Curri Valenzuela - Chispas

Demasiado tarde para Rita

La sentencia del caso Nóos concede una victoria póstuma a la exalcaldesa al negar la trama valenciana

Curri Valenzuela
Madrid Actualizado: Guardar
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En intervenciones públicas y en conversaciones informales Rita Barberá narró muchas veces como en su momento le pareció natural que una empresa municipal que se ocupaba de promover eventos deportivos contratara a Diego Torres e Iñaki Urdangarín, que por entonces era vicepresidente del COI, para que organizaran aquellos Valencia Summit que llevaron a la ciudad a destacadas figuras del deporte. «Las jornadas fueron un éxito, las facturas que no estaban en regla se devolvieron y, ¿cómo se calcula lo que cuesta que Rafa Nadal participe durante tres días en un evento?», preguntaba cuando todavía no había caído en desgracia aquella mujer que este viernes se hubiera llevado una gran alegría de no haber muerto hace dos meses y medio.

La sentencia del caso Nóos que absuelve a su vicealcalde, Alfonso Grau, y otros cuatro altos cargos de las Ciudad de las Artes y de las Ciencias, niega la existencia de una trama valenciana en ese asunto.

Ni malversación, ni prevaricación, ni tráfico de influencias. Las tres ediciones del Valencia Summit cumplieron los objetivos propuestos. La inversión fue recuperada. Aunque Barberá no fue procesada como sus subordinados, una vez que la instrucción comprobó que ni conocía a Torres y Urdangarín ni había intervenido en sus contratos, está claro que concede una victoria póstuma a la alcaldesa al exonerarla de la más grave de las acusaciones que pesan sobre su equipo.

El PP valenciano salió ayer en tromba a criticar a los líderes del PSOE valenciano y de Comprimís por haber llevado a cabo la campaña contra la exalcaldesa por esta cuestión. Con toda la razón, porque los socialistas fueron incluso acusación particular en el caso. La nueva lideresa popular regional, Isabel Boning, aprovechó la ocasión para reivindicar la figura de Rita Barberá. Ahí se pasó tres pueblos. En sus últimas semanas, cuando se sentía enferma, sola y abandonada por muchos de sus compañeros de partido, culpaba de gran parte de sus males a quien ahora la defiende. «¡Si la promocioné yo!», se lamentó cuando los populares valencianos se sumaron a toda su oposición para pedirle el acta de senadora.

Boning asistió al funeral de su antigua jefa casi de incógnito; no se atrevió a acercarse a la familia de la finada para darle el pésame. En Madrid, el vicesecretario Javier Maroto se quejó de su falta de «dignidad y ejemplaridad». Y aunque el PP nacional ahora le rinde homenaje, este es el momento de recordar que a Rita no le partieron el corazón sus adversarios políticos, sino los suyos.

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