir de ERC, que confía en que un giro en la situación judicial de Junqueras –bien su libertad, bien su acercamiento a una cárcel catalana que le facilite su actividad, al menos la parlamentaria– se impongan al numantismo de un Puigdemont cuyas alternativas son mucho más limitadas:o un «exilio» que le forzaría a una p residencia vía «skype» –como el miércoles le reprochaba su predecesor en el cargo José Montilla–, o una prisión preventiva que en ningún caso sería atenuada, como a la que al menos aspira Junqueras.

El antiguo vicepresidente, si no es liberado, pedirá ser acercado a una prisión catalana y obtener permisos para acceder a los plenos del Parlament, con la intención de ejercer, algo que dependerá de los jueces. Esta claridad de Rufián contrastó con el lenguaje de la también diputada de ERC Ester Capella, quien insistió en que el «plan A» del independentismo es investir a Puigdemont. ERC ha pedido a Junts per Cataluña que aclare cómo sería posible ese escenario , si el expresident se encuentra fuera de España.

CUP, en el Govern

Mientras ERCtrata de atornillar a Puigdemont, otro tanto hace la CUP, con cuyos representantes se reunió el miércoles en Bruselas el expresidente. Los antisistema, que aseguraron que de momento las reuniones son bilaterales y que todavía no se ha producido un encuentro a tres, siguen insistiendo en su línea de ruptura. «El resultado del 21D es nítido: independentismo y república», apuntaron los anticapitalistas, que consideran que «un retorno al autonomismo resultaría una ruptura» con el 1-0. El cabeza de lista de la CUP se mostró incluso partidario de entrar a formar parte del Govern si la vía es la unilateral. No se mojaron sobre qué debe hacer Puigdemont. En el caso de JpC se reclama que para que el expresidente regrese debe producirse un imposible «pacto político de estado». Ayer se lo apuntaron desde Cs, recordando que el futuro del expresidente no depende de ningún pacto político sino de lo que decidan los jueces.

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