Juan Fernández-Miranda

El efecto Sánchez en ocho preguntas

Juan Fernández-Miranda
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1) ¿Habrá nuevas elecciones?

Obviamente sí las habrá (esperemos), pero no es previsible que sean próximamente. Adelantar la cita con las urnas es una potestad del presidente del Gobierno y éste no tiene ninguna intención de hacerlo. Su prioridad política sigue estando en la mejora de la situación económica y las cifras le van dando la razón (previsión del 2,7% de crecimiento del PIB para este año). El fantasma de las nuevas elecciones se despejó el día que el PP aprobó en el Congreso el techo de gasto con el apoyo del PSOE. Aquel respaldo, que en Moncloa consideran "extraordinario", abrió la puerta a una legislatura razonable (más de media legislatura, hasta 2019), siempre y cuando el Gobierno fuera capaz de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, lo cual nos plantea la siguiente pregunta clave tras el nombramiento de Sánchez.

2) ¿Corren peligro los Presupuestos del Estado?

No. Aunque el acuerdo con Nueva Canarias no está cerrado, sí está bastante avanzado. El diputado Pedro Quevedo -el diputado 176 que permitiría a Rajoy aprobar los presupuestos- tiene mucho que ganar económicamente

A cambio de su voto afirmativo, Quevedo tiene al alcance de su mano conseguir unas contrapartidas que tienen muy buena venta en Canarias. Él se juega los cuartos políticos en las islas y allí su duelo no es con el PSOE, sino con Coalición Canaria. No parece previsible que deje escapar semejante oportunidad. Y con las cuentas públicas aprobadas, Rajoy puede seguir en Moncloa

3) ¿Se ha acabado la batalla en el PSOE?

No. Lo que desconocemos es la magnitud de la bronca. No es exagerado decir que Pedro Sánchez le dio ayer una paliza a Susana Díaz, y ya hay varios indicios que apuntan a que la presidenta andaluza tiene un enfado considerable. En la noche del domingo lo demostró tres veces: cuando inicialmente declinó hacerse la foto junto al ganador; cuando finalmente posó con cara de muy pocos amigos; y cuando al tomar la palabra no nombró ni felicitó a Pedro Sánchez, al que le lanzó algún dardo encubierto al agradecer el apoyo mayoritario a los andaluces: "que son los que trabajan evidentemente de manera más cercana con las políticas socialdemócratas que llevamos adelante en el Gobierno andaluz". Y el que quiera entender que entienda. En estos primeros días, los barones díscolos deberán tomar una decisión: asumir la derrota o perpetuar la guerra. En este momento, hay división de opiniones.

4) ¿Cómo se queda Susana Díaz?

En Andalucía, mal. Y de Despeñaperros para arriba, fatal. La derrota en las primarias ha dañado seriamente su liderazgo y ha multiplicado sus temores, pero hay otro dato terrible para la presidenta andaluza: consiguió menos votos que avales. Esta cruda realidad revela que hubo quien le prestó su apoyo porque se sintió obligado (por decirlo finamente), lo cual no habla muy bien de la presidenta andaluza. Ayer se apresuró a adelantar el congreso regional para evitar que Pedro Sánchez le prepare una candidatura alternativa, lo cual revela que tiene más miedo que vergüenza. No es de extrañar, pues desde que Pedro Sánchez dejó de ser su "hombre en Ferraz", Susana Díaz se ha equivocado en casi todo, especialmente en la decisión de posponer el enfrentamiento para que el efecto Sánchez se desinflara. Muy al contrario, el sanchismo ha empezado am ontar estructura en Andalucía. A la presidenta sólo le queda.

5) ¿Cuándo se formalizará la llegada de Sánchez?

Ha ganado las primarias, pero aún no ha sido proclamado, por lo que su cargo no será efectivo hasta el domingo 18 de junio, tras el congreso federal. Ese fin de semana nombrará a los miembros de su Ejecutiva (los delegados solo pueden votar a favor o abstenerse ante la propuesta del secretario general) y empezará a dirigir el partido. Su poder, avalado masivamente por la militancia, será muy superior al poder prestado y menguante de su anterior mandado socialista. Hasta el congreso federal seguirá mandando la gestora, pero las decisiones que deba tomar (como la sucesión de Antonio Hernando como portavoz) deberá ser como mínimo consensuadas con Sánchez.

6) ¿Cuáles serán las claves del congreso federal del PSOE?

Principalmente cuatro:

1) La capacidad de Sánchez de integrar a los derrotados y de los derrotados de ser integrados. Ese revelará el clima en el que vivirá el socialismo español los próximos años.

2) El debate territorial. ¿Puede el PSOE zanjar su 39 congreso sin fijar una posición consensuada en este campo? No.

3) Las consultas a la militancia. Como propuso Susana en su -seudoimprovisado- programa para las primarias, el partido debe establecer cuándo se consulta a la militancia. Teniendo en cuenta el antecedente de las estas primarias, fijar esas reglas es la única posibilidad de que el poder de Sánchez no sea absoluto.

4) La política de pactos. Esta fue la causa del desalojo de Sánchez de Ferraz durante el Comité Federal de los cuchillos largos. ¿Quién fijará a partir del 18 de junio la política de pactos?

7) ¿Cuál es la estrategia de Podemos con el nuevo PSOE?

Dos cosas son seguras en Podemos: la obsesión de Pablo Iglesias por matar al PSOE (de ahí que presentaran la moción de censura dos días antes y convocara una concentración -fracasada- la víspera) y su querencia porque Susana Díaz ganara las primarias. Si hubiera sido así, Podemos tendría el discurso hecho: "Susana es de derechas y la izquierda soy yo". Sin embargo, venció Sánchez con un discurso mucho más cercano a los populistas en el fondo y en la forma: Sánchez no sólo se ha reinventado (eufemismo) en sus propuestas ideológicas, también en sus formas, mucho más cercanas a las tácticas de la nueva política y a la gente joven. Por eso, Pablo Iglesias se ha apresurado a hacer una nueva propuesta envenenada a Sánchez: si tú presentas una moción de censura a Rajoy, nosotros retiramos la nuestra y te apoyamos. El abrazo del oso. En esto nada ha cambiado.

8) ¿Qué piensan en el Gobierno?

Es obvio que Sánchez no gusta en Moncloa, entre otras cosas porque "su programa consiste en que hay que echar a Rajoy" (este "echar" es sin "h", no como el del tuit del concejal de Podemos en Madrid Sánchez Mato, que escribió "hecharlos"). Además, solo hace falta ver cómo respondió Rajoy ayer a los periodistas que le preguntaron por Sánchez para darse cuenta que no le hace ninguna gracia. No le respeta ni como persona -se llevan muy mal- ni como político. La relación con Sánchez es muy difícil, más aún cuando en los últimos meses la interolución coni Javier Fernández ha sido excelente. Pero más allá de todo esto (que no es poco), en Moncloa consideran que "objetivamente nada cambia", pues una vez iniciada la legislatura el PSOE se está oponiendo a todo (excepto al techo de gasto). ¿Y en las cuestiones de Estado? "Confiemos que las siglas pesen más que el discurso". Esa es la clave.

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