Mujer prácticando tiro, cubierta por un velo
Mujer prácticando tiro, cubierta por un velo - abc

Las esclavas españolas de la yihad

Los servicios de Inteligencia constatan una mayor implicación de ellas en labores de captación y adoctrinamiento

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Los expertos creen que al menos quince mujeres procedentes de España pueden encontrarse en los territorios de Siria e Irak controlados por los bárbaros de Estado Islámico (EI). La mayoría de ellas, entre las que figuran menores, forman parte de algún harén, ejerciendo como esclavas sexuales. Otras, las menos, están condenadas a colocarse un cinturón repleto de explosivos para inmolarse en un atentado, nunca en primera línea de combate.

Ante este dramático horizonte, ¿por qué entonces, a partir de 2013, en España, como en otros países occidentales, ha crecido considerablemente el número de muchachas reclutadas con destino al califato? En parte, porque mediante una perversa pero eficaz campaña propagandística, a través de las redes sociales y de las plataformas mediáticas que maneja la yihad global, ha calado en ellas el mensaje de que se convertirán en «guerreras yihadistas» o esposas privilegiadas de algún muyahidin.

Raja el Aasemy, de 18 años, fue detenida el pasado 5 de septiembre en Gandía cuando ultimaba su viaje a Siria, pero antes había desarrollado una intensa labor de captación de muchachas. Lo mismo que la joven de 19 años arrestada en Figueras dos días después. Efectivamente, en los últimos años los Servicios de Información han constatado un creciente número de mujeres atraídas por EI para desplazarse a Siria e Irak. Pero, paralelamente, se aprecia una mayor implicación en labores de proselitismo. Y no solo para captar muchachas, sino también hombres. «Los líderes islamistas han comprobado la capacidad de seducción de las mujeres para reclutar».

Es el único rol activo que les otorgan porque, fuera de ello, las que lleguen al califato serán adscritas a un harén. «EI tiene necesidad de colonizar su califato, porque los sirios o iraquíes que no se someten huyen si antes no son eliminados», comentan fuentes policiales. Sólo alguna afortunada será elegida para ejercer como profesora, médica... Pero siempre será la excepción. Porque la inmensa mayoría que arriban a las zonas controladas por el autodenominado Estado Islámico tienen como cometido garantizar la procreación y dar reposo al combatiente, a quien ya le habían prometido en el momento del reclutamiento una vida de fieles esposas.

De las cerca de 4.000 personas que se habrían desplazado al autoproclamado califato islámico, desde Europa Occidental, 550 serían mujeres, según el Instituto para el Diálogo Estratégico. Esto es, el 13,75 por ciento. En España, los expertos sitúan el porcentaje en el 10 por ciento, aproximadamente. Es decir, de las 150 personas que han salido de nuestro país y permanecen actualmente en Siria e Irak, al menos quince serían mujeres. Otros medios de la lucha antiterrorista, sin embargo, están convencidos de que son más. «Veinte, una treintena quizá...», porque también hay que contar aquellas muchachas de otra nacionalidad, fundamentalmente marroquíes, enviadas a Siria e Irak desde España.

Las españolas que caen en las garras de EI no tienen un perfil específico. Si bien, como recoge un informe del Instituto Elcano, su edad está entre los 14 y los 32 años. A diferencia de los varones, la mayoría son solteras, y descendientes de inmigrantes.

El 4 de agosto de 2014 la opinión pública se sobresaltó al conocer que una joven de 19 años y su discípula, una niña de 16, habían sido detenidas en la frontera de Melilla cuando iban a cruzar a Marruecos con destino a Siria. Pero en los Servicios de Inteligencia las luces de alerta ya se habían encendido antes, porque varias españolas, con menor fortuna, ya estaban cautivas, en las garras del bárbaro Estado Islámico.

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