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Diferencias y semejanzas: las conclusiones que nos deja la jornada electoral

Los resultados de las elecciones en Galicia y País Vasco dejaron a Ciudadanos y PSOE en una situación complicada y al PP con resultados dispares en ambas provincias

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Los resultados ofrecieron dos semejanzas - el bloqueo de Ciudadanos y de las expectativas de Albert Rivera, que no consiguió ningún escaño, y el desplome del PSOE- y dos diferencias, basadas en una drástica reafirmación de la mayoría absoluta del PP en Galicia frente a su pérdida de potencia en el País Vasco, y la preocupante caída del constitucionalismo en esa autonomía frente a su consolidación en Galicia.

El PP mantiene su potencia en Galicia frente a la bajada en Vitoria

Los resultados del PP en Galicia, con la revalidación de una solvente mayoría absoluta, la única que mantiene en toda España, contrastan con la bajada de un escaño en el País Vasco. Es cierto que las expectativas del candidato popular Alfonso Alonso en el Parlamento de Vitoria no eran las mejores

, y en Génova llegaron a manejar la idea de bajar de diez a siete escaños. Es cierto que Alonso ha mantenido el tipo arrebatando votos a Ciudadanos y perdiendo solo un asiento, pero objetivamente es una pérdida de representación. Nimia conforme a algunas expectativas, pero sin llegar a niveles que tuvo en otros comicios, especialmente en la provincia de Álava. Si los datos del PP se ponen en contraste con la hecatombe sufrida por los socialistas a manos de Podemos, Alonso podrá presumir al menos de haber cumplido y salir beneficiado del voto pragmático al que se llamó al votante de la derecha moderada ante el impulso que pretendía tener C’s. El empate a nueve escaños con el PSOE es revelador del enorme grado de desgaste de la marca socialista, de modo que el PP consigue a duras penas mantener una base social fidelizada en el País Vasco. Además, es probable que los votos de los populares sean relevantes para que Urkullu pueda revalidar una mayoría suficiente en su investidura. El hecho de que esta circunstancia pueda afectar a un movimiento telúrico en el PNV para reconducir su «no» a Rajoy hacia una abstención o un voto afirmativo en el Congreso será aún incierto. Pero sin duda se abre una puerta a condicionar un hipotético desbloqueo.

Sánchez buscará aferrarse a un imposible pese a su desplome

Las expectativas del PSOE eran demoledoras en Galicia y en el País Vasco, y los pronósticos se cumplieron con creces. El partido de Pedro Sánchez se vio superado por el populismo extremista de las marcas de Podemos en las dos autonomías, más allá de que en Galicia empataran a catorce escaños. No obstante, el PSOE fue superado por En Marea en unos 100.000 votos, confirmando el «sorpasso» que las encuestas internas del PSOE negaban días atrás. Resultará inevitable que en las próximas horas se realice una lectura en clave nacional de los resultados del Partido Socialista, en la medida en que su progresivo debilitamiento dificulta en extremo las opciones de Pedro Sánchez para intentar ser investido presidente del Gobierno y gobernar con 85 escaños. La debacle socialista fue lo más llamativo de la jornada electoral de ayer. Apenas hace cinco años, el País Vasco tenía un lendakari socialista. Desde hoy, dispondrá solo de nueve parlamentarios, que ni siquiera por sí mismos tienen por qué ser decisivos para posibilitar la reelección de Íñigo Urkullu. El PSOE ha alcanzado un nuevo suelo histórico, y más allá de que Pedro Sánchez pueda aferrarse a cualquier oportunidad para gobernar -ayer Pablo Iglesias volvió a reclamar un acuerdo urgente con el PSOE contra el PP-, difícilmente podrá afrontarlo. Dos factores podrán incidir en ello: por un lado, la evidencia de unos resultados pésimos que podrán rearmar a los barones territoriales socialistas críticos con la gestión y estrategia de Sánchez y, de otro, la pretensión del secretario general del PSOE de mantenerse como secretario general del PSOE en cualquier caso, para ganar tiempo y, llegado el supuesto, repetir como candidato en unas terceras elecciones generales.

Bloqueo de C's, que estanca las expectativas de Rivera

Ciudadanos tenía complicado entrar en ambos Parlamentos. Las encuestas apenas concedían opciones al partido de Albert Rivera, y si lograba acceder sería de modo residual, arrancándole algún escaño aislado al PP. No ha sido así, y ello permite interpretar que el estancamiento de C’s es evidente y que, en cierto modo, el PP ha conseguido que sus apelaciones al voto útil para evitar «sufragios basura» triunfen frente a la expectativa que se había generado Rivera de ejercer como bisagra decisiva, al menos en Galicia. El partido de Rivera ni siquiera tendrá una mínima representación simbólica, lo que afectará negativamente a su propósito de entrar y consolidarse poco a poco en todas las Cámaras territoriales. Con los resultados de ayer, son cinco los Parlamentos en los que carece de presencia, y parece inevitable que empiece a emerger la percepción de que C’s toca techo como partido con pretensiones de implantación en todo el territorio nacional. De hecho, en el País Vasco ni siquiera ha podido «conservar» el escaño que tuvo UPyD, y en Galicia la potencia de Núñez Feijóo ni siquiera dio opciones a Losada, considerada una candidata de un perfil bajo que no ha calado. Galicia ha huido de experimentos.

El constitucionalismo se desploma en el País Vasco de la mano de los socialistas

El fracaso del PSE-PSOE en el País Vasco, y la leve caída experimentada por el PP, han encendido las alarmas sobre la pérdida de identidad e influencia de los dos principales partidos constitucionalistas. Su caída en votos ha sido progresiva desde que Patxi López perdió la «Lendakaritza» a manos de Urkullu, que con una política de aparente moderación centrada en la recuperación económica y en la estabilización de una sociedad golpeada durante décadas por ETA, ha conseguido mantener una mayoría razonable que le permitirá gobernar sin grandes apuros. Nada hace pensar el retorno de esos tiempos pasados en los que, bajo la bandera de una defensa unánime de la unidad de España frente al soberanismo, PSOE y PP configuraron una mayoría constitucionalista en el País Vasco. La irrupción de Podemos en el Parlamento vasco con once escaños, dos por delante del PSOE, unida a una considerable caída de Bildu que no obstante le permite seguir siendo el segundo partido más votado, perfilan una Cámara de abrumadora mayoría nacionalista. El desgaste experimentado en toda España por populares y socialistas ha sido especialmente doloroso para ambos partidos en una comunidad en la que Urkullu ya ha anunciado una irreversible reivindicación de más cuotas de autogobierno. De momento, la presión al Estado no ha alcanzado el nivel de chantaje que se ha producido durante los últimos cinco años en Cataluña, pero se suceden las reivindicaciones de carácter territorial.

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