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Diez ideas para una nueva fiscalidad

Cada partido tiene una propuesta fiscal y presupuestaria diferente, pero los desafíos son comunes. El sistema enfrenta problemas como la homogeneización de los tributos regionales y conseguir que ingresos y gastos públicos alcancen el equilibrio

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1. Bajar la fiscalidad al trabajo

Las cotizaciones sociales en España son de las más altas de Europa, lo que afecta a trabajadores y a las empresas. Bruselas y la CEOE han sugerido bajarlas. Sin embargo, el déficit de la Seguridad Social provoca que sea complicado prescindir de sus ingresos.

2. Reducir el déficit público

Los ingresos públicos en España suponen el 38,6% de la economía, un 8% del PIB menos que la media de la Eurozona. Sin embargo, el gasto público (44,5%) también es más bajo que la media del euro en cinco puntos. Por ello, el sistema fiscal debe asegurar que los ingresos suban y el Gobierno deberá bajar el gasto en los próximos años. España es el tercer país de la UE tras Chipre y Portugal con un déficit público más alto.

3. Suavizar las desviaciones entre regiones

El último modelo de financiación y la crisis de ingresos de las comunidades autónomas ha ampliado en los últimos años las distancias fiscales entre regiones. Sucesiones, Patrimonio son dos de los tributos donde las diferencias son más notables.

4. Un sistema tributario más estable

Durante la bonanza económica, los ingresos públicos crecían a rebufo de la compraventa de viviendas. Las comunidades autónomas eran las que más dependían de estos ingresos, por lo que el derrumbe del sector impactó con más fuerza sobre sus cuentas. Por ello hay que asegurar una mayor predictibilidad del sistema y un mejor reparto de los impuestos entre administraciones.

5. Estabilidad presupuestaria

Cuanto mayor sea el déficit, mayor será la deuda pública, que en crisis ha pasado del 35% del PIB a casi el 100%. Por ello, normas como el control del déficit, del pasivo público o la contención de gasto deben evitar cometer errores del pasado.

6. Ampliar bases imponibles

El gran objetivo de la reforma fiscal fue ampliar las bases imponibles, es decir, que más ciudadanos y actividades paguen impuestos para evitar la concentración de la tributación sobre menos contribuyentes y servicios.

7. Luchar contra el fraude fiscal

España cuenta con una economía sumergida del 18% del PIB, según el índice internacional de Friedrich Schneider. Como denuncia la Organización de Inspectores de Hacienda, la Agencia Tributaria cuenta con menores recursos que sus homólogos en otros países. Además, el Fisco tiene el reto de reforzar sus controles ante las técnicas de ingeniería fiscal de las multinacionales y continuar endureciendo la lucha contra los paraísos fiscales, como marca la OCDE.

8. Bajar la presión fiscal sobre las clases medias

Tres de cada cuatro contribuyentes del Impuesto sobre la Renta declaran cobrar menos de 24.000 euros, según las últimas estadísticas de 2013 del IRPF. Es decir, los mayores contribuyentes del tributo son las clases medias y bajas. Por ello un reto del sistema es diversificar el origen de su carga fiscal.

9. Impuestos que contribuyan al crecimiento

Además de cuadrar las cuentas, el sistema tributario debe asegurar el crecimiento de la economía española y corregir sus desequilibrios, priorizando actividades como la innovación y asegurando la competitividad de las empresas y los empleados.

10. Garantizar la equidad y progresividad

El 86,7% de los españoles cree que el sistema tributario no es justo, según el último barómetro sobre política fiscal publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El sistema fiscal debe garantizar que pague más los contribuyentes que más tienen para repartir la riqueza.

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