David Gistau - Acotaciones de un oyente

Un ser bicéfalo

David Gistau
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Hay algo armónico, coreográfico, en la fusión Iglesias/Montero. Me ocurre con ellos lo que a los totonacas según Bernal, que al combatir a los conquistadores creían que hombre y caballo constituían un solo ser. De igual forma, Iglesias/Montero es una criatura bicéfala en la que ambas mitades lo hacen todo al mismo tiempo, tal vez con un instante de retraso una de ellas. Si, por ejemplo, Iglesias rota la cabeza para demostrar interés por lo que Garzón dice detrás de él, Montero rota también la suya e imposta la misma expresión. Así todo. La nueva cúpula podemita es un ecosistema simbiótico de una compenetración que no es posible ver ni en el lactante y su madre. Cuando Iglesias y Montero se alejan el uno del otro debe de producirse un sonido de velcro.

Errejón, por su parte, ha caído hasta la fila de escaños inmediatamente superior: insisto en que en el parlamento se cae hacia arriba. Me asombra su capacidad de soportar humillaciones y derrotas con tal de seguir aferrado a algo. En eso es muy vieja política. Ayer tuvo su momento de protagonismo contra Dastis, que es un parlamentario pésimo: espeso, dubitativo, mecánico, agarrado al folio como si tuviera pavor a la improvisación. Técnicamente, Errejón lo destrozó. Por más que su discurso sobre la visita de Macri fuera una arenga kirchnerista, de resonancias montoneras, que parecía pensada para inflamar a las juventudes de la Cámpora hasta en la promesa final de volver a asaltar el poder perdido. Qué fascinaciones más diferentes nos ha provocado Buenos Aires a Errejón y a mí.

Justo antes de la soflama montonera de Errejón, Garzón desempolvó, a cuento de las bases, una superstición antiamericana directamente importada de los años ochenta. La coincidencia fue interesante porque esbozó la visión del mundo, de lo exterior, que se cobija dentro de esta supuesta nueva política. Es anacrónica y bipolar, no ha evolucionado desde la Guerra Fría, está paralizada en los tiempos en los que Iberoamérica era el "patio trasero" redimido por románticos guerrilleros y USA era motejado de Satán en las manifestaciones. Trump es un buen catalizador/pretexto de esa visión regresiva que ya hace cuarenta años era un error de índole gramsciana. Por supuesto, Garzón aprovechó para criticar preventivamente el aumento hasta el 2% del gasto en defensa pedido en el contexto de la UE. Luego se caerá un avión chatarra de los que se usan por la precariedad presupuestaria y hará demagogia con los muertos.

Iglesias, muy en modo La Sexta, ametralló a Rajoy con los innumerables casos de corrupción del PP. No entiendo muy bien la insistencia con el exministro Soria. ¿Pretenden que Rajoy vuelva a nombrarlo sólo para poder cesarlo con escarnio? De todo modo, el presidente del gobierno hizo una floja defensa argumental ante la evidente gangrena corrupta de su partido. Incluso cuando llamó Robespierre a Iglesias. A las preguntas sobre corrupción, Rajoy responde diciendo que España es un gran país, como si preocuparse por la corrupción fuera propio de traidores que niegan esto. Más traidor será siempre el que corrompió el servicio público.

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