La desaladora de Torrevieja es la planta más grande de ósmosis inversa de Europa y la segunda del mundo
La desaladora de Torrevieja es la planta más grande de ósmosis inversa de Europa y la segunda del mundo - J. C. S.

La desaladora de Torrevieja precisa ahora 20 millones de euros más para su pleno rendimiento

La planta dispara sus sobrecostes: la última sorpresa es que necesita una línea eléctrica que le suministre suficiente potencia para funcionar al cien por cien

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Los cálculos realizados en su día por la ministra socialista Cristina Narbona para justificar su sueño casi idílico de la desalación para abastecer toda la zona mediterránea del sureste de agua -desterrando los trasvases- se han derrumbado, y en un lustro la factura energética se disparó un 65% entre 2007 y 2012. La última sorpresa es que hacen falta otros 20 millones de euros para una línea eléctrica que proporcione potencia suficiente para funcionar a pleno rendimiento a la planta desalinizadora de Torrevieja, la más grande de ósmosis inversa de Europa -segunda del mundo- y estrella del Plan AGUA.

Si la investigación del caso Acuamed por las «mordidas» pagadas -al tiempo que se inflaban los presupuestos- hizo escandaloso el sobrecoste de 38,7 millones de euros sobre los 214,9 previstos para la desaladora de Torrevieja, ahora se acumulan los gastos que convierten el agua que produce en prohibitiva para los regantes y pronto un artículo de lujo para las familias, unos tres millones de personas en temporada turística alta.

«Con precios de la energía en 2012 muy superiores a los que se aplicaron en los cálculos de los proyectos de las plantas desalinizadoras hacia 2006, el incremento de los costes de producción ha sido notable», señala Alberto del Villar García, del departamento de Economía y Dirección de Empresas de la Universidad de Alcalá. «Esta situación pone de manifiesto la especial vulnerabilidad de estas actuaciones frente a la energía», dado que cualquier subida de tarifas de la luz «multiplica» el gasto en la desalación, lo que representa «un lastre» para los sistemas productivos de estas regiones, según este experto, que concluye que «la elevada volatilidad de los precios energéticos pone en evidencia los errores de diseño» a mediados de la pasada década.

Línea de luz

Este factor un tanto imprevisible del coste de la electricidad, junto con el más estable pero no menos oneroso mantenimiento y conservación de las instalaciones, eleva la factura a 56,8 millones de euros anuales.

«Es una macrodesaladora que hicieron para suprimir el trasvase del Tajo, y eso es una atrocidad. Ahora se le está trayendo una línea de luz para que pueda funcionar que va a costar más que medio trasvase del río Tajo», se lamenta Eladio Aniorte, presidente de Asaja-Jóvenes Agricultores en Alicante, quien subraya que a casi un euro de precio el metro cúbico, en el campo no pueden regar, cuando abonaban 10 céntimos por el caudal trasvasado. Hasta ahora, han ido tirando con una parte subvencionada del agua desalada, para pagar entre 30 y 40 céntimos, pero saben que desde Europa no van a permitir que se siga financiando así.

Agua insuficiente

El volumen de los trasvases actuales también resulta insuficiente. «Esto va a explotar, porque de cada 20 hectómetros que se transfieren al Segura, 12 son para beber», añade Aniorte, que también pone el acento en que «cada año se envían 7.000 hectómetros cúbicos del Tajo a Portugal y en los ríos hay agua suficiente para regar diez veces la superficie del territorio español». En virtud del convenio de Albufeira, se deben transferir 2.700 hectómetros, pero en Castilla-La Mancha se «abre el grifo» más para dejar los pantanos de la cabecera del Tajo escasos de reservas y justificar así el fin de los trasvases, según denuncian los alicantinos.

La capacidad global de la desaladora de Torrevieja se queda en 80 hectómetros cúbicos anuales -con la proyectada ampliación podría llegar hasta 120-, mientras que el déficit hídrico evaluado para la cuenca del Segura triplica ese volumen. Si hay que abastecer a unos tres millones de personas en verano, con prioridad, además, parece lógico que en el campo alicantino y murciano no se muestren entusiasmados con la desalación.Ese malestar podría extenderse al medio urbano, ya que la incidencia de las tarifas eléctricas en el coste de la desalación ya ha provocado subidas del recibo del agua en los hogares abastecidos por esta vía a través de la Mancomunidad de Canales del Taibilla.

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