Mayte Alcaraz

Debate de guantazo blanco

Mayte Alcaraz
Madrid Actualizado: Guardar
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Ayer hubo un vencedor en el debate de hora y media de tuteo en el PSOE: Podemos. Me imagino a Pablo Iglesias y Ramón Espinar frente a una diabólica coca-cola disfrutando de su gran obra: la fractura insalvable en el partido que acariciaron demoler. El veneno que intercambiaron Susana Díaz y Pedro Sánchez hubiera matado a un caballo. Y mucho peor que eso es saber que lo que allí se ventilaba no era un enfrentamiento de personas, de caras, de vanidades, sino de modelo de partido. Ni en el mejor de los sueños de Iglesias pudo atisbar una obra tan perfecta: el partido que más años ha gobernado España, roto como un trasto viejo mientras el populismo más impostado de Europa tiene el mando a distancia de la izquierda.

Y no solo metafóricamente hablando.

Pedro Sánchez hizo ayer -precisamente el día que se cumplía el sexto aniversario del 15-M- de líder de su Podemos particular. Para él Susana Díaz es su Rajoy y Patxi López el Rivera de turno. Unos derechosos todos. La primera porque apoyó la abstención del PP de verdad y el otro porque no dimitió. El exlíder socialista paró su reloj descacharrado en la segunda subida al trono del presidente del PP pero sigue ocultando que el aparato no funcionaba desde que sacralizó su papel de perdedor. Fiar la virtualidad de tu discurso a tu condición de mártir de una presunta conspiración de poderosos para dejar que Rajoy volviera a gobernar era tanto como pasarle una chuleta a tu contrincante en unas oposiciones. A ver quién tuvo la culpa de que el malvado Rajoy se apalancara en La Moncloa sino Sánchez y su inexplicable insistencia en convertir al PSOE en un partido marginal, cual bayeta de Podemos.

Aunque el ejercicio democrático de ayer en Ferraz sea meritorio no tengo claro que hacer un debate un lunes de labor (solo en la capital de España era fiesta) a las doce de la mañana sea el mejor ejemplo de transparencia ante las bases. El 22 de mayo nadie hablará de este encuentro pero sí de las señales de los guantazos en la cara, que también se le escaparon al conciliador Patxi López. El vencedor del domingo no ganará para tiritas.

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