Ernest sale a calentar

El humor cambiante de Puigdemont, y su inestabilidad personal, convierten cada día en una aventura de final impredecible

Salvador Sostres

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El hermano del alcalde olímpico y expresidente de la Generalitat, Ernest Maragall -le llaman «el tete»-, se ha afiliado a Esquerra. Los republicanos han sacado a Ernest a calentar, por si acaso. ERC ha bendecido a la candidata de Junts per Catalunya a la presidencia de la Generalitat, la auténtica, que es y siempre ha sido Elsa Artadi. ABC lo contó en exclusiva a las pocas semanas de las elecciones del pasado 21 de diciembre. Otra cosa es que Puigdemont y su entorno hayan querido vender cara su renuncia, que en el fondo es un rendición, con escenificaciones de candidatos imposibles para hacer quedar a España como una democracia de tercera regional. Pero como dice el presidente Rajoy, el mayor enemigo de un loco es la realidad, y al fin la candidatura de Elsa Artadi parece a punto de cristalizar.

De todos modos, y por lo que pueda pasar, ERC prepara a su candidato y trabaja en una eventual repetición electoral. El humor cambiante de Puigdemont, y su inestabilidad personal, convierten cada día en una aventura de final impredecible y aunque lo más normal y lo más probable es que el forajido de Berlín nos comunique la semana que viene que nos hace el inmenso favor de permitirnos formar gobierno y recuperar nuestras instituciones, Esquerra no confía en un hombre que les ha hecho todas las trampas políticas imaginables para dejarles en ridículo y obtener su provecho partidista.

Puigdemont puede apurar los plazos o incluso acabar forzando otras elecciones. Si apura los plazos puede ser que durante los días de espera algún accidente suceda que altere las actuales mayorías parlamentarias, como por ejemplo que el Tribunal Constitucional suspenda la delegación de voto de los fugados. También podría pasar que la CUP tuviera tiempo para cambiar su compromiso de abstenerse «ante cualquier candidato de Junts per Catalunya que no sea Carles Puigdemont» y votar contra Elsa Artadi por creerla demasiado liberal.

Ernest Maragall tiene más tradición izquierdista que independentista, y si tras los fracasos de Puigdemont, Sánchez y Turull, lo de Artadi sufre también algún percance, Esquerra le presentará a la investidura para evitar a toda costa unas nuevas elecciones. Y si Puigdemont es precisamente lo que busca, como el último y desesperado intento de que en la parálisis y el caos su estela no se apague, los republicanos podrían presentar al «tete» como el candidato sereno, maduro y responsable frente a las locuras incontrolables de un hombre que pretende convertir su derrota personal y política en la derrota indefinida de Cataluña y de todos los catalanes.

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