El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz - EFE

A la caza de «Corleone - Señor X - Nixon español»

Los independentistas vapulean a Fernández Díaz liderados por un PSOE que pinta Interior como una mafia

Madrid Actualizado: Guardar
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Algún sentido debe de tener que Podemos no firmara la propuesta de investigar en el Congreso al ministro del Interior ni se lanzara políticamente a la yugular de Jorge Fernández Díaz, sino que dejara esa tarea al PSOE, que ejecutó el papel con creces. A la altura de ERC y de la antigua Convergencia. Al término del debate, el propio ministro no dudo en acusar a los socialistas de estar haciendo «el trabajo sucio a los independentistas», poniendo así en evidencia la necesidad que tiene Pedro Sánchez de ganarse el favor de los diputados soberanistas si continúa en su empeño de ensayar otra investidura.

Con el rechazo único del PP y de su aliado navarro UPN, la Cámara baja acordó ayer crear una comisión que abordará la presumible «utilización partidaria» del Ministerio por parte de su titular, que en plena campaña electoral previa al 26-J se vio comprometido por la difusión de unas grabaciones en su propio despacho.

En ellas parecía conspirar contra dirigentes independentistas catalanes en conversación con el entonces jefe de la Agencia Anticorrupción catalana, Daniel de Alfonso. De echar a andar -porque la convocatoria de nuevas elecciones y la disolución de las cortes el 30 de octubre lo impedirían- esta comisión será la primera en el parlamento en 12 años, tras la del 11-M que se celebró en 2004.

Si aquella fue una investigación aprobada por unanimidad, la de ayer tuvo mucho de caza presidida por un espíritu muy parecido a la revancha y una evidente sobreactuación. Desde el PSOE, su portavoz de Interior, Antonio Trevín, dibujó un comportamiento de tintes mafiosos en el ministerio, a cuyo titular culpó de haber creado «una policía política» al estilo «de los cuerpos policiales de antiguos países comunistas o repúblicas bananeras», por no hablar del régimen franquista que también salió a relucir, para así «tapar al correligionario popular» y «fortificar sus posiciones partidistas».

Obligado a intentar ir más allá en una sesión que cobró el ritmo de un show televisivo de Donald Trump, el representante de ERC, Gabriel Rufián, elevó el tono grueso al describir que Fernández Díaz había pasado «de dar pena a dar asco» y al declamar un infinito «ya vale de señor X», «de pasar vergüenza ajena, de Vitos Corleones sin honor...». En la tribuna sacó su iPad y reprodujo unos segundos de las escuchas al ministro con imágenes, todo ello para sentenciar que su opción independentista -«esto va de gente decente contra gente indecente» dijo- vencerá: «Yo si les quiero ganar una guerra 80 años después en la trinchera de una comisión de investigación». Tras él, la intervención del portavoz de la antigua CiU, hoy encuadrada en el Grupo Mixto, Francesc Homs, palideció.

En su defensa de la actuación del ministro, el diputado del PP y presidente de la comisión de Interior, Rafael Merino, no dudó en subrayar la desfachatez de los independentistas envueltos hoy en un rosario de ilegalidades judicializadas, Al tiempo, les acusó de estar insultando «la profesionalidad y la honorabilidad» de la policía nacional, guardia civil, jueces y fiscales, al estarles imputando «prácticas que en nada se corresponden con la realidad». Pero el reproche mayor del representante popular fue contra el PSOE, personalizado en su líder, Pedro Sánchez, al que atribuyó un gusto particular «por vivir jornadas históricas» y por «revisar cosas que se han producido en otras legislaturas» y al que interrogó doblemente sobre si su empeño con esta comisión de investigación era el de tapar la «jornada histórica» del pasado domingo -debacle electoral socialista en Galicia y el País Vasco- y sobre, si en su afán revisionista, respaldaría igualmente una comisión sobre los GAL.

A lo largo de la discusión quedaron en el aire muchas preguntas objetivas que están por despejar. Quién realizó las grabaciones en el despacho del ministro. Quién las difundió en plena campaña electoral. Si Jorge Fernández Díaz conocía esas prácticas y si era costumbre o no. Si Mariano Rajoy estaba al tanto de esas conversaciones en las que presuntamente se trataba de buscar material para acorralar a los independentistas.

Rafael Merino recordó que la fiscalía del tribunal supremo ha despreciado todas las denuncias interpuestas al respecto al no encontrar indicios de delito en el ministro. El nombre del PNV, su diputado Mikel Legarda desveló en el último minuto el voto de su grupo a favor de esta comisión justificándolo en la existencia de estás y otras «presunciones racionales que requieren un pronto y claro esclarecimiento». Desde Ciudadanos, Miguel Gutiérrez, enumeró cuatro razones para el «sí» de su formación, entre las que citó que cualquier explicación del ministro sobre lo sucedido «sólo arroja más oscuridad y dudas».

A priori este hubiera sido un escenario de lucimiento para Podemos, pero optaron por un perfil de corte bajo. Íñigo Errejón retrató a Fernández Díaz como «posiblemente el personaje más siniestro del gobierno» y glosó su trayectoria al frente de Interior con ánimo ridiculizante, incluida la apreciación de que la supuesta «policía política» que habría promovido el PP se le antojaba «un híbrido entre la Stasi y Torrente». Errejón reservó cuatro minutos de descuento para su compañero Xavier Domenech y su ocurrencia a medida de Twitter: «estamos ante el Watergate español. Hay que hacer un impeachment para echar al Richar Nixon español».

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